Peligro en la Península de Valdés: el acoso de las gaviotas afecta la supervivencia de las crías de ballena

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Una ballena sale a la superficie en Península Valdés. (Foto: Reuters)

Los persistentes ataques que sufren las ballenas francas australes en aguas argentinas por el acoso de las gaviotas que se alimentan de la piel y la grasa de estos animales, es una problemática que escala con fuerza en la Península Valdés, en la provincia de Chubut.

Una investigación desarrollada por el Instituto de Conservación de Ballenas basada en el análisis de 594 ballenas foto-identificadas en el año de su nacimiento, mostró una disminución de la supervivencia de las crías debido a la gravedad de las heridas causadas por las gaviotas.

“Las gaviotas cocineras (Larus dominicanus) ocasionan heridas de diversos tamaños cuando las ballenas salen a la superficie. Los ataques se definen como micropredación, porque al igual que los mosquitos que se alimentan de la sangre de sus presas sin matarlas, las gaviotas van tomando porciones de piel y grasa de las ballenas sin causarles la muerte inmediata”, detalla el informe.
Una gaviota ataca a una ballena en aguas argentinas. (Foto: Nicolás Lewin / ICB)
Una gaviota ataca a una ballena en aguas argentinas. (Foto: Nicolás Lewin / ICB)

Durante su estadía en Península Valdés, las hembras dedican la mayor parte del tiempo a descansar y amamantar a sus crías recién nacidas, valiéndose de sus reservas energéticas para sobrevivir y producir leche. Los picotazos de las gaviotas interrumpen estas actividades y provocan un incremento en la frecuencia de actividades de alta demanda energética, como nadar a mayores velocidades.

Así, el estrés fisiológico provocado por las lesiones podría estar contribuyendo a la muerte de crías en esta población. Después de 30 años de monitoreos sistemáticos y a través del análisis de fotos tomadas durante los relevamientos aéreos, investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas determinaron que el porcentaje de madres y crías con lesiones causadas por gaviotas aumentó del 2% en la década de 1970 al 99% en la década de 2000.

En un principio, los ataques se focalizaban principalmente en las madres y rara vez en las crías. Luego, los ballenatos recién nacidos se convirtieron en el principal objetivo, registrándose un aumento de la gravedad y tamaño de las heridas ocasionadas.

“Es probable que este cambio se deba a que los adultos adoptaron estrategias comportamentales evasivas, como por ejemplo la posición de galeón (con la espalda arqueada en forma de U) o la respiración oblicua, y por ese motivo las gaviotas comenzaron a dirigir sus ataques a las crías, que permanecen más tiempo en superficie y con menos experiencia en técnicas evasivas”, explicaron los investigadores.

Una ballena sale a la superficie en Península Valdés. (Foto: Reuters)
Una ballena sale a la superficie en Península Valdés. (Foto: Reuters)
Fuente TN

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