Podría calificarse de una medida irresponsable. Una postura que prioriza al show por sobre todos los riesgos. A pesar de la crisis mundial que genera la pandemia del coronavirus, en algunos países el fútbol continúa su desarrollo como si nada pasara.
El caso más llamativo es el de Bielorrusia, que a pesar de su escaso nivel profesional y las limitadas participaciones internacionales, el campeonato comenzó el fin de semana pasado con la presencia de público en sus estadios.
Mientras el resto del planeta suspendió momentáneamente sus actividades deportivas por la pandemia del coronavirus, en la Premier League de Bielorrusia los compromisos se disputaron sin ningún temor al contagio.
El domingo pasado concluyó la jornada inicial con los triunfos de Slutsk (3-1 ante Slavia) y Minsk (3-1 contra Belshina). Lo llamativo es que el fútbol de Bielorrusia intenta progresar con inversiones económicas millonarias. Un ejemplo de ello se remite al antecedente cercano del Dinamo Brest, que en 2018 había contratado a Diego Maradona para potenciar a sus jugadores y promocionar al club que se fundó en la década del sesenta.
En sus últimos informes, el Estado Nacional había comunicado que en su región había 76 infectados por el virus COVID-19; pero como todavía no cuentan con víctimas fatales la pelota sigue girando.
Una situación similar a la que ocurre en Nicaragua, donde el pasado domingo se disputaron dos partidos correspondientes al Clausura (Deportivo Las Sábanas 1-1 Chinandega y Managua 4-2 Juventus). En la misma sintonía, Turquía suspendió el fútbol de la primera división (Superliga), pero le dio continuidad al ascenso con la victoria del Ankara Demirspor frente al Elazıgspor (3 a 0).
Finalmente, en Australia se jugó la final del torneo femenino en un duelo que consagró al Melbourne City, ya que la entidad que es de los mismos dueños del Manchester City de Inglaterra y el New York City de la MLS se impuso por la mínima diferencia frente al Sydney. A pesar del juego a puertas cerradas, unas 500 personas observaron el choque en el estadio. Todavía en algunos sectores del planeta se cree que el show debe continuar. Aunque el precio se pague con muertos.