El candidato presidencial Sebastián Piñera, apeló en el cierre de campaña a la unidad y a las clases medias, mientras que su principal rival de centroizquierda, Alejandro Guillier, reivindicó el legado de la socialista Michelle Bachelet.
Ambos candidatos son los mejor situados en los comicios de este domingo para un eventual balotaje, el 17 de diciembre, ya que es poco probable, dada la fragmentación entre los ocho aspirantes a la presidencia, conseguir el 50% de los votos necesarios para proclamarse vencedor en la primera vuelta.
«Quiero ser el presidente de la unidad, de la clase media, de los niños y de los adultos mayores, de las regiones y del mundo rural», dijo Piñera, que lidera los sondeos con un 34,5%.
Rodeado de su esposa Cecilia Morel, sus cuatro hijos, sus nietos, alcaldes y representantes del Movimiento Chile Vamos –un conglomerado de 4 partidos de derecha–, Piñera prometió crear elministerio de la Familia y el Desarrollo Social y una Red Clase Media Protegida para convertir a Chile en un país «mejor para nacer, crecer, educarse, trabajar, formar familia y envejecer».
«Da la impresión que, a veces, en la política chilena sobran las izquierdas y las derechas y falta profundidad y altura», dijo el expresidente (2010-2014) que busca sacudirse la etiqueta de gobernar para los más ricos, como él, que tiene una fortuna de u$s 2.700 millones, según Forbes.
Varios centenares de entusiastas seguidores vestidos de rojo se dieron cita en el parque fluvialRenato Poblete, a orillas del río Mapocho que atraviesa la capital chilena, en una escenificación donde no faltó la música ni los fuegos artificiales.
Con el lema «Tiempos mejores», el empresario hecho a sí mismo pidió el apoyo para su misión de«transformar Chile en un país desarrollado, con oportunidades para todos y sin pobreza para nadie».
Por eso, pidió a los chilenos a elegir entre «el cambio positivo o la continuidad frustrante», que a su juicio representa Guillier.
A escasas cuadras de La Moneda, la sede de la presidencia chilena, Guillier defendió, ante unas 13.000 personas, el legado de Bachelet, en particular, las reformas sociales impulsadas por la mandataria.
«La historia demostrará que se tomaron las decisiones correctas», dijo el candidato en un discurso seguido desde el escenario por varios de los ministros del actual gobierno.
Guillier -con 15,4% de intención de voto- reiteró su promesa de que si llega al poder profundizará la reforma educativa instaurada por la socialista extendiendo la gratuidad en educación superior a unos 450.000 estudiantes (un 70%), desde los 260.000 jóvenes beneficiados tras la puesta en marcha de la reforma.
También prometió que avanzará en el proceso de reforma de la actual Constitución -heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990)- y eliminará la ley del cobre que vierte millonarias sumas a las arcas de las Fuerzas Armadas.
«Quiero decir a la derecha que nuestros pueblos originarios no son terroristas», espetó el senador por Antofagasta, aludiendo a uno de los temas más sensibles de la actualidad en el país por la lucha de las comunidades mapuches para recuperar sus tierras ancestrales.
«Votaremos a Guillier por amor a Bachelet», se transformó en el canto más repetido de la noche, mientras desde el escenario los presentadores del evento repetían la importancia de votar y así vencer el fantasma de la abstención que sobrevuela la elección, de voto voluntario.
La tercera candidata en liza con 8,5% de las preferencias, Beatriz Sánchez, del Frente Amplio (izquierda radical), eligió Concepción para cerrar su campaña.
«Nos van a decir mil veces que no se puede y yo voy a estar ahí para decir que sí se pueden cambiar las cosas», dijo Sánchez en un tranquilo acto de cierre por las calles de Concepción, donde se formó como periodista, profesión que ejerció hasta mediados de año para lanzarse a la campaña electoral.
El domingo, 14,3 millones de chilenos están convocados a las urnas para elegir presidente y renovar el Parlamento.
Ámbito