Luego de la derrota en las PASO, el Gobierno se apuró a implementar una serie de medidas para inyectar dinero en los bolsillos. Sin embargo, a pocos días de la elección legislativa del 14 de noviembre, según analistas y consultoras, el impacto en los niveles de consumo fue muy limitado en un contexto de caída de ingresos, aumento de la brecha cambiaria, inflación e incertidumbre económica.
“Lo que vemos en general es que post PASO hubo cierta recuperación de los salarios reales y particularmente de la actividad, pero desde niveles muy bajos. Ello habría incidido positivamente en los ingresos. No obstante, no estamos viendo gran incidencia en el margen en un avance en el consumo (sí obviamente con respecto a los valores de un año atrás) por el aumento de la incertidumbre y la necesidad de usar los recursos adicionales en reducir deudas o incrementar el ahorro”, dijo a Infobae Sebastián Menescaldi, de la consultora EcoGo.
Una de las posibilidades es que la reactivación del consumo se pueda observar en los últimos meses del año, cuando habitualmente hay un aumento del consumo por las fiestas y previo a las vacaciones. “Algo se podría ver, pero dependerá de la estabilidad económica. Por otro lado, la mejora es por la recuperación de la economía, por el levantamiento de restricciones y no tanto por las medidas impulsadas por el Gobierno dado que su peso finalmente fue de solamente 0,3% del PIB”, detalló Menescaldi.
Desde las PASO hasta ahora, entre otras medidas, se oficializó el aumento del salario mínimo vital y móvil (que también se refleja en los planes sociales), la suba del monto de exención para el Impuesto a las Ganancias, complemento para las asignaciones familiares, la extensión del Repro II, créditos a tasa cero para monotributistas, la eliminación de las retenciones a exportaciones de servicios. Además, se avanzó con el congelamiento de precios de más de 1.400 productos de la canasta básica, aunque sin el consenso de gran parte de las empresas.
Con todo, las medidas no alcanzaron para tener un impacto relevante en los números del consumo, donde la evolución no es homogénea: en el caso del consumo masivo -alimentos, bebidas, productos de higiene y limpieza- se da una mayor recuperación en las grandes cadenas y mayoristas que en el resto de los canales.
Según datos de la consultora Scentia, especializada en relevamientos de ventas en supermercados y comercios de cercanía, el acumulado de ventas a septiembre de este año fue 4,7% negativo y pronostica que el cierre del año estará entre 2% o 3% negativo. “Los adelantos semanales de los datos de octubre, de los supermercados, vienen parecidos a septiembre. El año fue complicado y aunque se compara con bases muy bajas de todos modos tendría un cierre negativo por sexto año consecutivo”, contó Osvaldo Del Río, presidente de la consultora.
“El consumo está teniendo diferentes comportamientos. Para el caso de las ventas minoristas tradicionales multirrubro se encuentra en crecimiento interanual y estacionalizado. En el caso de consumo masivo los grandes ganadores son grandes cadenas y mayoristas. Los grandes perdedores autoservicios nacionales, chinos, pequeños almacenes entre otros a los cuales el congelamiento de precio los perjudica al no poder acceder a esos precios en sus puntos de venta”, explicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market.
“Para el último trimestre del año tenemos una perspectiva de crecimiento del consumo privado del 3,8%. La inflación erosiona el poder adquisitivo de los ingresos de los argentinos y ha crecido el crédito entre los hogares, para aprovechar cuotas sin interés en el actual contexto. Es todo un síntoma que los refuerzos en paritaria no alcanzaron. Ni que hablar para los fuera de convenio o trabajadores no registrados que pierden hasta 20 puntos respecto de la inflación interanual”, agregó Di Pace.
Los datos de la consultora Nielsen muestran que durante septiembre y octubre hubo un recuperación con respecto al año anterior, donde la base de comparación es muy baja, pero la tendencia sigue siendo similar a los últimos cinco meses. La recuperación, según explicaron, está más vinculada a una apertura de las distintas actividades que a las medidas oficiales de las últimas semanas.
“Todavía no vemos cambios, por ejemplo, en relación a los precios congelados. Las experiencias previas nos dicen que los productos que estaban dentro del programa de precios anterior llegaron a representar el 10% de la facturación de las cadenas”, dijo a Infobae Martín Estevez, customer success lead Cono Sur de Nielsen.
«El año puede terminar cerca de los niveles de consumo de 2019, pero la recuperación termina siendo muy heterogénea. Si tomamos los niveles de 2021 y los comparamos a más largo plazo, vemos que el consumo por habitantese estancó a partir de 2006″, agregó.
En cuanto a los hábitos de consumo que se incorporaron en los últimos años, Estévez destacó que hay varios tipos de consumidores: los que restringieron su consumo por menores ingresos por la pandemia, los que ya venían históricamente cayendo, los que lo hicieron por temor o cautela y los que pueden consumir sin restricciones. Este último grupo explica que las marcas premium se estén recuperando en algunas categorías (como bebidas) y que las segundas marcas tengan algo menos de preponderancia con respecto al año anterior.