Siete policías de Infantería fueron pasados a disponibilidad y sometidos a un proceso penal por darle una feroz paliza con un rebenque a un joven que volvía a su casa después de comprar carne, en la zona rural de la localidad de Andresito, en Misiones. Lo acusaban de haber violando la cuarentena obligatoria establecida para frenar el avance del coronavirus.
Además de azotarlo, los policías le secuestraron la motocicleta y lo obligaron a caminar trece kilómetros para retornar a su hogar.
Antes de ello obligaron al joven y a un amigo a realizar 20 flexiones de brazos mientras se burlaban y los tildaban de mentirosos. Al parecer uno de los chicos les dijo algo a los policías que los llegó a herir e inmediatamente sacaron a relucir un rebenque con el que castigaron al joven.
Los agentes estaban afectados al operativo de control del aislamiento decretado para frenar el avance del virus, dijeron voceros de la fuerza.
El caso salió a la luz porque Gustavo Quevedo, de 19 años, se sacó fotos con su espalda marcada por los golpes transversales que le propinaron los policías y realizó una publicación en las redes sociales advirtiendo sobre los excesos policiales.
El hecho ocurrió en un camino rural de Colonia Itatí, cerca de la localidad de Andresito. Quevedo retornaba en su pequeña moto junto a su amigo Daniel Antúnez, cuando se toparon con siete policías que se movilizaban en cuatro potentes motocicletas. El joven jura que solo había ido hasta un comercio de la zona para comprar carne para consumo familiar.
Tras las preguntas de rigor, los policías obligaron a los amigos a realizar 20 flexiones de brazos mientras se burlaban y los tildaban de mentirosos. Por causas que aún no están claras, a Antúnez le permitieron retirarse del lugar, mientras que Quevedo fue sometido a un interrogatorio. Las respuestas no conformaron a los agentes.
La víctima contó: «Yo volvía de comprar carne con un amigo, en la motito que uso para trabajar en la chacra, cuando me pararon los policías. Les dije que no habíamos salido a pasear, que tenía la bolsa con carne debajo del asiento pero no me creyeron».
«Después que dejaron ir a mi amigo, una de esas motos se puso adelante y otra atrás, yo iba en el medio con mi motito que es chica, como si fuera un criminal y ellos me pegaban con una especie de rebenque», relató Quevedo, y agregó que los policías le advirtieron que no intentara escapar por algún camino alternativo porque iban a usar sus armas reglamentarias. «Mientras me pegaban se reían entre ellos», contó.
La víctima fue llevada hasta el Paraje Deseado, donde los policías le hicieron dejar la moto sin confeccionar un acta de incautación. Quevedo, que tuvo que caminar trece kilómetros para volver a su casa, dijo que también fue amenazado para que no contara nada de lo que había sucedido.
Cuando el caso tomó estado público por el posteo de Quevedo, la Jefatura de Policía dispuso el pase a disponibilidad de los agentes y que el propio jefe de la Unidad Regional V, el comisario mayor Elio Heriberto Da Luz, realice la denuncia ante el Juzgado de Instrucción de Puerto Iguazú. Además, los policías fueron pasados a disponibilidad y Asuntos Internos les inició un sumario.
Fuente:El Tribuno