Por el coronavirus cerró el Hogar Pimpinela y uno de los chicos ahora vive con Lucía Galán: “Es como mi hijo”

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En tiempos de aislamiento social, los sectores más vulnerables, quienes necesitan de la ayuda de terceros para tener algo tan básico como un plato de comida, son los que más lo sufren. Ahí es cuando la solidaridad de algunas personas florece. Lucía Galán y su hermano Joaquín, quienes cobijan en el Hogar Pimpinela a 23 chicos, trabajaron contrarreloj para cuidar a las personas que se desempeñan en el lugar y no dejar a la deriva a los menores.

—¿Cómo estás atravesando este período de cuarentena? ¿Estás acompañada por tu pareja (el actor Pablo Alarcón)?

—No, Pablo está en su casa con su hija, la más chica, bueno la más chica… tiene 25 años. Y yo estoy en mi casa con mi hija, Rocío, un nenito del hogar y con Manuela Bravo, que vino acá antes de que se declara la cuarentena obligatoria. Así que nos arreglamos entre nosotros para hacerla más llevadera. La verdad es que yo disfruto de estar en mi casa, cuando el trabajo me lo permite, me gusta hacer cosas acá.

—¿Y con Pablo cómo hacen para acortar distancias y no extrañarse?

—Hacemos de cuenta que yo estoy de gira para que eso no pase (risas). Nos llamamos a cada ratito, durante el día hacemos una videollamada, la tecnología ayuda con estas cosas. Hay que rebuscársela para hacerlo más llevadero.

—¿El Hogar Pimpinela fue cerrado por la pandemia?

—Sí, por precaución y porque algunas de las chicas que trabajan en el hogar viven muy lejos de donde funciona y tienen que tomar diferentes transportes para llegar. Y en estas circunstancias no es lo más conveniente, además porque empezaron a tener dificultades para llegar. La semana anterior nos tuvimos que ocupar entre mi hija, la directora, parte del personal que vive más cerca y yo para tapar huecos… Por todo esto decidimos, con Joaquín, preservar la salud de ellos y cerrar momentáneamente.

—¿Cuántos chicos tienen?

—Son alrededor de 23, tenemos este número porque la idea es estar encima de ellos, seguirlos de cerca. Es una atención personalizada por la medicación, rehabilitaciones, el colegio… tenés que estar en cada caso, por eso el máximo son 23, para poder brindarles una buena atención. A los chicos se los lleva a ver espectáculos, se los lleva de vacaciones, van a la colonia, hay todo un cronograma.

—¿Y ahora cómo sigue la situación de los chicos?
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—Lo primero que tuvimos que hacer cuando se nos presentó este problema y a contrarreloj, fue pedir los permisos judiciales de cada chico y entregar los datos de las familias con las que van a estar hasta que esto pase, recetas porque muchos toman medicamentos… te juro que fueron tres días de no parar, de ir de acá para allá hasta que los ubicamos, están todos en buenas manos hasta que esto pase.

—Al principio de la nota me comentaste que hay uno de los nenes que está con vos, en tu casa…

—Es un nenito de seis años, que tiene un problema médico, necesita un poco más de atención y de cuidados, toma determinados medicamentos, tiene dificultades físicas, entonces bueno, decidí tenerlo conmigo. Está muy bien, se lleva muy bien con mi hija, Rocío, se entretienen y nos hace compañía. Es como un hijo, todos los chicos son como mis hijos, se forjó una relación de mucho cariño y afecto.

—¿Hay fecha para reabrir el hogar? ¿todo depende de cómo siga esto?

—Exacto, vamos a ir viendo. En principio va a ser cuando podamos transitar libremente y cada uno pueda volver a su trabajo. En el hogar hay gente que trabaja en el día a día y otras que atienen exclusivamente a los chicos. Es un lugar en el que entra y sale gente todo el tiempo, viene la recuperadora, las personas que trae mercadería, es mucha gente que viene de afuera, no podemos exponer a los nenes.

—¿Reciben ayuda del Estado o de alguna entidad?

—Tenemos las becas de los chicos que son de acá, de Capital, los que son de Provincia, también… y después tenemos un grupo de socios, que se llama Proyecto solidario, donde se colabora mensualmente con lo que se pueda, no hay un monto. Y después tenemos pequeños aportes, pero que no dejan de ser hermosos, de los vecinos, las verdulerías, los negocios del barrio nos suelen traer cosas, galletitas y demás, sabiendo del trabajo que hacemos.

—Te llevo a lo laboral… muchos artistas hacen lo suyo a través de las redes sociales, ¿cómo te ves dando un recital virtual?

—Me encantaría, si sirve para que la gente esté bien… pero la realidad es que me falta la otra mitad, Joaquín está en su casa. No sería posible.

—Ustedes tenían fechas programadas e incluso una gira que en principio arranca en mayo, mes en el que según los especialistas, se espera un pico de contagios…

—Si, lo que es gira en Estados Unidos y México se postergó para octubre y noviembre… lo de mayo en el Luna Park, si todo marcha bien se hace, sino pasaría para diciembre. Pero la gira para los meses que te dije. La gente que ya compró su ticket, que lo mantenga, porque le va a servir para la nueva fecha. Pero está Joaquín con esto, coordinando todo con los empresarios, que no es fácil, porque se suspendieron todos los recitales, en todo el mundo, entonces están todos esperando tener la mejor fecha para dar su concierto.

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