El aumento es constante, al igual que la caída del consumo. Mes a mes los precios de los combustibles suben por el impacto del dólar, el precio internacional del petróleo y los movimientos de impuestos, como el que se cobra a los Combustibles Líquidos, que el Gobierno dividió en dos en marzo para atemperar el alza de naftas y gasoil.
El efecto en los bolsillos es evidente: entre enero de 2018 y abril de este año, el precio del litro promedio de nafta súper saltó un 85 por ciento. ‘Y está atrasado, tiene que seguir subiendo‘, destacaron, siempre en charlas off the record, empresas del sector.
El mercado de los combustibles está liberado desde octubre de 2017 y los aumentos se estiman, básicamente, teniendo en cuenta el precio de petróleo Brent y el dólar (también el valor de los biocombustibles).
i bien resta saber cómo se comportarán estas variables este mes, en el mercado afinan el lápiz y destacan que entre enero y abril los combustibles subieron un 8% y que la devaluación un 15 por ciento. Así, en esos meses registran un 6% de atraso contra el dólar. Aunque aún no transcurrió ni un tercio de mayo, ya calculan que la devaluación de este mes podría subir aumentar la brecha otro 14 por ciento. De esa manera, el atraso según coinciden al menos dos empresas ya rondaría un 20%, una cifra que esperan recuperar hasta las elecciones.
Lo que sí es seguro que a partir de junio, los impuestos a los Combustibles Líquidos (ex ITC) y al Dióxido de Carbono tendrán una suba de 11,8% (por la inflación del primer trimestre del año), lo que sumaría alrededor de $1 por litro y deja un piso de incremento total de 2 por ciento. Siempre y cuando, claro, el Gobierno no vuelva a desdoblarlo, o suspenderlo directamente, potestad que ya utilizada en otros momentos de crisis, pero que en este caso no iría de la mano con la estrategia de déficit fiscal cero que lleva adelante Hacienda. Aún no hay novedades oficiales al respecto.
En las últimas horas, además, se sumó otro factor: la modificación de la tasa de estadísticas de las importaciones. En el sector ya calculan subas debido a que algunas petroleras importan naftas para confeccionar productos puntuales. ‘El peso es marginal, pero igual carga más las tintas sobre los precios. Estimamos que sólo por esta tasa el diesel premium podría subir unos $0,15 por litro‘, detallan.
En los últimos dos meses, primero Shell y luego Axion, salieron a comunicar sus aumentos y luego, cuando YPF anunció los suyos, dieron marcha atrás. En marzo, Shell retrocedió 4,5%; y un mes después la petrolera de los Bulgheroni un 2 por ciento.
Desde parte del sector privado están convencidos de que los precios son fijados unilateralmente por el Gobierno, mediante YPF, en un contexto además en el que la demanda está en baja, con volúmenes de naftas que cayeron 6% interanual en marzo y el gasoil un 8% en ese período (por menor demanda y caída de la venta de autos nuevos).
Con respecto a la estrategia de comunicar subas y a las pocas horas bajar, desde una de las empresas del sector aseguran que lo hacen para ‘mandar una señal‘, que ese mensaje contradictorio no afecta las ventas y reconocen que el alza promedio anunciada les permite ajustar en algunas regiones de manera diferencial.
Mientras tanto, la estrategia de YPF es no trasladar el costo total de la devaluación y la suba del Brent a los consumidores. Igual, aumentaron 16 veces en desde el comienzo de 2018 y están convencidos que gracias a sus movimientos de precios el mercado también puede hacerlos.
‘Hay un hay atraso en los precios si tomamos en cuenta todo lo que ha subido el petróleo y el dólar‘, le dijo a Infobae el fin de semana Raúl Castellano, secretario de la Cámara de Empresarios de Combustible de Córdoba. ‘No cabe duda que YPF, con el 60% de participación del mercado, es la empresa líder, formadora de precios y controlada por el Estado nacional. En la práctica, cuando hay un aumento, YPF marca la tendencia‘, aseguró.
El Tribuno