Esta «moratoria», junto al freno a la suba de los precios del gas y la electricidad, está destinada a aliviar las tensiones en un encuentro con su grupo parlamentario en la Asamblea Nacional.
«Haría falta ser sordos o ciegos para no ver o escuchar la cólera de los franceses. Mido la fuerza y la gravedad de los hechos. Ningún impuesto amerita poner en peligro la unidad de la nación», dijo Philippe en su mensaje oficial televisivo a la nación, en el que hizo un llamado a detener la violencia.
«El gobierno no acepta las violencias contra las fuerzas del orden, los monumentos nacionales, los edificios públicos, los negocios, Quiero decir del modo más claro que los autores de estos actos son buscados y serán castigados», agregó en referencia a los recientes disturbios en París y otras ciudades.
«El sábado habrá una nueva manifestación. El gobierno hará todo lo posible para hacer respetar la ley y el orden público», anticipó.
El primer ministro anunció la suspensión de «tres medidas fiscales», además de la moratoria al aumento de los combustibles, «las tarifas de electricidad y gas no aumentarán este invierno».
Ocurre luego de que fuera anulada una reunión del primer ministro y algunos «chalecos amarillos» prevista para esta tarde con objeto de buscar una concertación y una salida a la crisis social.
La mayor parte de los cabecillas de los «chalecos amarillos» habían advertido que no irían a la cita en señal de protesta por la actitud inflexible del Gobierno mientras algunos señalaban que recibían amenazas de otros miembros del movimiento para impedirles que acudieran.
Anoche, el presidente Emmanuel Macron convocó para un gabinete de crisis a una decena de ministros directamente implicados en las protestas de los «chalecos amarillos», movimiento que se radicaliza velozmente y que el pasado sábado produjo una jornada de alta tensión con violentos altercados de una dimensión inusual en París y en otros puntos de Francia.
Macron había programado a partir del 1 de enero un incremento de las tasas sobre el combustible de 6,5 céntimos de euro por litro para el gasóleo y de 2,9 céntimos para la gasolina, dentro de su estrategia para reducir la dependencia del petróleo y favorecer una economía con menores emisiones de dióxido de carbono para luchar contra el cambio climático.
Con ese nuevo incremento, que se añadía al que se aplica desde comienzos de este año (7,6 céntimos para el gasóleo y 3,9 céntimos para la gasolina) estaba previsto recaudar unos 3.000 millones de euros anuales.
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