Por los virus respiratorios, en otoño aumentan las alergias y el asma

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Alerta. Evitar los alergenos y cumplir el tratamiento ayuda a evitar el empeoramiento de alergias y asma en esta época (Sebastián Salguero/LaVoz).

En la época de otoño e invierno aumentan las infecciones virales, y este factor, que normalmente complica las vías respiratorias, hace que las personas con asma sufran más crisis.

Y para quienes tienen alergia tampoco es la temporada más llevadera, ya que al mantener los hogares más cerrados, aumenta la concentración de alergenos como los ácaros, presentes en el polvo ambiental.

Si a esto se suma que muchas personas con rinitis alérgica no consultan, no están diagnosticadas y se automedican, y que un buen número de asmáticos no sigue el tratamiento adecuado, el impacto en la calidad de vida de estos grupos es alto.

Por eso, las personas con asma se deben aplicar la vacuna antigripal para prevenir infecciones virales que desencadenen crisis de la enfermedad, según recomiendan dos referentes en el área, Juan Carlos Copioli, director de la carrera de especialistas en Alergia e Inmunología de la Universidad Nacional de Córdoba, y Alejandro Lozano, titular de inmunología de la Universidad Católica de Córdoba.

Organismos sensibles. La rinitis alérgica o rinosinusitis es el problema alérgico más frecuente y afecta a más del 20 por ciento de la población.

Las personas tienen una predisposición genética a responder de forma exagerada a hongos, ácaros, algunos alimentos y otros factores inespecíficos como la polución ambiental y el estrés.

“Cuando un paciente está sensibilizado padece enfermedades alérgicas con evolución crónica, sobre las que actúan los mencionados factores inespecíficos, lo que empeora, exacerba e incrementa los síntomas”, señala Copioli, jefe de alergia del Sanatorio Allende.

Por eso, las personas con alergia tienen un riesgo tres veces mayor de desarrollar asma.

En tanto, el asma, aunque menos frecuente, es una patología crónica que padece el 10 por ciento de la población.

En Argentina, alrededor de cuatro millones de personas conviven con esta enfermedad inflamatoria, que obstruye los bronquios y cuyos principales síntomas son las sibilancias, tos y la dificultad para respirar.

“Por cuestiones fisiológicas y sociales relacionadas con la edad, los niños con asma son un grupo que presenta mayor susceptibilidad”, remarca Alejandro Lozano, jefe de alergia de la Clínica Reina Fabiola.

Para respirar mejor. Las indicaciones dependen del diagnóstico y del conocimiento sobre los factores que desencadenan una exacerbación en cada persona, a través de tests de alergia.

Para rinitis y asma se emplean antiinflamatorios tópicos, nasales o bronquiales, que “deben usarse en forma constante y no a demanda”, dice Copioli.

Si esta medida no es suficiente, se agregan medicamentos orales, como antihistamínicos o glucocorticoides para los casos más severos.

Por su parte, Lozano describe las dos estrategias terapéuticas para el asma alérgico.

“Por un lado, los fármacos que controlan el proceso inflamatorio de base y los medicamentos rescatadores, que se emplean cuando aparece una crisis. El otro pilar, consiste en “el control medio ambiental de los alergenos y la inmunoterapia específica”.

En este tipo de enfermedades crónicas, es indispensable, además, la educación del paciente para que asuma su situación y se cuide con todas las medidas que están a su alcance. En el caso de los niños, los padres deben estar bien informados y colaborar en el tratamiento.

Fuente: La Voz del Interior

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