Corrían 18 minutos del primer tiempo; Boca ya vencía 1-0 a Liga de Quito por la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores gracias al oportunismo de Ramón Ábila. Mauro Zárate fue por más: hizo un rodeo ante la marca de Jefferson Orejuela y, cuando se posicionó en el borde del área para rematar, soltó la zurda, pero enseguida el lenguaje corporal indicó que algo andaba mal. El delantero, de 32 años, se tomó la cara posterior de la pierna izquierda y a la altura del talón. Y se derrumbó sobre el césped, Boca abajo, tapándose el rostro.
La lesión preocupó a todo Boca: Gustavo Alfaro no perdió tiempo y enseguida mandó a realizar el precalentamiento a Emanuel Reynoso. Mientras tanto, el cuerpo médico atendía a Zárate sobre el césped y el ex Vélez se tomaba la cara, al borde del llanto.
El entrenador priorizó la tenencia de pelota, una de las claves de Boca en el primer tiempo, a la hora de reemplazar a una de sus figuras: juntó a Reynoso con Alexis Mac Allister (autor de la asistencia a Wanchope para el 1-0) para mantener el control de las acciones.
Zárate y Ábila conforman la dupla de atacantes elegida por Gustavo Alfaro para los partidos de Libertadores, incluso relegando a un referente como Carlos Tevez y a dos refuerzos como Jan Hurtado y Franco Soldano.
El director técnico deberá aguardar el diagnóstico de la lesión para saber por cuánto tiempo perderá al delantero, en un momento trascendente de la temporada: el próximo miércoles, desde las 19.15, Boca recibirá a Liga de Quito en busca de cerrar la llave. Y el 1° de septiembre, en el Monumental, el fixture deparó el Superclásico frente a River en el Monumental, por la Superliga. En un principio, desde la transmisión oficial hablaron de «un golpe en el tendón de Aquiles».