Primeras fisuras de Macri con sus ministros por las últimas polémicas

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El miércoles en el “picadito” de Olivos, con incluyó al “Mono” Navarro Montoya en el equipo de Casa Rosada, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se mostró, acaso por primera vez, preocupado por el “ruidazo” en contra del tarifazo. Aunque los picaditos dejarán de realizarse durante un mes y medio por el cambio de césped para el invierno, muchos de los funcionarios que disfrutaron del 5 – 4 a favor del equipo de Balcarce 50 escucharon cómo Peña intentaba medir la temperatura de la protesta social.

Aunque en el Gobierno aseguran que no tendrá consecuencias a futuro, el tema tarifario puso de relieve el momento que pasan los ministros dentro del staff del Presidente. En el “semáforo” aparece un gabinete dispar, en el que se entremezclan los desempeños.

Con más poder que nunca, el jefe de Gabinete sigue controlando la gestión y la política. En el primer caso, con la ayuda de los dos vicejefes, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. El primero se mantiene a rajatabla en su rol de controlador. El segundo se viene plantando como jefe político del área social y ensaya su rol en diálogos con sindicalistas y legisladores. Incluso se animó a deslizar que sería candidato en el mismo momento en que anunció que vendería su participación en Farmacity. Hoy el semáforo da verde en la tríada que anima la coordinación del Ejecutivo.

También hoy ganaron terreno en la mente del Presidente aquellos que manejan las obras públicas: Guillermo Dietrich (Transporte) es uno de los preferidos (rutas, trenes y la política aerocomercial), junto con  Frigerio, en su doble condición de articulador con los gobernadores y quien se ocupa de las obras de agua potable.

También dos de las mujeres: Stanley (quien viene garantizando paz con las organizaciones sociales) y Patricia Bullrich, quien luego del caso Maldonado salió fortalecida. En el mismo lote aparecen Gustavo Santos, el invisible ministro de Turismo (una de las nuevas obsesiones del Presidente) y Alejandro Finocchiaro (Educación), quien viene librando una batalla contra Ctera, la principal federación de gremios docentes. También  Andrés Ibarra, quien mantiene su vínculo preferencial con Macri a pesar de los constantes embates de Quintana en su contra.

En la zona gris, Germán Garavano (Justicia), quien viene de una dura pelea con Elisa Carrió; Sergio Bergman (Ambiente), revitalizado con su agenda verde y alejado de polémicas, y Francisco Cabrera (Producción). A pesar de la suba de las importaciones y el déficit comercial, a Macri le gustaron las críticas que le profiriera “Pancho” a los industriales.

En rojo surgen los ministros más cuestionados. En primer plano, Juan José Aranguren (Energía), en foco nuevamente por el esquema tarifario, que fue levemente modificado esta semana. El Presidente se resiste a relevarlo por ahora. Débil en lo político aparece Nicolás Dujovne, de Hacienda, tras la revelación sobre el blanqueo de $ 20 millones. Distinto es el caso de Luis “Toto” Caputo, de Finanzas, quien hacia adentro goza del apoyo del Presidente, pero en el Gobierno temen por su situación judicial a raíz del escándalo de las offshore.

Finalmente, Jorge Triaca (Trabajo) y Oscar Aguad (Defensa) lograron sortear sendas crisis políticas por una ex empleada de la familia y por el ARA San Juan.

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