El papa Benedicto XVI proclamó este domingo «beato» a su predecesor Juan Pablo II (1978-2005) durante una imponente y multitudinaria ceremonia celebrada en la plaza de San Pedro ante decenas de miles de personas provenientes de todo el mundo, que ovacionaron y aplaudieron.
El Papa, que llevaba la casulla y la mitra de Juan Pablo II, pronunció la fórmula en latín a través de la cual elevó a la gloria de los altares a su predecesor, con quien colaboró durante 23 años.»Concedemos que el venerado Siervo de Dios Juan Pablo II, papa, sea de ahora en adelante llamado beato», proclamó.
Un largo aplauso y gritos como en el día de los funerales de «Santo súbito» (Santo ya) estallaron en la plaza, llena de gente que enarbolaba banderas de numerosas nacionalidades, entre ellas polacas, españolas y brasileñas.
La conmoción reinó entre los representantes de 86 delegaciones de países extranjeros y sobre todo en aquellos que lo conocieron de cerca, como el cardenal polaco Stanislao Dziwisz, secretario por más de 40 años de Juan Pablo II.
Una inmensa fotografía de 1995 de Karol Wojtyla, desplegada en el balcón central de la basílica, fue desvelada en el momento de la beatificación.
Benedicto XVI ofició la misa junto con numerosos cardenales de todo el mundo y con que el fuera uno de los secretarios de Juan Pablo II, Mieczslaw Mokrzycki.
Durante la ceremonia, que se celebró bajo un sol templado, el Papa usó también el cáliz que Juan Pablo II empleó en los últimos años. El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II en 1978.
La beatificación del Papa polaco, quien falleció el 2 de abril de 2005 alos 84 años tras una larga enfermedad que el mundo siguió en directo, es el paso previo a la canonización y se llevó a cabo en un tiempo récord, inferior a los cinco años habitualmente necesarios para iniciar el proceso.
El nuevo beato, entre los papas que más tiempo han ocupado el trono de Pedro, transformó el rostro dela Iglesiaen casi 27 años de pontificado.
En total 23 jefes de Estado y de Gobierno asistieron al evento, entre ellos los presidentes de México, Felipe Calderón, de Honduras, Porfirio Lobo, y el controvertido presidente de Zimbabue, Robert Mugabe.
La beatificación se llevó a cabo el día del trabajo, una coincidencia feliz ya que durante su juventud Karol Józef Wojtyla fue obrero metalúrgico, además de gran defensor del sindicato independiente polaco Solidaridad, que dio lugar al movimiento en los años 80, contribuyendo a la caída del comunismo en Europa del este.
La víspera, una «noche blanca» de oración y preparación fue celebrada en el Circo Máximo, en el centro de Roma, mientras que mañana será oficiada una misa de acción de gracias enla Plazade San Pedro, presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado.
El féretro de Juan Pablo II será expuesto más tarde en la basílica para la veneración de los fieles. La sepultura definitiva de los restos de Juan Pablo II se realizará sucesivamente en forma privada en la basílica de San Pedro, en la capilla de San Sebastián, al lado de la capilla en donde se encuentra la célebre estatua La Piedadde Miguel Ángel, en el ala derecha del templo.
La beatificación de uno de los pontífices más populares de la historia reciente, que viajó por todos los rincones del planeta y utilizó todo tipo de medios de comunicación para llevar su mensaje al mundo, convierte su papado en uno de los emblemas dela Iglesiade la era moderna. El pontífice juvenil, deportivo, accesible, que escalaba montañas, esquiaba y bromeaba, fue inflexible hasta el final sobre temas como el control de la natalidad, el aborto y el divorcio.
La comisión de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos aprobó en enero pasado el milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo II, para lo cual se escucharon inclusive a los detractores. Se trata de la curación «inmediata e inexplicable», en junio de 2005, de la monja francesa Marie Simon-Pierre, quien sufría el mal de Parkinson, la misma enfermedad que afectó al jefe dela Iglesiacatólica.
La monja, de 50 años, enfermera de profesión, asistió a la ceremonia, que rindió homenaje a una de las figuras más carismáticas dela Iglesia.»Que emoción estar aquí, no me imaginaba poder asistir», contó la monja colombiana Patricia Fajardo.
Fuente: Infobae