El nuevo Comité Federal se celebra tres semanas después del dramático cónclave que puso de manifiesto una profunda división interna y culminó con la dimisión del entonces secretario general, Pedro Sánchez, defensor a ultranza de mantener un «no» a la candidatura del líder conservador.
La salida de Sánchez -el gran ausente en la reunión- supuso el triunfo de los partidarios de la abstención, quienes asumieron el control del partido a través de una gestora, que fue la encargada de convocar la reunión de hoy, donde unos 260 dirigentes previsiblemente certificarán con su voto el histórico giro del PSOE que permitirá gobernar a Rajoy.
Los principales dirigentes de la gestora defendieron en las últimas semanas que la abstención era el «mal menor», ya que ir a terceras elecciones no sólo sería malo para España sino que, tras la crisis interna que atravesó el PSOE, supondría un suicidio político.
«Plantearemos que el grupo socialista se abstenga. La mesa del Comité Federal establecerá una propuesta para decidir si nos mantenemos en a la anterior posición -el ‘no’ a Rajoy- o la cambiamos», afirmó Mario Jiménez, vocero de la gestora, a su llegada a al reunión del PSOE, que se celebra desde las 10 de la mañana en la sede central de la calle Ferraz de Madrid.
«Debemos optar por la solución menos gravosa, menos dañina, la que menos divida a un Partido que ha sufrido una crisis interior nunca vista. Por eso la decisión que surja debe ser el inicio de una reconciliación y aceptada por todos los socialistas españoles», dijo por su parte al canario Juan Fernando López Aguilar, mientras era increpado por una decena de manifestantes.
Del otro lado, dirigentes como el socialista catalán Miquel Iceta, o la presidenta de Baleares, Francina Armengol, insisten en defender el «no» a Rajoy, una posición que defiende también buena parte de la militancia socialista, por «incompatibilidad con sus políticas» y por «coherencia».
«No podemos regalar el gobierno a Rajoy, que no ha movido ni una ceja para lograrlo, y le regalamos la oposición a Podemos», dijo Armengol.
«Nosotros no compartimos la política de Rajoy, no creemos que tenga ni capacidad ni voluntad para luchara contra la corrupción y creemos que abstenernos hipotecaría nuestra posición política y desde Cataluña pensamos que Rajoy ha sido un gran responsable de que no hay a diálogo y no queremos aparecer a su lado ni absteniéndoles», añadió Iceta, quien intentará que todo el PSOE se mantenga en el «no», algo que no consiguió Sánchez.
A pesar de que persiste esta división interna, se da por hecho que el PSOE despejará el camino a Rajoy, ya que esa es la posición mayoritaria. El propio Iceta sostuvo días atrás que si no había otra opción bastaría que sólo se abstenga once diputados.
Precisamente persiste la incógnita sobre la fórmula que adoptarán los socialistas para facilitar la investidura de Rajoy.
Los dirigentes de la gestora insisten en que todo el grupo parlamentario debe asumir la postura que salga del comité federal, pero los socialistas catalanes no están de acuerdo y advierten que romperán la disciplina partidaria.
Una veintena de manifestantes se concentraron esta mañana bajo la lluvia y con pancartas que defienden el «no» a Rajoy frente a la puerta de la sede del PSOE.
«Abstención es corrupción», o «no es no» fueron algunos de los gritos con los que los militantes increparon a sus dirigentes por segundo día consecutivo, aunque ayer la concentración fue mayor.
El previsible cambio de posición del PSOE permitirá poner fin a diez meses de bloqueo político y de un gobierno interino de Rajoy después de dos elecciones generales consecutivas- 20 de diciembre de 2015 y 26 de junio pasado- que fueron ganadas por el Partido Popular (PP) pero sin mayoría suficiente para gobernar.
La fragmentación política y las posiciones hasta ahora irreconciliables entre las principales fuerzas del país llevó a dos investiduras fallidas, la de Sánchez en marzo y Rajoy en septiembre.
A menos de una semana para que venza el plazo para formar gobierno y evitar una nueva repetición electoral, la decisión del PSOE aclarará el panorama al rey Felipe VI, quien mañana y el martes llevará a cabo una última ronda de contactos para designar un candidato a la Presidencia del gobierno con posibilidades de superar la investidura.
Los plazos son tan ajustados que se intentará que la primera sesión de investidura comience el miércoles y se produzca la primera votación el jueves, ya que se prevé que Rajoy no alcance la mayoría absoluta y necesite presentarse 48 horas después -el sábado próximo- a la segunda votación y definitiva, que superaría gracias a la abstención socialista.
España se encamina por lo tanto a un nuevo gobierno del PP en minoría, en el que Rajoy asume que tendrá que abandonar sus posiciones más controvertidas y pactar con las distintas fuerzas políticas del país, que de esta forma esperan forzar ciertos cambios.
Fuente: Telam