El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, tuvieron este martes su primera reunión bilateral en dos años, un encuentro en la ciudad rusa de Sochi en el que quedaron de manifiesto sus posturas divergentes en torno a los conflictos en Ucrania y Siria.
«Claro que la cooperación (bilateral) se ha frenado y a veces no nos movemos del sitio, pero siempre debemos mantener el diálogo», declaró Merkel en rueda de prensa conjunta con su homólogo ruso.
No obstante, señaló que la solución del conflicto de Ucrania, donde rebeldes separatistas rusoparlantes están alzados en armas contra Kiev desde 2014, es indispensable para normalizar del todo las relaciones, reportó la agencia de noticias EFE.
Para la mandataria, las sanciones europeas contra Rusia por su injerencia militar en Ucrania a favor de los rebeldes -una acusación que Moscú niega- se quitarán sólo «cuando se cumplan los Acuerdos» de Minsk, que incluyen una tregua y negociaciones políticas y fueron firmados en la capital bielorrusa en febrero de 2015.
«Queremos garantizar que Ucrania acceda al control de su frontera estatal (con Rusia) y luego que se impulse la solución política que apunta a la celebración de elecciones locales» y la concesión de un estatus de autogobierno a los territorios sublevados, explicó Merkel.
Al apoyar Alemania la posición de Kiev sobre el orden en que deben cumplirse los puntos del plan de paz, una verdadera reconciliación sería difícil a menos que el Kremlin renuncie a su respaldo político a los rebeldes, que insisten en aplicar las condiciones de forma simultánea.
Pese a interpretar de forma muy distinta el documento, los dos gobernantes coincidieron en que no hay necesidad de elaborar un nuevo acuerdo de paz y que lo importante es cumplir con el ya firmado.
Los dos líderes también trataron la guerra en Siria, en la que Moscú respalda al gobierno del presidente Bashar al Assad, mientras que Alemania, que además apoya a la coalición internacional contra el Estados Islámico (EI) liderada por Estados Unidos, acompaña la postura de Occidente crítica del mandatario sirio.
Putin reiteró que el reciente ataque químico contra la localidad siria de Khan Shaykun -en el que murieron 92 personas y del que la comunidad internacional responsabilizó a Damasco- exige una «investigación escrupulosa e imparcial».
Para Moscú, las pruebas presentadas por Occidente para demostrar la implicación del ejército sirio en el ataque no son válidas y considera otras dos posibilidades: que la aviación siria haya bombardeado arsenales donde los adversarios del gobierno guardaban armas químicas, o que se trató de una provocación para acusar a Damasco de la barbarie.
«La solución a la crisis siria puede ser solamente pacífica y bajo la égida de Naciones Unidas», sentenció Putin.
Más allá de las diferencias, Putin subrayó que «Alemania sigue siendo el principal socio económico exterior» de Rusia y recordó, a dos meses de la cumbre de líderes del G20 en la ciudad alemana de Hamburgo, que los dos países cooperan «de forma productiva» en el marco de ese foro, que agrupa a las economías mundiales más pujantes.
Fuente: Telam