Llegó el día. La expectativa terminó. Por fin Diego Armando Maradona debutó como entrenador de Gimnasia. Fue en la mañana del domingo cuando el Lobo recibió a Racing en el encuentro correspondiente a la sexta fecha de la Superliga.
El megaoperativo policial que convulsionó a la Ciudad de las Diagonales fue una muestra del fenómeno que vivió el Tripero. Incluso en la previa del partido las autoridades de la Academia, con Víctor Blanco y Diego Milito a la cabeza, tuvieron una breve reunión con el flamante DT platense para obsequiarle una plaqueta en agradecimiento a su regreso al fútbol argentino.
Las bengalas, la pirotecnia, la presencia de Caniggia en la platea, la foto oficial del equipo (con Diego incluido) y el abrazo con el Chacho Coudet conformaron el espectáculo previo antes del inicio del cotejo. «Veo sonrisas y me pongo loco de felicidad», había dicho el Diez, quien le brindó una inyección anímica a un grupo que salió a presionar desde el primer momento.
Como el choque se vivió con una carga emotiva que opacó a la estética futbolística, el elenco local generó las primeras ocasiones para abrir el marcador. Con dos pelotas paradas el Lobo exigió a Gabriel Arias para que el arquero de la selección chilena se luzca con sus reacciones. Un tiro libre perfecto de Víctor Ayala y un cabezazo de Morales fueron las escenas que lamentó el Diez.
Además, en un tiro de esquina perdido la Academia logró festejar el 1 a 0. El cabezazo del Pulpo González aparentaba tener una resolución accesible para Alexis Martín Arias, pero el referente del Tripero falló con su aparición y le regaló el tanto a la visita. La diferencia del resultado se reflejaba por los intérpretes que cuidaron las vallas.
En el inicio del complemento Gimnasia reaccionó gracias a la motivación de su entrenador. Un centro de Morales y un cabezazo de Matías García fue la fórmula para que el dueño de casa celebre la igualdad, pero un minuto después Matías Zaracho capitalizó una desinteligencia defensiva y tocó ante la salida de Martín Arias: 2 a 1 «y a remar de nuevo».
Un disparo de Franco Mussis que se fue por encima del travesaño y varios contragolpes desperdiciados por Iván Pillud en el arco opuesto mantuvieron en suspenso el desenlace del espectáculo. Además, la idea mezquina de Coudet al reemplazar a Barbona por Lucas Orban le dio la iniciativa al equipo de Maradona, que con más entusiasmo que buen fútbol invadió de centros al área de Avellaneda.
El Lobo tuvo el empate en la última. Una gran corajeada de Claudio Paul Spinelli dejó solo a Matías García, pero el ex Atlético Tucumán dilapidó la chance con un violento disparo que se fue a la tribuna. «A mí no me gusta cómo juega Racing, pero es práctico», dijo Pelusa cuando se retiró con el sabor amargo de la derrota. La promesa de seguir trabajando es la idea del Diez para salir del fondo.