
El proceso migratorio anual de las ballenas jorobadas por la costa este de Australia ha alcanzado un momento histórico en 2024, con cifras récord de avistamientos reportadas gracias al esfuerzo conjunto de la ciencia ciudadana y el monitoreo especializado.
Este repunte en el registro de ballenas coincide con la celebración de la vigésima sexta edición del censo anual organizado por la Organización para el Rescate e Investigación de Cetáceos (ORRCA), que se consolida como uno de los mayores eventos de ciencia ciudadana en Australia.

Provistos de binoculares, sillas plegables y termos de té caliente, los participantes contribuyeron a formar una red de vigilancia coordinada con el propósito de identificar, contar y monitorear a los majestuosos mamíferos marinos.
El éxito actual del censo y la multiplicación de avistamientos guardan una íntima relación con la historia reciente de la especie. A mediados del siglo pasado, la caza comercial había reducido drásticamente la población de ballenas jorobadas y minke, resultando en cifras ínfimas de ejemplares detectados durante la temporada migratoria.
Este escenario se transformó gracias a la moratoria internacional de la caza de ballenas adoptada en los años ochenta. Desde entonces, y superando décadas de sobreexplotación, las ballenas jorobadas han experimentado una recuperación notable en todo el mundo. Para este año, las estimaciones sugieren que hasta 40.000 ballenas podrían realizar la travesía desde la Antártida hacia aguas más cálidas al norte, confirmando la eficacia de las políticas de restricción y el largo camino recorrido en materia de protección.

Sin embargo, la vida de las ballenas jorobadas sigue marcada por amenazas que requieren atención constante. Si bien la depredación por orcas y tiburones blancos es ocasional y responde a dinámicas naturales, los peligros más acuciantes provienen de la actividad humana.
Las enfermedades y las colisiones con embarcaciones comerciales son riesgos presentes, así como los traumatismos auditivos provocados por el ruido submarino, producto de las rutas navieras y otras actividades oceánicas. El seguimiento meticuloso realizado por el censo de ORRCA es esencial para detectar patrones preocupantes, evaluar la salud general de los ejemplares y establecer alertas tempranas frente a cualquier disminución en la población o problema de conservación.
El objetivo primordial del censo anual va más allá del mero conteo; se orienta a identificar especies, registrar el tamaño y estado de salud de los individuos y recopilar datos que alimenten una base de análisis científico y de gestión ambiental a largo plazo. La información recabada por ciudadanos y expertos colabora con el desarrollo de políticas de protección, la educación ambiental y la optimización de estrategias de monitoreo.
La temporada migratoria en curso se extiende hasta agosto, afirma ABC News, con lo cual crece la expectativa entre especialistas y entusiastas. El monitoreo avanzado no solo consiste en registrar cifras absolutas, sino en poder trazar tendencias interanuales y prever retos futuros. Cada avistamiento ratifica el poder de una sociedad movilizada en torno al conocimiento y la defensa de sus recursos naturales.
Fuente Infobae