Investigadores estadounidenses llegaron a esta conclusión después de encontrar rastros genéticos de esta tortuga, conocida como Chelonoidis elephantopus o C. elephantopus, en el ADN de su descendencia híbrida.
«Hasta donde sabemos, este es el primer reporte de redescubrimiento de una especie por medio del seguimiento de las huellas genéticas dejadas en los genomas de su descendencia híbrida», dijo Ryan Garrick de la Universidad de Yale (Connecticut, noreste), uno de los autores del estudio publicado en la revista Current Biology del 10 de enero.
«Este hallazgo da un nuevo impulso a los esfuerzos para proteger a las tortugas en peligro de extinción de las Islas Galápagos», agregó.
Las tortugas de las Galápagos son famosas por haber inspirado la teoría del naturalista británico Charles Darwin sobre la evolución por selección natural, durante su pasaje por la región.
Estas tortugas pueden llegar a pesar casi 400 kilos, medir más de 1,80 metros de largo y vivir más de cien años. Actualmente varias de las trece especies restantes de tortugas de las Galápagos son consideradas en alto riesgo de extinción.
La tortuga C. elephantopus se encontraba originalmente sólo en la isla Floreana y se estima que se extinguió poco después del histórico viaje de Darwin a las Galápagos en 1835.
Los investigadores de la Universidad de Yale hallaron los primeros rastros genéticos de estas tortugas en el ADN de once tortugas que pertenecen a otra especie, llamada C. becki, y que viven en la isla Isabela cerca de un volcán activo.
El transporte de tortugas de una isla a otra por parte de piratas o balleneros no era raro en el siglo XIX, dijeron los investigadores. Garrick piensa que especímenes de la tortuga C. elephantopus fueron transportados hacia el norte de la isla Isabela antes de extinguirse en la isla Floreana, considerado su hábitat original.
Este descubrimiento animó a Garrick y a sus colegas a estudiar la población de tortugas de la isla Isabela, la mayoría C. becki, estimada en unos 7.000 ejemplares. El muestreo genético realizado en 2.000 de estas tortugas permitió descubrir huellas genéticas que sugieren que ejemplares de C. elephantopus podrían vivir todavía en la isla.
Al comparar el ADN de los híbridos vivos con los ejemplares de los museos, «las nuevas tortugas incluidas en la muestra sólo pueden explicarse si uno de sus dos padres son C. elephantopus», dijo el estudio. No obstante, estos progenitores C. elephantopus existirían en números tan bajos que los investigadores tendrían que tener mucha suerte de encontrar un ejemplar.
Pero incluso si los investigadores no pudieran tener en sus manos una de estas tortugas, sus descendientes podrían ser la clave para la conservación de las tortugas gigantes de las Galápagos. «Los híbridos podrían permitir resucitar especies extinguidas», dijo Garrick.