El informe tiene 2,6 millones de palabras y su elaboración costó 10 millones de libras (13,3 millones de dólares). Más de 120 personas aportaron su testimonio, desde Tony Blair y su sucesor, Gordon Brown, a ministros y altos mandos militares y de los servicios de inteligencia.
Blair metió a su país en la guerra de Irak sin agotar las opciones diplomáticas, sin un plan postconflicto y siguiendo «ciegamente» a Estados Unidos, según la investigación oficial difundida este miércoles. «Llegamos a la conclusión de que el Reino Unido eligió sumarse a la invasión de Irak antes de agotar las opciones de un desarme pacífico«, sentenció sir John Chilcot, el autor del informe en Londres.
Con una larga carrera como diplomático y tras ser consejero de los servicios secretos del Reino Unido, Chilcot fue el responsable de revisar, liderar y organizar un reporte que lleva su nombre sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak desde el inicio de la invasión en marzo de 2003hasta la retirada de las tropas británicas en mayo de 2009.
El ex funcionario público de 77 años formado en la universidad de Cambridge, tuvo que enfrentar críticas por los continuos retrasos en la publicación del documento. Pensado para ser publicado en dos años, el proceso se alargó a siete, tras tomar declaraciones a testigos y evaluar miles de documentos del gobierno, muchos de ellos secretos.
La baja de uno de los miembros de la comisión y la imposibilidad de publicar en su totalidad conversaciones entre el ex primer ministro Blair y el que ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush, alargaron la redacción del informe.
«Pese a las advertencias explícitas, las consecuencias de la invasión fueron subestimadas. La planificación y los preparativos para el Irak post Sadam fueron totalmente inadecuados», detalló el diplomático inglés.
Otro de los motivos en el atraso de la publicación del informe es que Chilcot aludió al proceso conocido como «Maxwellisation», según el cual todos los que han sido criticados o acusados de algún hecho tienen garantizado el derecho a respuesta, como un impedimento para avanzar en el documento.
La investigación es particularmente incriminadora con Tony Blair, quien prometió al presidente estadounidense George W. Bush seguirle «pasara lo que pasara», tan sólo un año antes del conflicto en una misiva del 28 de julio de 2002.
Por su parte, Blair se defendió de las acusaciones en un comunicado en el que aseguró: «Esté la gente de acuerdo o no con mi decisión de lanzar una acción militar contra Sadam Husein, la tomé de buena fe y creyendo que era en interés del país«
El primer ministro David Cameron también se refirió al informe desde la cuenta oficial de Twitter de la sede de gobierno: «Es un día dificil para las familias que perdieron a sus seres queridos. Espero que puedan tener, al menos, un poco de consuelo gracias al informe«, aunque también manifestó que «Reino Unido no desconocerá su rol en el escenario mundial o fallará en proteger a su gente».
Miles de iraquíes murieron en la guerra y en el brutal conflicto sectario que le siguió, además de 179 soldados británicos, cuyos familiares siguen pidiendo respuestas y expresaron su «tristeza al descubrir que sus seres queridos murieron innecesariamente».
La invasión fue polémica en su tiempo y se llevó a cabo sin un mandato explícito del Consejo de Seguridad de la ONU, con Estados Unidos y el Reino Unido alegando que el régimen de Sadam Hussein contaba con armas de destrucción masiva. Aunque Blair dimitió en 2007, su credibilidad no se recuperó de ese hecho y gran parte de los británicos creen que nunca debió haber metido al país en esa guerra.
Fuente: AFP/EFE