«Es seguro que la cantidad y localización de las víctimas continuará creciendo», reconoció Smith, uniéndose a las alertas expresadas ya por los funcionarios estadounidenses sobre la seriedad del ataque.
«Esto no es ‘espionaje como de costumbre’, incluso en la era digital», valoró el presidente de Microsoft, sino que «evidencia un acto de imprudencia que creó una seria vulnerabilidad tecnológica para Estados Unidos y el mundo».
Microsoft afirmó que había notificado a más de 40 clientes afectados por estos programas malignos, que según los expertos en seguridad permitieron a los atacantes un acceso sin restricciones a sus redes.
«Hubo un esfuerzo significativo para usar un programa de terceros para incrustar esencialmente código dentro de los sistemas del gobierno de Estados Unidos», dijo Pompeo al programa televisivo The Mark Levin Show.
«Creo que ahora podemos decir que es bastante claro que fueron los rusos los que participaron en esta actividad», agregó, según reporta la agencia de noticias AFP.
John Dickson, de la firma de seguridad Denim Group, dijo que varias compañías del sector privado que podrían ser vulnerables luchan ahora para reforzar su seguridad, hasta el punto de considerar incluso reconstruir sus servidores y otros equipos.
«Todo el mundo está realizando ahora evaluación de daños porque esto es enorme», aseguró Dickson. «Es un duro golpe para la confianza tanto en el gobierno como en la infraestructura crítica».
La amenaza procede de un ataque de largo recorrido que, según se cree, inyectó programas nocivos en las redes de computadores que usaban un software para la gestión de empresas creado por la compañía de tecnología basada en Texas SolarWinds, y tendría el sello de un ataque nacional.
Ante este panorama, la Agencia de Seguridad Nacional pidió una mayor vigilancia para prevenir el acceso no autorizado a los sistemas clave militares y civiles.
Para los analistas, estos ciberataques suponen amenazas a la seguridad nacional debido a la infiltración en importantes sistemas de gobierno, lo que puede generar riesgos también para el control de sistemas de infraestructuras clave como las redes de energía eléctrica.
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