A menos de diez minutos del pitazo inicial, tres de las cuatro tribunas del Estadio Antonio Romero comenzaron a iluminarse en su totalidad. El rojo y blanco que predominaba la escena quedó eclipsado por miles y miles de luces blancas. Los flashes de los teléfonos celulares de los hinchas de River en Formosa impusieron un marco ideal para el momento que cambió el rumbo del partido. Ignacio Scocco abrió su pie derecho y explotó la red con un furioso remate desde el punto del penal al palo izquierdo del arquero Gabriel Arias. Así, el público se sumergió en un éxtasis del que nunca pudo salir.
Gallardo eligió un 4-3-1-2 con un equipo diezmado debido a las ausencias de Moreira, Casco, Enzo Pérez, Nacho Fernández y Pity Martínez. Pero no fue demasiado problema para River, que, pese a que tuvo sectores con déficits, se adaptó y recuperó confianza: Montiel cumplió en el lateral derecho, Saracchi tuvo una tarea regular por los embates de Rius, tanto Auzqui como Rojas acompañaron con altas y bajas a Ponzio, el uruguayo De La Cruz se destacó en sus 42 minutos en cancha -fue reemplazado por Palacios- y Borré ayudó a Scocco en la delantera.
El triunfo le sirve no solo por la clasificación -el lunes jugarán Belgrano y Atlanta para definir el rival-, sino también por la necesidad que tenía de recuperarse tanto desde el juego como desde el resultado. Con las semifinales ante Lanús por Copa Libertadores como gran prioridad -serán el martes 24 y 31-, River se apoya en Scocco como su as de espadas y buscará ahora que la visita a Formosa se transforme en un nuevo envión para afrontar a pura potencia y efectividad el decisivo mes de octubre.
La Nación
