En su decisión de desdoblar las elecciones porteñas, Horacio Rodríguez Larreta además de querer mostrar su “autonomía” como jefe de Gobierno porteño, evidenció su voluntad de emanciparse dentro de la familia del PRO y de enfrentar, nada menos, que a su mentor político, Mauricio Macri. Su anuncio de establecer la boleta única para cargos locales desató la furia del ex presidente. Los reproches más duros fueron por no haberle “avisado antes” y considerar que esa estrategia beneficia al candidato del radicalismo Martín Lousteau, en detrimento de su candidato y primo, Jorge Macri, como futuro sucesor en la Ciudad, el bastión histórico del PRO.
Una anécdota pinta con crudeza su intención de demostrar que no está dispuesto a ser “el Alberto Fernández de Macri”. El martes por la mañana, Macri bramó por la ausencia de Rodríguez Larreta en el zoom convocado por Patricia Bullrich de urgencia la noche anterior, quien omitió invitar al jefe de Gobierno. A las 8:50, lo hicieron llamar pero estaba por salir al aire con Marcelo Longobardi, y pese al reclamo del ex presidente, mantuvo su plan de salida radial. Larreta y Macri no volvieron a hablarse luego del estallido público de la interna, aunque en el entorno del jefe de Gobierno aseguran que “está tendiendo puentes”.
Sus colaboradores aseguran que está “tranquilo” y “convencido” de la decisión que tomó. Repiten una y otra vez que “hizo lo que tenía que hacer: lo que dice la ley”, y así salió a explicarlo una y otra vez en distintos medios. Frente a las críticas de que la decisión fue “inconsulta”, responden que se trata de una atribución que le dio la ley. Destacan que no hubo desdoblamiento en 2019 en la Ciudad, cuando Macri necesitaba la tracción de la boleta sábana, porque el nuevo Código Electoral de la Ciudad – propuesto por el Ejecutivo porteño y aprobado en la Legislatura a finales de 2018 – recién entró en vigencia el 1 de enero de 2020. Y que en 2021, consultaron a la Justicia electoral por la pandemia, y se resolvió no desdoblar para facilitar las medidas de prevención.
Sin embargo, la explicación de que “siguió la ley”, tiene interpretaciones que son, como siempre, políticas. El artículo 111 del Código Electoral porteño establece como “instrumento de sufragio” para las elecciones porteñas a la boleta única (sin aclarar si debe ser papel o electrónica). Pero el artículo 60 establece que “el Poder Ejecutivo podrá, en el decreto de convocatoria a elección de cargos locales, adherir al régimen de simultaneidad de elecciones” nacionales. Y que “en caso de considerarlo necesario, podrá suscribir los acuerdos pertinentes a efectos de celebrar los comicios en la fecha prevista para las elecciones nacionales utilizando un sistema de emisión del sufragio distinto al vigente a nivel nacional”.
Ese “podrá” es la opción que usó Rodríguez Larreta para justificar su decisión, bajo el argumento de que la boleta única estaba en el espíritu del PRO desde hace más de 10 años, y había sido un caballito de batalla político en el orden nacional. “¿Los del PRO que se oponen a la decisión de Horacio, defienden ahora la lista sábana?”, preguntan con malicia en el nuevo comité de campaña que Larreta montó en la calle Olazábal, en el barrio de Núñez. Su equipo celebra que ¿por fin? haya empezado a sacudirse el mote de “tibio” que le asignan sus enemigos internos dentro de PRO.
También señalan que la decisión fue “otra muestra más de autonomía” del jefe de Gobierno porteño, que tuvo como antecedente la presentación en la Corte para defender la coparticipación porteña y la decisión de abrir las escuelas, en contra de lo dispuesto por el gobierno nacional.
Ayer, pese a que había anticipado que en las próximas elecciones primarias porteñas el PRO presentaría un solo candidato del PRO, que todo indicaba que iba a ser Jorge Macri como le había reclamado el ex presidente en una charla a solas hace poco más de dos semanas, Rodríguez Larreta afirmó que los tres candidatos a sucederlo en la Ciudad “son un lujo” y “están en carrera”, en alusión también a sus ministros Fernán Quirós y Soledad Acuña. Desde su bunker de campaña aseguran que “Macri y Quirós tienen números muy parejos en las encuestas presenciales”, y que “Lousteau está muy cerca”.
El interrogante de los tiempos
Pero la decisión de Larreta de que las elecciones en la Ciudad sean con el sistema de boleta única electrónica, enfrenta una serie de desafíos: con solo cuatro meses por delante, deberá resolver las instancias de implementación en determinados plazos, y con varios actores involucrados. Esto podría llevarlo al impensable escenario de no poder cumplir con todos los términos del anuncio.
“¿Se contemplaron los tiempos del proceso de organizar una elección el mismo día, con boleta única electrónica por separado? preguntó Infobae a uno de sus estrechos colaboradores. “Se supone que sí”, respondió sin animarse a garantizarlo.
Ante la consulta formal al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, aseguraron que “se llegará perfectamente con los plazos establecidos por la ley electoral para cumplir todos los requisitos de la licitación pública” para la adquisición de las máquinas emisoras de las boletas. Y afirmaron que “se está diseñando un cronograma operativo” que estaría listo “entre lunes y martes próximos”.
En el decreto de convocatoria del 11 de abril último, Larreta dejó consignado que “los organismos electorales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberán acordar con la Justicia Electoral Nacional la coordinación de competencias y los términos de la concurrencia electoral, a efectos de celebrar elecciones nacionales y locales en la misma fecha y en el mismo local”. Esto significa que el flamante Tribunal Electoral de la Ciudad, presidido por el juez Roberto Requejo, deberá firmar un acuerdo con la jueza federal de la Capital con competencia electoral, María Servini, para coordinar aspectos de la organización el mismo día. Ese convenio debe ser luego aprobado por la Cámara Nacional Electoral (CNE).
Por ejemplo, si se compartirán las autoridades de mesa para los comicios nacionales y los locales, o se requerirá una autoridad de mesa adicional; si habrá un refuerzo de personal para guiar a los votantes en el uso de la máquina para imprimir la boleta única electrónica; quién va a custodiar las urnas de las elecciones locales; si hay que aumentar el personal de seguridad; o si se va a utilizar el mismo circuito de transporte de las urnas.
¿Son habituales este tipo de convenios de colaboración? preguntó Infobae a una fuente judicial que conoce la materia. “Sí, siempre que hay elecciones provinciales, aún cuando son desdobladas en otra fecha. Con listas sábanas, son más sencillos; con las elecciones concurrentes, son más complejos porque hay más temas operativos a coordinar”. Así ocurrió por ejemplo en el caso de las elecciones en Santa Fe, en la que el acuerdo se hizo con el Tribunal Superior, o en la de Salta, con el juez electoral. La idea en el gobierno porteño es replicar este último modelo.
¿Hay suficiente tiempo para firmar ese convenio? La coincidencia entre distintas fuentes es que los plazos están justos, o muy justos. Dependerá de la velocidad con la que se pueda concretar todo el proceso que estará a cargo del Instituto de Gestión Electoral (IGE), creado en 2018 por la Ley 6031 del nuevo Código Electoral de la Ciudad.
El organismo que tendrá un rol clave
El hasta ahora prácticamente desconocido IGE, a cargo de Ezio Emiliozzi, es el organismo en el que deberán posarse todas las miradas, y que tendrá un rol central en el cumplimiento del anuncio de Larreta. Fuentes de este organismo le dijeron a Infobae que “están trabajando a toda marcha para que se pueda cumplir con los plazos”. Emiliozzi fue nombrado en comisión en forma provisoria por un decreto de Rodríguez Larreta, ya que aún su nombramiento no tuvo acuerdo de la Legislatura con la mayoría especial de 40 votos requerida. Sin embargo, tiene experiencia en el tema por haber sido el anterior Director Electoral de la Ciudad.
En su decreto, Larreta delegó en el IGE la potestad de “incorporar tecnologías electrónicas en el procedimiento de emisión del voto” para implementar un “Sistema Electrónico de Emisión de Boleta”. Desde el gobierno porteño aclaran que la Boleta Única Electrónica (BUE) “no es equivalente a la urna electrónica o el voto electrónico, que tienen memorias dentro de la máquina que guardan el voto. En la Boleta Única Electrónica, el elector elige sus candidatos en la pantalla, y la máquina cumple la función de una impresora, porque el voto que vale es el que está en el cartón, que se ingresa a una urna”. Luego se pueden hacer dos conteos: el manual con las boletas impresas en las urnas, o el electrónico, ya que la boleta tiene un chip donde se guarda la información que hace que el voto y el recuento se realicen de esa forma también.
En el organigrama, paradójicamente, el IGE está bajo el Ministerio de Gobierno, cuyo titular es Jorge Macri, el único precandidato del PRO que promueve el ex presidente Macri y el principal perjudicado por su decisión. Desde ese Ministerio explicaron que el IGE es un ente autárquico, y que si la candidatura de Jorge Macri se confirma, será una “decisión indelegable del Jefe de Gobierno” evaluar sacarlo de su órbita. Hubo un antecedente en el orden nacional, cuando el ex ministro del Interior Florencio Randazzo fue candidato, y la Dirección Nacional Electoral (DINE) fue pasada al Ministerio de Justicia.
Lo primero que hará el IGE a comienzos de la semana próxima, será convocar a las universidades públicas y especializadas en tecnología – como la Universidad de Buenos Aires (UBA, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) o el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), entre otras – y a distintas ONGs vinculadas a temas electorales – como Poder Ciudadano o CIPPEC- para que participen de una auditoría sobre las empresas que se ofrezcan a prestar el servicio de la BUE.
Luego el IGE deberá convocar a los oferentes interesados para que muestren sus diferentes sistemas electrónicos para la emisión de voto, con soporte papel, el escrutinio de mesas y la transmisión de resultados provisorios. El objetivo es que puedan ser puestos a prueba y auditados por las universidades y ONG convocadas. Producto de esa auditoría – que tiene un plazo de 30 días corridos – se definirán qué prestadores cumplen con los requisitos de la ley para la emisión del sufragio vía electrónica. Solo los aprobados podrán inscribirse en el Registro de Proveedores del IGE y quedarán habilitados a presentarse a la licitación pública. La aprobación de los sistemas electrónicos debe concretarse al menos 50 días antes de los comicios. O sea en solo dos meses, con fecha tope el 24 de junio, la misma para el cierre de precandidaturas para las PASO.
“En paralelo mientras se desarrolla este proceso de auditoría que demandará un mes se trabajará en la confección de los pliegos para la licitación. Deberían estar listos más o menos para cuando termine la auditoría”, explicaron en el IGE a Infobae.
Más allá de qué empresa se elija para proveer el servicio, “el sistema de Boleta Única Electrónica ya fue utilizado en la Ciudad y cuenta con una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA)”, aseguran en el gobierno porteño.
En los comicios locales de 2015, la empresa ganadora fue Magic Software Argentina (MSA), que sufrió un ingreso irregular en su sistema informático pocos días antes de la elecciones generales de ese año y implicó una investigación judicial. Desde distintas organizaciones de la sociedad civil denunciaron las vulnerabilidades del sistema. La firma es la misma que prestó el servicio en varias elecciones en Salta, desde 2009, y en la Primarias en Chaco en 2017. También lo hará en la próxima elección presidencial en Paraguay.
La cantidad de máquinas para elegir los candidatos a jefe de Gobierno, legisladores y comuneros, a su vez, plantea otro desafío por su número. Deberán cubrir cerca de 12.000 mesas, según las cifras definitivas del padrón. En esta elección su suma el voto para cargos locales de los extranjeros con residencia permanente en la Ciudad, que son unos 650.000.
¿Se llegará con los tiempos? En el gobierno porteño aseguran que sí. ¿Si no se llega, se va a recurrir a la Boleta Única papel? “Hipotéticamente sí”, respondió uno de los expertos en materia electoral de la Ciudad consultados por Infobae. Así las cosas, la decisión de Larreta no dependerá solo de su voluntad, sino de una suma de esfuerzos que, de no ser exitosos, lo pueden implicar un serio traspié político en su campaña de cara a sus aspiraciones presidenciales.
Fuente: infobae