Rubia Moreno: mujer santiagueña que se convirtió en leyenda ejemplar

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1837

De padres franceses, esta mujer trabajó duro junto a las tropas nacionales; tanto, que hasta convenció a su familia para alistarse en la guerra.

Allí murió degollado su padre.

De la opulencia, falleció en la más triste pobreza.

Sus restos descansan en un calicanto del cementerio La Misericordia.

A escasos 7 km del centro se levanta una histórica finca que rememora un capítulo valioso en la lucha por la libertad, enalteciendo, con su nombre, a una aguerrida mujer que colaboró con las tropas de Antonino Taboada.

La Rubia Moreno perdurará para siempre a la vera de la ruta 51, frente al barrio Mishqui Mayu; tanto en la zamba de Cristóforo Juárez, como por haber sido aliada y protagonista en la batalla de Pozo de Vargas: en ella se enfrentó el ejército federal con el nacional, el 10 de abril de 1867.

De ella poco se sabe.

Apenas que se llamara Santos Moreno y que hubiera nacido en 1840.

Se cree que al morir su madre, el padre la trasladó (alrededor del 1860) hacia una propiedad ubicada en la barranca del río, exactamente en la bajada del antiguo camino de El Polear: éste se comunicaba hacia San Isidro y el Salado.

Como su padre la educó y crió en el campo, con el andar de los años Santos se transformó en una bella mujer rubia y con ojos verdes.

La historia recuerda que en plenos enfrentamientos armados, la familia empezó a trabajar en una pulpería propia, en un vértice muy especial y por donde solían viajar soldados y comerciantes de carne.

Tanto charlaba con los hombres que sin querer adquirió los modales de los jóvenes: su temple se tornó dominante, más aún al reemplazar su ropa femenina por una pollera roja, idéntica a un poncho, vinchas, alpargatas, un puñal a la cintura y trenzas.
Aliada en la guerra

Los memoriosos agregan que entusiasmada con la causa, la Rubia Moreno convenció al hermano, a su padre y a su esposo, Juan Manuel Barrionuevo, a que se alistaran en las tropas locales.

También entregó generosamente caballos, vacas y su peonada en general.

El día previo al 10 de abril de 1867, Felipe Varela llegó a Mesillas (casi 30 km de La Rioja) y dispuso que fueran ejecutados (pasados a degüello) los comandantes Vicente Barros, Fermín Bazán, el teniente Balbino Arias, el mayor Barcala y otros civiles.

Bien entrada la tarde, se inició el ataque en contra de las fuerzas nacionales, cuyos hombres permanecían bajo las órdenes de Antonino Taboada, protegiendo el acceso al Pozo de Vargas, apenas a 2 km de La Rioja.

Lucharon 3 horas, los invasores se alejaron imposibilitados de desalojar a las tropas nacionales, mucho menos adueñarse de la ciudad.

Murieron más de 800 hombres en total. Según los nacionales, casi 150 soldados rebeldes (federales) quedaron prisioneros.

La Rubia Moreno perdió a su padre en la lucha.

El ocaso del 1860 encontró a la Rubia Moreno en la más absoluta soledad… y pobre.

Falleció Antonino Taboada y el nuevo poder político la despojó de todos sus bienes.

LA RUBIA MORENO

Letra: Agustin Carabajal
Musica: C. Juarez
(Zamba)

 

Rubia Moreno, pulpera gaucha
de falda roja, vincha y puñal.
No había viajero que no te nombre
por el antiguo camino real.

Hecha entre el bronco, bramar del Dulce [puma]
solo se oia su voz mandar. (1)
eran sus ojos dos nazarenas (2)
bravas espuelas en el mirar. (3)

Estribillo

Rubia Moreno guarda mi pueblo
a orillas del río Natal.
Tu nombre heroico como figura,
como figura de cuño real.

Juntito al vado, tu rancho amigo
alzaba al cielo su banderin
por los carriles de cuatro vientos
venia el alerta de algún clarín

¿Tuviste amores?…, ¿tuviste celos?…
Rubia pulpera sin corazón.
Eras más brava que las leonas
de los juncales del Albardón

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