Rusia y China están al acecho de los planes de Alberto Fernández para la Argentina

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Mientras que en estos días Sergio Massa deambulaba por los pasillos del poder en Washington asegurando a los inversores y a la administración norteamericana que el próximo será un gobierno “en el que va a primar la moderación política” y que “en Argentina no viene el cuco”, desde Buenos Aires empezó a rodar una fuerte avanzada de Rusia y China orquestada bajo un mismo objetivo: estrechar lazos con los planes de Alberto Fernández y hacer negocios en su eventual gobierno a partir del 11 de diciembre.

Desde que el proyecto de regreso al poder del kirchnerismo empezó a cobrar forma después de las PASO, hubo muchas señales de Moscú o Beijing para convencer a Alberto Fernández sobre la necesidad de no atarse a las recetas ortodoxas de Estados Unidos y empezar a moldear a la Argentina bajo el mantra oriental.

El candidato presidencial del Frente de Todos y su equipo de política exterior tiene en China y Rusia el camino allanado por Cristina Kirchner desde su paso por la Casa Rosada. Pero tanto el presidente Vladimir Putin como Xi Jinping decidieron reforzar los lazos con el kirchnerismo de cara a los tiempos que vienen. También dieron muestras concretas de estar al acecho de los planes de Alberto Fernández para el futuro inmediato de la Argentina.

Según pudo saber Infobae, en las últimas semanas hubo en Buenos Aires varias señales de acercamiento de funcionarios rusos y chinos hacia Fernández para recomponer relaciones con Argentina y avanzar después de diciembre con proyectos concretos en el país. Es que la estrategia de Mauricio Macri, apegada al plano personal con los Estados Unidos de Donald Trump, dejaron a un lado en los últimos cuatro años a Rusia y mantuvieron a China no tan cercana al radio de acción de Buenos Aires.

“Esta claro que con la eventual llegada de Alberto Fernández al poder se abre una gran posibilidad de negocios con Rusia ya que con Macri no se dieron y siempre con un gobierno peronista es posible mantener una buena relación ya que no tiene una mirada negativa de Moscú”, explicó a Infobae Olessia Kasakova, quien es representante de de empresas petroleras rusas interesadas en Vaca Muerta y de la federación rusa de Bashkortostan, una de las zonas industriales más ricas.

Kasakova ya mantuvo reuniones con Fernández en la embajada de Rusia en Buenos Aires y hablaron sobre las posibilidad de inversiones concretas a futuro.

No fue el único acercamiento que mantuvo Rusia con el candidato presidencial del Frente de Todos y su equipo. Hace dos semanas hubo una reunión secreta entre Jorge Taiana, ex canciller y actual miembro del equipo de relaciones exteriores de Fernández. y Dimitry Belov, quien es el responsable del Departamento del Cono Sur y el número dos del área de América latina en la Cancillería rusa. El encuentro se dio en la embajada de Rusia en Buenos Aires y allí se habló de todo: desde eventuales inversiones rusas, hasta la necesidad de que la Argentina amplíe su menú de exportaciones y el abordaje de la crisis de Venezuela.

“Fue un encuentro sincero y con mucho interés de Rusia con vistas a los momentos políticos que se vienen”, dijo a Infobae uno de los participantes de esa reunión reservada.
El caso de Venezuela generó muchas fricciones entre el gobierno de Macri y Putin. De hecho, el embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov, marcó abiertas diferencias en torno a la situación de Venezuela ya que Moscú ha dado un fuerte apoyo militar al régimen de Nicolás Maduro y no acepta a Juan Guaidó como presidente interino. Como adelantó ayer Infobae, el apoyo del Kremlin a Maduro cada vez es más tenue y se poya en otros líderes chavistas.

Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos de Macri, mantuvo hace dos meses una reunión en Moscú con la Cancillería rusa y trató de transmitir allí la necesidad de que Rusia acepte a Guaidó como una salida a la solución de Venezuela. Pero la postura de Moscú es intransigente: no creen en una injerencia en Venezuela a pesar de que respaldan al régimen con armamentos. Putin parecería jugar a la ruptura de Maduro con el todopoderoso Diosdado Cabello o con Héctor Rodríguez. La relación de Macri con Putin nunca fue muy cercana y se mantuvo en lo formal.

En esta estrategia hacia Venezuela, el kirchnerismo se siente más cercano a Rusia. Fernández ya dijo que no considera a Maduro un dictador pero cree que se debe dar una solución regional a la crisis de Venezuela que incluya un compromiso de Rusia de retirar el apoyo militar para llevar paz a Caracas.

Sin embargo, el encuentro de Taiana con Belov abundó más allá del caso Venezuela. En Moscú recuerdan aún con cierta melancolía las buenas relaciones de Putin con Cristina Kirchner, aunque la histórica mecánica del poder verticalista ruso impone un axioma inquebrantable: el Kremlin siempre establecerá lazos con el número uno del poder de turno. Y en este caso se someterá a los mandatos de Fernández y no de Cristina Kirchner. Nuevos tiempos, viejos proyectos.

Moscú mira con mucho interés la idea de reflotar los memorándum que firmaron hace cinco años Argentina y Rusia para la construcción de una central nuclear. La gigante empresa Rosatom está al acecho y detrás de esos negocios millonarios.

El embajador de la Federación Rusa, Dmitry Feoktistov, fue directo al grano al hablar de los futuros negocios de energía nuclear con la Argentina cuando se reunió con Fernández. No sólo eso. Hace unos días atrás expresó sin vueltas: “Rusia entiende que Argentina está pasando por un momento económico complejo pero ahora está dispuesta a financiar por completo la central nuclear. Esto no implicaría ninguna violación del acuerdo entre Argentina y el FMI, que había prohibido tomar nuevos créditos, porque Rusia vendría con su dinero”, dijo. Pragmatismo soviético puro. La construcción de una central nuclear de Rusia en Argentina se estima en 10.000 millones de dólares.

A la vez, empresas como Gazprom, Petrotool, Burintekh, Avantgrade Oil y JSC Art Odsnastka están empeñadas en avanzar en lo inmediato con potenciales negocios en Vaca Muerta.

El representante comercial de la embajada de Rusia, Sergey Derkach, está en pleno proceso de buscar oportunidades asociativas con empresarios argentinos para generar condiciones de negocios concretos para los tiempos que se vienen.

Hay en lista de espera proyectos para todos los gustos: la importación a granel de uno de los mayores productos de fertilizantes rusos como es PhosAgro; las inversiones de Skolkovo en drones para agricultura o el suministro de equipos ferroviarios y material rodante a la Argentina de las empresas Sinara Transport Machines y Transmashholding, entre otros rubros. Desde lo militar quedó pendiente la venta de un buque polar para la campaña antártica ya que durante los años del kirchnerismo en que el rompehielos Irizar estuvo en reparaciones fueron los rusos quienes aportaron su logística a la Argentina para la Antártida.

El actual embajador argentino en Beijing, Diego Guelar, suele repetir que “después del FMI los únicos que tienen dinero fresco para ayudar a la Argentina son los chinos”. Y la administración de Xi Jinping tiene bastante en claro este asunto de necesidades económicas del futuro gobierno argentino en función de los intereses geopolíticos de China en la región.

No fueron casuales los encuentros que ya mantuvo Fernández con el embajador de China en Argentina, Zou Xiaoli. Tampoco resultó extraña la visita de Jorge Argüello o Taiana a la embajada de China en el contexto de la política exterior que se avecina en la Argentina.
Beijing está al acecho de los planes de Fernández, buscará reforzar la “alianza estratégica integral” y confía en ampliar su menú de negocios en Buenos Aires una vez que el nuevo presidente aterrice en la Casa Rosada.

Como pretenden también los rusos, aunque con mayor disponibilidad de fondos, los chinos tienen negocios en puerta para todos tipo de rubros: desde centrales nucleares, hasta el desarrollo de tecnología 5G con Huawei a la cabeza o el estratégico negocio del dragado y balizamiento de la hidrovía Paraná-Paraguay. Todo está en la hoja de ruta que Xi Jinping empezó a tejer en el 2007 con Cristina Kirchner y que ahora se potencia.

El gobierno de Macri canceló por tercera vez un acuerdo con China para la construcción de una central nuclear en Campana por problemas presupuestarios. Se trata de una inversión de 9.000 millones de dólares con tecnología puramente china. Los vaivenes económicos de la administración macrista no pudieron sustentar ese acuerdo pero la paciencia de Beijing es infinita y ahora empieza ver un horizonte más claro con Alberto Fernández en la cercanía del poder.

“China al igual que Estados Unidos es un actor clave para el desarrollo de la economía mundial y nuestra cercanía con China no va a colisionar en la relación que podamos establecer con Estados Unidos”, explicó Argüello a Infobae.

Nadie sabe cuándo se podría dar una colisión Estados Unidos-China hasta que no empiecen los choques reales. Y uno de esos enfrentamientos potenciales que se avecinan entre Estados Unidos y la Argentina se llama desarrollo de tecnología 5G con Huawei a la cabeza.

En esta línea, el ex canciller Taiana publicó un trabajo en la revista Mundosur que elabora un grupo de intelectuales del kirchnerismo donde destacó: “El gobierno estadounidense prohibió a las empresas norteamericanas proveer de insumos a las empresas chinas Huawei y ZTE, tratando así de romper la cadena productiva global. Unos días después Google decidió suspender sus vinculaciones con Huawei, obligándola a crear sus propios códigos operativos”. ¿Habrá un virtual aval al espionaje chino? Nadie responde. Washington ya desechó la tecnología de Huawei al igual que lo hicieron el Reino Unido y Alemania. Espera que hagan lo mismo sus socios en esa cruzada contra el espionaje del Estado comunista chino.

Por el contrario, Taiana está convencido que “detrás de esta ‘guerra comercial’ (entre Estados Unidos y China) existe el claro objetivo de impedir que China logre, en el futuro, el liderazgo científico-tecnológico global y también implica la subordinación de los países que consideran aliados”, según subrayó en esa publicación.

Hay otra batalla en puerta que se avecina con el desembarco chino en un eventual gobierno de Fernández. Pero esta vez la contraparte de la disputa no es Estados Unidos sino Bélgica.

En abril del 2021 vence el plazo para la ejecución de las obras de dragado y balizamiento de la hidrovía Paraná-Paraguay. Se trata de unos 1.200 kilómetros de ruta fluvial donde operan unos 4.500 buques de carga de gran parte de la cosecha agrícola argentina que se exporta al mundo.

Desde hace unos 20 años que las obras de dragado y balizamiento de esta vía está en manos de la empresa argentino-belga Hidrovías SA. Y el año pasado, la parte argentina de esa compañía quedó en el ojo de la tormenta en la famosa causa de los Cuadernos K cuando el empresario Gabriel Romero confesó haber pagado coimas por U$600.000 dólares para que el gobierno de Cristina Kirchner le renovara por decreto la concesión de la explotación de la Hidrovía en el tramo del río Paraná-Paraguay. Los belgas de Jan de Nul se despegaron del asunto e insistirán con el negocio.

En los primeros días del 2020 se llamará a licitación para la renovación de obras de dragado y balizamiento de la denominada «autopista fluvial del Mercosur» en 2021. Y los chinos están al acecho.

Según pudo saber Infobae de fuentes diplomáticas, la empresa china Cofco está dispuesta a ofrecer hasta un 30% menos del costo global de las obras. También está la gigante Shangai Dredging Company (SDC) que ya en el 2016 ofrecía un peaje de USD 2,25 la tonelada de registro neto frente a los USD 3,05 que cobra Hidrovía SA. Pero no se puedo dar por objeciones de algunas empresas agroexportadoras europeas.

También hay en esto un tema de fondo que preocupa en el Palacio San Martín: el riesgo de la seguridad nacional. “El balizamiento de esos 1.200 kilometros de ruta fluvial con dispositivos de GPS de China instalados a lo largo de los ríos implicaría un control absoluto del comercio argentino”, explicó un diplomático argentino que conoce el tema. El debate fue abordado por el Departamento de Estado ante el canciller Jorge Faurie en su reciente visita a Washington.

Juan Carlos Venesia es el actual director del programa santafesino de desarrollo de la Hidrovía Paraná-Paraguay y en diálogo con Infobae admitió que “en el 2021 se va a dar una puja evidente de China por el control de la hidrovía ya que desde allí se controla la salida de ruta de toda la producción agrícola de buena parte de América del Sur”.

Venesia destacó que no sólo se trata de un negocio gigantesco que contempla 200 millones de dólares anuales por cobro de peaje y el transporte de 35 millones de toneladas de soja y otros alimentos. También se pone en juego allí el desarrollo tecnológico del transporte fluvial de la región.

Y el broche de oro de la denominada “ruta de la seda” que busca concretar China en la región está dado en la cordillera de los Andes con inversiones en la mira para el corredor bioceánico que va desde de Porto Alegre en Brasil pasando por Argentina hasta el Túnel Agua Negra conectando con Coquimbo en Chile. Estos son proyectos concretos donde China ha expresado su interés de participar en la construcción de estos corredores. Pragmatismo chino puro: con esto reduciría sustancialmente el transporte de mercaderías a Asia.

El mes pasado visitó la Argentina un grupo de empresarios chinos junto con el ministro de finanzas de Shenzhen, provincia de Cantón, China. ¿El objetivo de esa visita que organizó el gobierno peronista de La Rioja? Avanzar en la inversión china para el desarrollo del corredor bioceánico que permitiría conectar la ruta con Chile para Asia.

Por ahora todo está en el aire, a la espera de las elecciones presidenciales y de que eventualmente Alberto Fernández abra las puertas de la Casa Rosada a los chinos y también de los rusos que tantas muestras de clamor expusieron por la Argentina.

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