En el cuarto mes de guerra en Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin desafía a la Unión Europea con cortes de gas considerados como un «chantaje». En efecto, Moscú presiona donde más duele y juega con la vulnerabilidad energética de los europeos, que consumen en promedio un 40% de gas procedente de Rusia. Este porcentaje es aún más alto en otros países: 55% en el caso de Alemania y 85% en el de Bulgaria.
La caída de las entregas está haciendo subir los precios, lo que será costoso para las industrias, especialmente en Alemania, cuyas fábricas, a menudo conectadas directamente a los gasoductos, necesitan enormes cantidades de gas en los sectores de la química, del acero, del cemento y de los fertilizantes.
«Los rusos llevan mucho tiempo utilizando el gas como arma», dijo a la AFP Thierry Bros, profesor del Instituto Sciences Po París. «El Kremlin utiliza el principio de la incertidumbre, un día algo y al día siguiente otra cosa, para analizar nuestra unidad y presionar el mercado de las materias primas y hacer subir los precios», agregó.
Este viernes, el operador de la red francesa de transporte de gas GRTgaz anunció que no recibe gas ruso por gasoducto desde el 15 de junio, con la «interrupción del flujo físico entre Francia y Alemania».
El gas ruso representa un 17% del usado en Francia, adonde puede llegar por gasoducto o en forma líquida en barcos. Los suministros cayeron un 60% desde principios de año, según GRTgaz. Desde el miércoles, el abastecimiento se redujo a cero. GRTgaz no conoce la causa de este corte, pero llega cuando la compañía rusa de hidrocarburos Gazprom redujo considerablemente las entregas de gas hacia Alemania, a través del gasoducto Nord Stream 1.
«No debemos hacernos ilusiones, estamos en un enfrentamiento con Putin», declaró el jueves Robert Habeck, ministro de Economía y Clima de Alemania, a la televisión estatal. «Es una decisión que está tomando de forma arbitraria: así actúan los dictadores y los déspotas», agregó.
Las consecuencias son también graves para Italia, que recibirá este viernes sólo un 50% del gas pedido por su empresa nacional Eni.
El jueves, durante una visita a Kiev, el jefe del gobierno italiano, Mario Draghi, calificó de «mentiras» las explicaciones dadas por el ruso Gazprom para justificar estas reducciones del suministro, entre ellas las operaciones de mantenimiento. «Gazprom no necesita ninguna justificación, es una decisión política del Kremlin. Está cortando de forma diferenciada para resquebrajar la unidad europea», afirmó el experto Thierry Bros.
Europa, que por el momento solo ha impuesto un embargo al petróleo y no al gas ruso, busca otras fuentes alternativas para sustituir al gas ruso, sobre todo con gas natural licuado (GNL).
Francia, por ejemplo, importa gas desde otros países como España, que reforzó su suministro. Y aumentó sus compras de GNL, que llega por barco a las terminales.
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