“El 70/75% de los santacruceños no quiere a los kirchneristas gobernando cuatro años más la provincia”, enfatizan.
Pero en el Frente de Todos confían en un triunfo cómodo de esa coalición sobre la ex Cambiemos, aunque previsiblemente tanto desde el entorno de la exministra de Desarrollo Social como del de Belloni -un intendente K que se desmarcó bajo la bandera de la renovación- los muestran arriba en intención de voto y con una brecha chica entre ambos peronistas.
El festival récord de 57 boletas en el cuarto oscuro -consecuencia del mix de Ley de Lemas más la PASO nacional- augura un lento recuento de votos el domingo que dilataría las definiciones provinciales, máxime si se confirma la expectativa respecto de una potencial elección reñida.
En 2015 Costa fue el candidato a gobernador más votado. Pero Alicia Kirchner se impuso en su lema y fagocitó así los sufragios conseguidos por el exmandatario Daniel Peralta. Hoy el escenario mutó: Peralta va por fuera con sello propio -dispersará el voto peronista- y Costa se aggiornó estratégicamente, al contar con siete sublemas a gobernador que en los hechos recaudarán votos a su favor.
Tras desdoblar la elección a gobernador para superponerla con la PASO nacional, la mandataria intentó sin éxito pegar su boleta al tramo presidencial de Alberto Férnández-Cristina Fernández de Kirchner, pero se lo bochó la Cámara Nacional Electoral por tratarse de comicios de distinta naturaleza. Sin embargo, de todas formas apuesta a cosechar el arrastre desde arriba de la ex Presidenta, que conserva un fuerte caudal electoral en la tierra natal de Néstor Kirchner y que votará el domingo en tierra santacruceña.
La elección local -gobernador y vice, diputados provinciales y diputados por pueblo- se dará entonces en simultáneo a la PASO nacional presidencial y parlamentaria -el vicegobernador Pablo González encabeza la lista a la Cámara baja-, en un distrito que renovará el 27 de octubre dos diputados nacionales.
El 27-O habrá además otra votación de carácter local: se dirimirán elecciones a intendente, una estrategia febrilmente negociada que abre la puerta a varios candidatos hoy a gobernador que son jefes comunales a pelear potencialmente ese día su reelección, en un Plan B electoral.
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