El primero de abril, exactamente un mes después de la Asamblea Legislativa en la que el presidente Alberto Fernández protagonizó su primera apertura de sesiones ordinarias, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero envió una nota al Senado de la Nación. En la misiva se puso a disposición de esa cámara para brindar su informe en el marco de lo que establece el artículo 101 de la Constitución.
Según indica el sello en el margen superior derecho, la nota dirigida a la presidenta del Senado de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, ingresó a Mesa de Entradas a las 20 de ese miércoles. Desde entonces ya pasaron diecisiete días y el ministro coordinador no obtuvo respuesta.
Los senadores no fueron notificados. Por lo tanto, no se inició el proceso que estipula que cada bloque compile preguntas y las envíe al funcionario para que recolecte información entre todos los ministros y luego envíe por escrito las respuestas y las repita en forma oral.
Desde la Cámara de Diputados, tanto el radical Mario Negri como el macrista Cristian Ritondo, jefes de sus respectivos bloques, y el ‘lilito’ Maximiliano Ferraro, que es presidente de la Coalición Cívica, vienen reclamando la presencia de Cafiero. Nueve ministros ya presentaron informes ante distintas comisiones en forma virtual. Pero el jefe de Gabinete está obligado por la Carta Magna. Por eso la principal fuerza de la oposición ofreció al presidente de la Cámara, Sergio Massa, un mecanismo mixto: que los jefes de los bloques estén en el recinto y el resto de los diputados a distancia vía teleconferencia. En el medio pelean sobre si pueden sesionar o no por otros temas y de qué manera.
Esta misma semana los diputados de la oposición insistieron con ese reclamo. Sus colegas senadores en cambio no se dieron por enterados ante la consulta de Infobae. La carta de Cafiero duerme hace dos semanas y aseguran no tener conocimiento sobre ella. La comunicación del hombre más cercano al Presidente es simple: en cinco líneas pide que se notifique a los senadores y senadoras de su disposición a presentarse a brindar el informe número 125. En su caso, es el primero.
En Juntos por el Cambio insistieron ante Infobae en reclamar que se presente en Diputados, donde el Frente de Todos no tiene quórum propio ni mayoría. Con mayor número de integrantes (257 frente a 72 senadores) y con una cámara mucho más dividida, los debates suelen ser más ásperos y extensos y las negociaciones son no sólo necesarias sino imprescindibles.
No es por eso, aseguran en Jefatura de Gabinete, que Cafiero anunció su asistencia al Senado. Explican los antecedentes que tuvieron en cuenta: al iniciar la gestión de Cambiemos, el primer informe que dio el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, después de asumir fue el 27 de abril del 2016. Lo hizo en Diputados. En el mes de marzo no fue al Congreso, por lo que creen que el ministro actual no está en deuda con el Parlamento.
Durante el año pasado, año con elecciones escalonadas en todo el país, Peña asistió sólo en dos ocasiones: en marzo se presentó ante el Senado y en abril antes los diputados. Sostienen en el edificio que alguna vez ocupó Somisa, donde están casi todos los funcionarios del área, que por el sistema de alternancia lo correcto es arrancar esta vez por la cámara alta.
Cafiero ofreció presentarse vía teleconferencia, con la misma mecánica en que actualmente se realizan las reuniones de comisión en ambas cámaras. En el Senado ya se expusieron tres ministros: Elizabeth Gómez Alcorta, de la Mujer y Diversidad; Claudio Moroni, de Trabajo; y Ginés González García, el ministro de Salud que coordina la crisis por el coronavirus.
El procedimiento de presentación de informe arranca técnicamente con el envío de la nota. En el Senado las guardias son mínimas, los envíos se hacen online y casi no hay servicios de cafetería ni de limpieza. Con un tercio de los senadores integrantes de los grupos de riesgo, la Vicepresidenta siempre se mostró en contra de la realización de una sesión. Hace un mes rechazó incluso la posibilidad de un encuentro virtual para tratar el freno al aumento de alquileres y la suspensión de ejecuciones y remates. No quería, se decía, poner en riesgo la salud de los legisladores, movilizar gente a través de varias jurisdicciones ni mostrarse saltando la cuarentena. Massa en Diputados había ofrecido una sesión presencial en algún lugar más amplio que el recinto o una teleconferencia como las realizadas en los parlamentos de México y Ecuador. Finalmente el Presidente de la Nación apuró un Decreto de Necesidad y Urgencia.
Esta semana Cristina Fernández de Kirchner sorprendió presentando un extenso escrito ante la Corte Suprema. Pidió una declaración de certeza respecto a la validez de una sesión virtual. Su argumento fue la emergencia actual y la imposibilidad de que los senadores se trasladen hasta Buenos Aires para tratar un proyecto de ley impositivo. Se trata del gravamen a la riqueza que impulsa su hijo Máximo Kirchner y del que estos días sólo hablan los diputados Carlos Heller y Darío Martínez como únicos autorizados a dar detalles de una iniciativa que generó polémica y que, según se dice, mantiene en tensión al kirchnerismo duro con el resto del Frente de Todos. Los impuestos deben pasar indefectiblemente por el Congreso y Diputados debe ser la cámara de origen.
Desde la principal fuerza de oposición respondieron a la titular del cuerpo, por escrito, los jefes de senadores del PRO y la UCR, Humberto Schiavoni y Luis Naidenoff. Le señalaron que es improcedente que el Poder Legislativo acuda al Poder Judicial y que la emergencia no los inhabilita a viajar. Podrían o bien acordar cambios al reglamento o realizar una sesión presencial. Exigen además una pronta reunión de jefes de bloques. Hay dudas, en cambio, sobre si todos los senadores estarían dispuestos a trasladarse hasta la Capital.
Hasta que el debate judicial o la pelea entre CFK y Juntos por el Cambio no cierre esa grieta, todo parece indicar que no circularán las preguntas para Cafiero. Por lo tanto no hay fecha para su exposición.
En los términos del planteo de Cristina Kirchner, la validez de su presentación quedaría salvada de la discusión sobre su legitimidad. En la bancada oficialista hubo una larga reunión (remota) en la que, entre otros temas, se discutió el reclamo para bajarse los sueldos. No hubo acuerdo y se combinó que cada legislador donaría el porcentaje que creyera conveniente a la institución que considerara. Casi todos eligieron, como finalmente hicieron en Juntos por el Cambio, beneficiar al pago chico.
De Cafiero sin embargo, no se habla ni en la oficina de Cristina Fernández de Kirchner, ni en ninguno de los bloques. “Ellos tienen mayoría y tienen que convocar”, respondieron desde la oposición. El Frente de Todos cree que sin una definición de la Corte, no puede avanzar.
Cafiero espera. Sin fecha.