Una mujer denunció que un grupo de desconocidos atentaron contra su vivienda y la de su vecina, al disparar 35 veces con una ametralladora en la madrugada del sábado. Ocurrió en la zona de calle Muñecas al 2000, en San Miguel de Tucumán. “El atentado no fue para mí, sino para la familia de al lado”, relató Susana Herrera.
La mujer contó que su propiedad recibió once disparos, de los cuales la mayoría impactaron contra el portón. “Menos mal que es de hierro duro, sino el daño hubiese sido peor”, expresó.
Se registraron disparos en dos viviendas pegadas. LA GACETA / Fotos José Nuno
Herrera comentó que tiene un negocio en la parte delantera de la casa, y que el comedor y la cocina están a sólo unos metros. “Con mi hija, estábamos durmiendo en planta alta. Ella me despertó cerca de las 6.30 y bajé a ver que pasaba. Vi mucha agua en el piso pero no le presté atención. Cuando fui a sacar el cartel a la vereda y abrir el negocio, me sorprendí al ver el portón destruido. Me di cuenta que eran balas y llamé a la Policía”, manifestó.
Según la víctima, su negocio sufrió varios daños. Entre ellos, un proyectil impactó contra un freezer. “Encontramos una bala entre las hamburguesas “, comentó.
“Agradezco que mi hijo haya estado de viaje, porque siempre cuando sale a bailar se queda hablando en la vereda con sus amigos, y a la misma hora del ataque”.
Herrera informó que Camila Grima, su hija, le habría avisado por teléfono a la dueña de la casa de al lado sobre el incidente. Minutos después, la vecina habría llegado al lugar junto con su hijo.
“Este chico le dijo a la Policía que tiene amigos prestamistas. No se si habrá tenido algo que ver con los que dispararon”, expresó. La dueña del almacén contó que su vecina le habría manifestado que “esto (por el ataque) fue para nosotros; estoy segura”. La mujer se lamentó que deberán invertir dinero en arreglar el portón, el freezer y reponer la mercadería que fueron dañados por los tiros.
“La Policía le dijo a la familia de al lado que, por lo pronto, para su seguridad, se vayan por un tiempo de la vivienda”, contó.
El barrio
Herrera remarcó que atiende el negocio con las puertas cerradas siempre. “No se puede vivir con esta inseguridad”, enfatizó. Aclaró que nunca tuvo problemas con otras personas y que sabía que ella no era el objetivo de la agresión.
“En este barrio hay mucha inseguridad y no tenemos protección”, dijo. Aunque destacó que fue la primera vez que le pasaba algo tan grave. “No puedo irme del lugar, estoy alquilando y quiero vivir acá”, finalizó la comerciante.
La Gaceta