Siete de cada diez familias ya se ajustan el cinturón en el consumo

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De acuerdo a una encuesta realizada por la consultora Ipsos, siete de cada diez replantearon sus consumos debido a la inflación. En definitiva los argentinos achicaron sus presupuestos en diferentes categorías. La relación entre «precios nuevos» y «salarios viejos» es la principal causa. Alimentos, indumentaria y esparcimiento, los rubros más afectados.

Todo un signo de los tiempos: en época de alta inflación y con la mayoría de las paritarias aún abiertas, los consumidores se vieron en la obligación de ajustarse el cinturón. Es lo que decidieron nada menos que siete de cada diez familias argentinas, que ya comenzaron a restringir sus presupuestos destinados a compras, según se desprende de un relevamiento de la consultora Ipsos.

De acuerdo con este estudio, el 68 por ciento de las familias recortó sus gastos cotidianos como consecuencia de la caída del poder adquisitivo.Se trata de una estrategia defensiva, en un contexto de aceleración inflacionaria -con salarios que, en su mayoría, han quedado viejos y que corren por detrás de los precios.

Un dato elocuente al respecto es el hecho de que un 52% de los relevados dijo que la inflación es el principal problema de la Argentina. En la medición previa, realizada durante el mes de enero, esa proporción era cinco punto menor. Está claro que el inicio de 2018, con ajustes en las tarifas de los servicios públicos, incluido el transporte -que hasta aquí había quedado a salvo- y con los alimentos como uno de los rubros con mayores alzas de precios, golpeó los bolsillos de los consumidores.

En el primer bimestre, el IPC acumula un alza del 4,2 por ciento, con los productos de la canasta básica subiendo incluso una décima por encima. Desde Radar marcan que el consumo masivo de bienes mostró caídas en 2016 y 2017. Y advierten que las proyecciones para 2018 también son negativas.

Según la consultora, el aumento de las tarifas de los servicios públicos, que obligó a destinar una mayor parte de los ingresos de los hogares, es una de las principales variables que jugó en contra. El trabajo de Ipsos -entre 677 encuestados de distintos estratos sociales- da cuenta de que el rubro más perjudicado es el que engloba a «ropa, calzados y accesorios».

En ese caso, un 72% de los consumidores admitió que achicó el gasto destinado a esa categoría. Las ventas de indumentaria no logran recuperar la senda del crecimiento: según la CAME, en los comercios minoristas las compras cayeron 1,5% en enero de 2018 contra igual mes del año pasado.

Desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, el consenso es que en 2018 no se recuperará la demanda sectorial. La segunda categoría donde más se sintió el ajuste fue en las salidas a comer: un 69% recortó su presupuesto. Sin dudas, se trata de uno de los «gustos» preferidos por los argentinos, pero también, uno de los nichos más sensibles cuando el poder de compra flaquea.

En tercer lugar aparece el «entretenimiento» -como una salida al cine o teatro- que también sufrió el achique. Un 67 por ciento admitió un ajuste. Para ellos, la opción Netflix se hizo más valedera. Seis de cada diez encuestados afirmó haber hecho un reacomodamiento en los presupuestos para estas actividades.

El impacto se siente en los sectores más bajos

A la hora de visitar un supermercado, un 50% de los encuestados admitió que compra menos artículos para el hogar, entre los que figuran los productos de limpieza.
Más llamativo es que un 37 por ciento dijo que adquiere una menor cantidad de alimentos, lo que habla del fuerte impacto que la inflación tiene entre la clase social más postergada.
En relación con estos dos últimos rubros -productos para el hogar y alimentos- resulta interesante observar la actitud que vienen tomando los consumidores:
Un 65% de la gente admitió el cambio de una marca que venía comprando por otra de menor precio, aunque sepa que adquiere algo de menor calidad o un artículo que le gusta menos. Pero que debe resignar por culpa de la caída del poder adquisitivo.
En línea con esta tendencia, seis de cada diez personas aceptaron el cambio de la marca que venían eligiendo por otra “genérica” o directamente una marca propia del supermercado.

Marcas propias

No es casual que las grandes cadenas hayan potenciado sus propias marcas -ampliándola a todos los rubros de la canasta básica- para ofrecerles a sus clientes precios más bajos que las compañías líderes, en el marco de la guerra comercial que las grandes superficies mantienen con los mayoristas.

También cayeron los mayoristas

La consultora especializada en consumo Kantar WorldPanel detectó que las marcas propias de las cadenas crecieron 12% en volumen durante 2017, y fue el mejor resultado de los últimos tres años.

A su vez, el 47% de los consumidores directamente aplicó el ajuste comprando presentaciones o paquetes más pequeños de productos alimenticios o de artículos para el hogar.

Desde Radar marcan que todos los canales de venta sufrieron una caída del -2% en 2017 y los supermercados figuraron entre los más perjudicados por la retracción.

Pero lo preocupante es que, ya en enero, inclusive algunos de los jugadores que más venían aumentando su participación, como los mayoristas, exhibieron una baja interanual del 9% en enero.

Brenda Lynch, ejecutiva a cargo de la encuesta, apuntó, en diálogo con iProfesional que los rubros donde menos se sintió el ajuste fueron en Salud (sólo un 17% aplicó un recorte) y en Educación (ajustó el 12% de la  gente).

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