Siete sociedades científicas hicieron un consenso en “bypass gástrico” y otras cirugías bariátricas

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Cada año, unos 10 mil argentinos se hacen una cirugía bariátrica, más conocida como «la operación para bajar de peso». Las técnicas más frecuentes son el bypass gástrico y la manga gástrica, que son dos maneras de reducir al estómago. La mayoría de los pacientes son mujeres (del 65 al 70%) de entre 40 y 50 años.

En el mundo hay muchos antecedentes científicos sobre el tema, pero en Argentina estábamos con cierto atraso. Por eso, siete sociedades se unieron para presentar un documento que avala esta cirugía en los pacientes con obesidad y síndrome metabólico, en particular en los casos de diabetes tipo 2.

Llevó dos años hacer este informe, de 90 hojas, calificado de «inédito», y que será presentado este jueves en el Senado de la Nación. Está firmado por la Asociación Argentina de Cirugía, Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad, Sociedad Argentina de Cardiología, Sociedad Argentina de Diabetes, Sociedad Argentina de Nutrición, Sociedad Argentina de Pediatría y la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo.

El documento señala que los pacientes deben ser bien identificados y seleccionados. Para poder hacerse esta cirugía, es necesario tener un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 40 (obesos mórbidos) o de entre 35 y 40 (obesos «severos») con una o dos enfermedades asociadas.

El IMC se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Por ejemplo, alguien que pesa 60 kilos y mide 1,60 metros tiene un IMC de 23,4 (60/1.60 = 60/2.56= 23.4). Para facilitar la tarea, existen calculadoras digitales.

Pero la mayor novedad de este informe es que abarca, además, a ciertos pacientes con diabetes, en especial la diabetes tipo 2, que es la más común y en el 90% de los casos está asociada al sobrepeso y la obesidad.

«Lo que vimos nosotros es que hoy la diabetes, en algunos casos, puede ser tratada con un plan global que incluye la cirugía metabólica», dice a Clarín Alejandro Grigaites, coordinador de la comisión de Cirugía Bariátrica de la Asociación Argentina de Cirugía.

El informe incluye el término «cirugía metabólica», algo que en nuestro país no había sido profundizado. Se le puso el nombre de «cirugía bariátrica» porque trataba la obesidad. Pero se dieron cuenta de que una gran mayoría de los pacientes eran diabéticos que, al operarse, mejoraban y hasta solucionaban la enfermedad.

Según Grigaites, son aptos para esta cirugía los pacientes con diabetes que están bien medicados pero no tienen un buen control glucémico. No tienen la necesidad de tener un IMC mayor a 35, porque «la enfermedad metabólica de estos pacientes es mucho más importante que la obesidad».

El IMC es el dato que se tomaba en forma sistemática en nuestro país y en muchos otros. Pero eso está cambiando. En los últimos años, se evidenció que los pacientes pueden tener el «síndrome metabólico» que es un cuadro clínico en el cual se observa obesidad abdominal, aumento de la glucemia en sangre y trastornos del colesterol. La enfermedad más importante asociada al síndrome metabólico es la diabetes.

El IMC se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (DPA).

El IMC se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (DPA).

La conjunción de obesidad y diabetes -algo llamado “Diabesidad”- incrementa la mortalidad global de la población que las padece. De ahí la urgencia de hacer algo. «Nos preocupa el ‘delay’, el tiempo en el cual el paciente no es tratado. Eso perjudica al páncreas. Cuanto antes se haga el diagnóstico y el tratamiento, va a tener mejor sobrevida», continúa el médico.

En otro punto destacado, el informe considera que es «relativo» el tiempo de preparación. Se refiere al plan que incluye a un nutricionista, un diabetólogo y un psicólogo o psiquiatra, y que indica los cambios de hábitos (alimentarios y de actividad física) que se deben realizar para que la persona, una vez que esté en condiciones, pueda ser operada.

«Frente a la crisis económica, los pagadores (obras sociales y prepagas) a veces les hacen a los pacientes hacer tratamientos imposibles de realizar. Por ejemplo, les hacían hacer dos años de tratamiento. Hay evidencia científica de que eso no debería realizarse«, dice Grigaites.

«No hay un tiempo definido. Esta es una enfermedad que puede ser de simple solución o muy compleja. Hay pacientes que necesitarán un año (de tratamiento), hay otros que no necesitarán ese año. Y no hay un límite: puede llevar dos o tres años«, sostiene.

Es importante aclarar que estas cirugías no garantizan una «curación». De hecho, tres de cada 10 obesos que se operan engordan de nuevo porque siguen comiendo mal y no hacen actividad física. «Es un plan de tratamiento. Por un lado están los cambios de conducta del paciente y por el otro está la cirugía. La cirugía es un complemento del plan individual», explica Grigaites.

«Podemos decir que el 75% de los pacientes anda muy bien y el resto tiene algún grado de re-ganancia de peso, lo que sucede cuando no siguió haciendo una vida saludable. Si uno no se hace cargo de la enfermedad, difícilmente pueda ser solucionada por otros», concluye el experto.

El 61.6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36.2% de personas con sobrepeso y 25.4% con obesidad según datos de la 4º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada por la Secretaria de Gobierno de Salud y el INDEC presentada en abril de este año.

Vanesa López/Clarín

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