Sin fotos ni curiosos: crónica de una tarde en la única playa nudista de Punta del Este

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Cuatro personas dialogan en la orilla del mar. Todas están desnudas. Son dos hombres y dos mujeres que superan los 60 años de edad y solo conversan. También ríen, señalan algún punto lejano, se abrazan y se van, cada uno por su camino. La escena, que al comienzo resulta extraña, comienza a ser amigable con el correr de los minutos. Aquí no hay fotos ni miradas provocativas. Todos se respetan.

El puesto de los guardavidas separa los públicos: a la derecha, predominan los hombres, jóvenes, que se muestran en pareja o entre amigos. A la izquierda, todo resulta más familiar. «No suele haber chicos, pero algunas familias los traen. Aquí todo es muy tranquilo, hay mucho respeto. Hay personas que vienen hace años y ya nos conocemos. Predomina la presencia de parejas adultas», explica Hugo, vendedor de helados y gaseosas, a Infobae.

«Bienvenidos a Playa Naturista Chihuahua», reza el cartel que acompaña un camino de madera en el ingreso. «Aquellos que vienen asiduamente explican que esta playa es nudista y naturista», cuenta Federico, uno de los tres guardavidas del lugar.

Según la Federación internacional de naturismo (INF), «el naturismo es una forma de vida en armonía con la naturaleza, caracterizado por la práctica del desnudo en común, con la intención de favorecer el respeto por uno mismo, por los demás y por el medio ambiente».

Estar desnudo no es una obligación, más bien una opción o preferencia individual. Los juegos, las actividades, las reuniones trascienden con amplia normalidad, desnudos o con ropa.

El entorno que rodea el lugar está repleto de médanos, bosques, calles de tierra y una costa que desemboca en la Bahía de Portezuelo, un lugar ubicado a 20 minutos del centro de Punta del Este. El acceso es fácil y la tranquilidad es aún mayor: sólo un parador que ofrece bebidas y comidas, lindero a un arroyo, en donde la música y los gritos no son invitados a la fiesta.

El mismo cartel del ingreso describe 6 reglas de oro para los veraneantes que dedican pasar el día en Chihuahua: contribuir con la limpieza y el cuidado de la playa; respetar el espacio y la privacidad de los demás visitantes; se sugiere la práctica de la desnudez total en toda la playa Chihuahua; no realizar actos de carácter sexual en áreas públicas, no molestar a los visitantes con miradas provocativas o persistentes y abstenerse de fotografiar o filmar a terceros sin su consentimiento.

Patricia y Luis son uruguayos, viven en Montevideo y hace más de 10 años que concurren a Chihuahua: «Nuestros hijos están grandes así que los fines de semana nos escapamos para estas playas. Nos queda cerca de casa y encontramos mucha tranquilidad, lejos del ruido y el movimiento que tienen las playas más concurridas de Punta del Este. Venimos a buscar todo lo contrario», sostiene ella.

A su vez, su marido, explica que «la primera vez que vinimos me dio pudor quitarme toda la ropa, pero después, cuando lo hacés, te acostumbrás y entendés que alrededor todos están en la misma. Desnudez no es exhibicionismo. Los naturistas disfrutamos mostrarnos tal cual somos, sin plantear un desafío hacia el otro pero tampoco admitiendo ser observados».

«Esta es una playa tranquila, acá no lidiamos con personas que vengan a molestar o a provocar a los demás. Son muchas las parejas que vienen hace años y se cuidan entre ellas, como también cuidan el ambiente que se generó. Aquí no se permite molestar ni tener sexo en público. Cada año se recibe más gente y las reglas permanecen mucho más claras», agrega el guardavidas del balneario.

«Hace algunos días, un hombre llegó solo a la playa y comenzó a hablarle a una chica de su edad. En un momento ella lo empezó a empujar, diciendo que la había tocado. Llamamos a Prefectura y lo retiraron. Estamos todos ayudándonos, aquí nunca va a ocurrir un hecho de violencia porque la misma gente se interioriza», explica Hugo, quien vende bebidas y helados en Chihuahua desde hace 15 años.

En el lugar, otro de los atractivos lo entrega el Hotel El Refugio, ubicado enfrente, con egreso directo a la playa. Marcela y Ricardo, dueños del lugar, lo idearon en 2001 y lograron materializarlo con un propósito: «Nuestro objetivo es que quienes nos visiten experimenten el placer de vivir sin prisa, disfrutando del naturismo y los pequeños placeres de la vida». Dentro de la posada, se puede escoger la opción de andar desnudo como también prescindir de la vestimenta.

Carlos Lucas, presidente de la Asociación Uruguaya Nudista Naturista, sostiene que “al estar desnudo, lo primero que lográs es sentir una libertad impresionante. El contacto con el mar, con la arena, con el sol sin los tapujos de la prenda. El nudismo tiene una desventaja. Una vez que lo probaste, no volvés atrás. Una vez que te bañaste sin ropa no te la ponés para entrar al agua porque te vas a sentir absolutamente incómodo”.

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