Liberar a los jugadores de la amenaza de las eliminatorias y poner los dos pies en Rusia para terminar de darle forma a la idea que se empezó a implantar en la primera gira del nuevo ciclo: atacar, atacar, atacar. A exactamente un año del comienzo del Mundial, la cabeza deJorge Sampaoli da vueltas pensando en cómo salir indemne de las cuatro estaciones que hay que atravesar para arribar a la Plaza Roja. Y cada decisión que tomó desde que asumió tiene esa orientación: saltar del peligroso quinto puesto de la tabla en la clasificación a un destino impostergable para semejante camiseta.
Para su única prueba antes de la aventura sudamericana, el técnico armó una lista que por lo bajo reconoció como «injusta». Entre su salida de Sevilla y el arreglo con la AFA citó 28 futbolistas para viajar a Australia y Singapur, pero él cree que le faltó tiempo para agudizar el análisis. De ahí su explicación de por qué no se sintió plenamente satisfecho con las elecciones: cree, como todo seleccionador, que tal vez quedó afuera alguno que también merecía estar. De todas maneras, la nómina arrojó una conclusión certera: el perfil del plantel empezó a tener modificaciones de fondo y de forma.
Esa idea viene de otra: el técnico considera que no hay espacio para medias tintas, hay que ir a fondo. Entonces, en vez de retocar, barre y vuelve a armar. Una nueva manera de pensar la selección salta a la vista con tantos apellidos sin historia reciente (o directamente sin historia) con la camiseta nacional. De corrido: Mauro Icardi, Federico Fazio, Papu Gómez, Joaquín Correa, Guido Rodríguez, Emanuel Mammana, Eduardo Salvio, Manuel Lanzini, Leandro Paredes, Nicolás Tagliafico, José Luis Gómez y Nacho Fernández son casi la mitad de los 26 citados. ¿Cuántos de ellos habían siquiera compartido un entrenamiento con Messi antes? Cinco debutaron en la selección mayor contra Brasil: Gómez, Tagliafico, Correa, Lanzini y Rodríguez.
El caso Icardi simboliza el cambio de era. Sampaoli eligió no detenerse en los rumores sobre su supuesta incompatibilidad con los pesos pesados del plantel, incluso a pesar de que una lesión le impediría jugar. La señal quedó patentada desde el primer día.
La primera de las estaciones camino a Moscú asoma como la más peligrosa. Sampaoli piensa en Uruguay y en el estadio Centenario cuando para al equipo con tres centrales fuertes -contra Brasil- y estira el análisis sobre ellos. Piensa cuáles son los perfiles más adecuados para frenar a la dupla Suárez-Cavani. Extrema los detalles: mira los cuerpos de esos defensores, consciente de que el juego físico será determinante. Elige a Otamendi, Mercado y Maidana. Es una prueba, no una sentencia, pero por ese lado va. Sabe que en el juego áereo no hay equivalencias porque Uruguay tiene mejores cabeceadores; entonces ensaya una salida de córner con pase para distraer y luego lanzar el centro: el gol de Mercado a Brasil.
¿Cuántos puntos le alcanzarían a la selección para ganarse el boleto a Rusia? ¿Qué tan importante sería que el TAS -Tribunal Arbitral del Deporte, por sus siglas en francés- falle a favor de Bolivia y deje en empate el partido que la FIFA le dio ganado a Chile por la supuesta mala inclusión de un jugador? Alrededor del cuerpo técnico aseguran que no es su estilo andar sacando cuentas. Aunque el DT asuma que en este momento la quinta posición en la tabla es un «limbo» llamado repechaje, y entonces convenga asumir que la Argentina está afuera. Hoy. ¿Cómo salir de eso? Jugando al ataque, insisten. Priorizando la posesión. Ejercitando la presión. Conectando a Messi con Dybala. Subiendo a los laterales. Colocando volantes que aseguren el pase.
Uruguay, Venezuela (local), Perú (local) y Ecuador (visitante) están marcados en la ruta inmediata, ahora que la escala Singapur -saldada con una goleada- quedó atrás. En el medio puede haber un ensayo sólo con jugadores del medio local, en julio, aunque el calendario de vacaciones le juegue en contra al deseo de Sampaoli. Habrá también un viaje del técnico para charlar con los jugadores convocables en su hábitat habitual, antes de ponerle el sello a la próxima lista, la que más vale. Viajará para, por ejemplo, mostrarle a Kun Agüero cómo juegan los delanteros de sus equipos. Será una de las tantas conversaciones que tendrá en Inglaterra, España, Italia y Francia. Tan cerca y tan lejos de Rusia.