Más de 700 combatientes -entre insurgentes, yihadistas y fuerzas prorrégimen– murieron en una semana en la batalla de Alepo, en el norte de Siria, afirmó este sábado el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
«Más de 700 combatientes en las filas del régimen y en las de los yihadistas y rebeldes islamistas perdieron la vida en Alepo desde el domingo. La mayoría de los muertos son insurgentes, debido a los bombardeos aéreos», informó el director de esta ONG, Rami Abdel Rahman.
El director del OSDH precisó que al anterior balance se sumaban 200 combatientes muertos este sábado.
“Más de 700 combatientes en las filas del régimen y en las de los yihadistas y rebeldes islamistas perdieron la vida en Alepo”
El régimen de Bashar al Assad dispone de cazas, al contrario que los grupos rebeldes implicados en los combates, que no cuentan con fuerza aérea.
El 31 de julio, los rebeldes, ayudados por el grupo yihadista Fateh al Asham (antiguo Frente Al Nusra, que renunció a su vínculo con Al Qaeda) lanzaron una contraofensiva en el sur de Alepo para romper el sitio impuesto por el régimen en los barrios controlados por los insurgentes en esta ciudad del norte del país.
Desde entonces, además de los 700 combatientes muertos, al menos 130 civiles han perdido la vida en los enfrentamientos, la mayoría en los barrios controlados por el régimen, indicó el OSDH.
Alepo, segunda ciudad del país, se encuentra dividida desde 2012 en dos áreas: una bajo control de los rebeldes, al este, y otra en poder del régimen, al oeste.
La guerra en Siria comenzó en 2011, tras la represión por parte de Damasco de una revuelta popular que reclamaba reformas, en sintonía con la llamada Primavera Árabe. Desde entonces, más de 280.000 personas han perdido la vida y millones de sirios se han visto obligados a abandonar sus hogares.