Luego de haber llegado al 84% en la segunda semana de abril, sólo un 38% de los argentinos aprueban hoy la gestión de Alberto Fernández en relación al coronavirus, según el último monitoreo de opinión pública realizado por Poliarquía Consultores, realizado en la última semana de enero.
Se trata de la tercera caída consecutiva que registra la gestión de la pandemia por parte del Presidente y se ubica en el valor más bajo hasta el momento de las mediciones iniciadas el 13 de marzo pasado.
Para Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, los motivos por los cuales bajó la aprobación de la gente sobre la gestión del coronavirus “combinan un poco de todo: el cansancio acumulado, la crisis económica, las tensiones vinculadas con la llegada o no de la vacuna y el inicio de las clases”.
“Son todos factores que fueron mermando el nivel de aprobación de Alberto Fernández, e incluso está bastante dividido por sector político -destacó-. La mayoría de la sociedad es muy claro lo que opina sobre la educación o sobre si hay que endurecer o no las restricciones: el núcleo duro kirchnerista es el que más se opone al regreso de las clases presenciales y prefiere medidas de restricción más duras para contener el coronavirus, mientras que la mayoría de la sociedad tiene otra posición”.
Subió la desaprobación de la gestión presidencial por el coronavirus, según la encuesta de Poliarquía¿De qué forma puede incidir esta tendencia en las próximas elecciones legislativas? Catterberg opinó que “la gestión de Alberto Fernández va a estar claramente signada por el coronavirus y será una variable importante en el momento de la elección”. Serán determinantes para los comicios legislativos, según este consultor y analista político, “la situación económica, sobre todo la inflación, pero la evaluación con respecto al manejo del coronavirus será fundamental porque es lo que marcó la primera etapa de gobierno, lo que no quiere decir que este cuadro se sostenga hasta octubre”.
En su mirada, “habrá que ver si hasta las elecciones se vacunó la gente, si ya pasó la peor etapa de la pandemia y si la economía repunta, pero la cuestión económica, en particular la inflación, y el coronavirus serán los temas centrales de la próxima campaña electoral”.
En la encuesta de Poliarquía, ante la pregunta de si aprueba o desaprueba lo que está haciendo Alberto Fernández en relación al coronavirus, la aprobación de la gente bajó del 46% en la última semana de octubre, al 43% en la primera semana de diciembre, al 41% en la primera semana de enero y termina en el 38% en la última semana del mes pasado. La reprobación pasó del 25% de los consultados en diciembre, al 49% en diciembre, una ligera mejora en la primera semana de enero, con un 48%, pero finalmente las opiniones negativas crecen hasta el 51% de los consultados.
La aprobación y desaprobación, según las preferencias políticasDe acuerdo con la segmentación política, un 92% de los cristinistas aprueban lo que hace el Presidente para frenar el avance del coronavirus y los peronistas no kirchneristas están divididos (46% aprueban y 47% desaprueban), mientras que el 54% de los que no se reconocen como oficialistas ni opositores desaprueban la gestión de Alberto Fernández en la pandemia y los votantes de Cambiemos y del macrismo tienen un 67% y 83%, respectivamente, de reprobación presidencial.
El 65% de los encuestados, por otra parte, considera que el aumento de casos de las últimas semanas se debió a que la gente comenzó a cuidarse menos. Aquí prácticamente no hay grieta: tanto los cristintistas (en un 73%) como los macristas (en un 57%) le echan la culpa a la falta de cuidado contra el virus antes que a la flexibilización de muchas actividades dispuestas por los gobiernos. El 17% le adjudica responsabilidad a este último motivo y el 11% señala que es la tendencia natural del virus.
Acerca de si hay que endurecer más las medidas de restricción, flexibilizarlas más o tienen que seguir sin cambios, en enero bajó del 47% al 41% quienes son partidarios de medidas más severas contra el COVID-19, mientras que creció del 24% al 30% los que opinan que hay que ablandar la cuarentena.
En este punto, los kirchneristas y los peronistas no K prefieren aumentar las restricciones (60% y 62%, respectivamente), mientras que los reconocidos como independientes están divididos y los opositores prefieren flexibilizaciones en un 37% y 41% (Cambiemos y macristas).
Se mantiene en un nivel alto la cantidad de gente que cree que hay que endurecer las medidas de restricciónLa probabilidad de contagiarse de COVID-19 marcó en la encuesta el segundo aumento consecutivo y alcanzó el 53%, el valor más alto de toda la serie, mientras que la predisposición a vacunarse contra el coronavirus subió 7 puntos luego de tres descensos consecutivos (45%). Otro 28% consideró que podría llegar a vacunarse, y el 23% declaró que seguro no se vacunará.
Catterberg destacó que “esta última medición cambio porque en la anterior se había duplicado la gente que decía que no se iba a vacunar, mientras que en esta subió la gente predispuesta a vacunarse: aunque todavía no llego a los niveles que tuvimos a mediados el año pasado, por lo menos cambió la tendencia de los que decían que no se iban a vacunar”.
La última encuesta de Poliarquía también relevó las opiniones sobre la cuestión educativa: el 65% consideró que las clases presenciales deben comenzar tomando los recaudos necesarios y, por el contrario, un 25% señaló que las clases no deben comenzar por el momento.
La postura a favor del inicio lectivo de manera presencial es la opción mayoritaria en todos los segmentos políticos de los entrevistados, a excepción de los kirchneristas.
El 61% dijo creer que, en caso de comenzar las clases, la cantidad de contagios avanzará tal como lo viene haciendo y sólo el 25% argumentó que avanzará más rápido.
En caso de que finalmente las clases presenciales no se inicien, el 60% responsabilizó a la presión de los gremios docentes y el 31%, a una medida sanitaria de cuidado de la salud de la población.