Un grupo de mujeres y de hombres rompieron la barrera impuesta por los militares y penetraron en el despacho del primer ministro agitando banderas de Sri Lanka, señalaron testigos a la AFP, a pesar de que la policía y el ejército intentó detenerlos lanzándoles gas lacrimógeno y cañones de agua.
Manifestantes antigubernamentales irrumpieron también en la sede del principal canal de televisión público de Sri Lanka y aparecieron brevemente en emisiones al aire, según imágenes de esa cadena.
En las calles desde el sábado
El sábado, una multitud invadió el palacio presidencial, precipitando la huida del mandatario Rajapaksa, que este miércoles por la mañana huyó en avión a la vecina Maldivas.
El primer ministro Wickremesinghe, nombrado presidente interino por el Parlamento, pidió al ejército y a la policía «que hagan lo necesario para restablecer el orden». Los manifestantes «quieren impedir que cumpla con mis responsabilidades. No podemos permitir que los fascistas tomen el control», señaló.
Antes, un portavoz de su oficina indicó a la AFP que se declaraba el estado de emergencia para hacer frente a la situación del país.
De su lado, la policía anunció un toque de queda por tiempo indeterminado en la provincia occidental, donde está Colombo, para contener las protestas.
La Constitución de Sri Lanka prevé, en caso de renuncia del presidente, que el primer ministro asuma ese cargo de manera interina hasta la elección por parte del Parlamento de un diputado que ejercerá el poder hasta el final del mandato en curso, es decir noviembre de 2024.
La crisis económica en Sri Lanka
Rajapaksa está acusado de una mala gestión de la economía, llevando al país al caos y a una crisis profunda por la falta de divisas, lo que hace imposible financiar las importaciones de productos esenciales para la población de 22 millones de habitantes.
Sri Lanka declaró una moratoria de su deuda por 51.000 millones de dólares en abril y está en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un préstamo.
Además, el país casi agotó sus reservas de combustible y el gobierno ordenó el cierre de las administraciones no esenciales y de las escuelas para reducir los desplazamientos.
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