Steven Spielberg reveló los secretos de «La lista de Schindler», a 25 años del estreno

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El festival de cine de Tribeca tuvo un poderoso momento de la mano de Steven Spielberg y su película más aclamada, La lista de Schindler. Veinticinco años después de su estreno, el director volvió a ver el film en un cine acompañado por el elenco y la proyección removió los recuerdos de una época que lo marcó como cineasta, porque mientras estaba al frente del drama sobre el Holocausto, también lanzó su mega éxito global Jurassic Park. Dos proyectos ambiciosos que dejaron un costo emocional significativo en el director.

Primero, Spielberg recordó cómo empezó todo: en 1982, le enviaron una crítica del libro en el que se basó la película, El arca de Schindler, que le llevó un mes de lectura ya que estaba repleto de datos y para ese entonces no imaginaba cómo podía llevar a la gran pantalla un relato tan «denso». Finalmente, le enviaron un guión y, después de leerlo entre lágrimas, decidió que se embarcaría en el proyecto. «Fue el mejor borrador (que el guionista de La lista de Schindler, Steven Zaillian) había escrito después de múltiples borradores», dijo Spielberg a la multitud en la proyección del 25 aniversario en el prestigioso festival de cine en Nueva York. «Kate (su esposa) dijo: ‘Vas a hacer esta película ahora, ¿verdad?’ Y yo dije: ‘¡Sí, ahora mismo!'».

Sin embargo, hubo un conflicto importante cuando finalmente se propuso realizar el film. «Estaba haciendo Jurassic Park en ese momento», continuó. «Ese fue el problema. No quería perderme el invierno. Sabía que tenía que estar filmando en enero en Polonia, por lo que se produjo de manera increíblemente rápida».

Cuando finalmente comenzó el rodaje de La lista de Schindler con su recordado elenco (Liam Neeson, Embeth Davidtz, Sir Ben Kingsley y Caroline Goodall, que también estaban presentes en el panel de reunión) él aún estaba inmerso en la producción de Jurassic Park. «Tenía que irme a casa unas dos o tres veces a la semana y tomar una señal satelital muy cruda al norte de California para poder aprobar tomas T-Rex», recordó. «Y generó una tremenda cantidad de resentimiento y enojo porque tenía que hacer esto, tenía que pasar realmente de (la crudeza de La lista de Schindler) a los dinosaurios persiguiendo jeeps, y todo lo que pude expresar fue el enojo que me generó. Sin embargo, estuve agradecido más tarde en junio (cuando estrenó Jurassic Park), pero hasta entonces era una carga».

Como ya sabemos, el trabajo valió la pena, ya que Jurassic Park recaudó más de mil millones de dólares en la taquilla mundial.

La moderadora Janet Maslin, del diario The New York Times, le preguntó a Spielberg por su reacción después de ver la película de nuevo y él dijo: «Estoy muy, muy orgulloso «. Más tarde confesó que no sintió la misma sensación de «logro significativo» en ningún proyecto que haya dirigido desde entonces.

También citó una secuencia particular, en la que trabajó cuidadosamente durante la producción y que no había apreciado del todo hasta anoche. «Estaba operando la cámara cuando filmamos esa escena en la que los judíos de Schindler van a la tumba» donde enterraron a Oskar Schindler. «Esa mirada larga y persistente que Emily Schindler le da a la tumba, nunca había estado en la tumba, realmente me golpeó por primera vez».

El director confesó que en un principio tuvo miedo a que la gente no creyese que la historia era real, tanto por lo inverosímil de la trama como por el hecho de que la dirigiera un cineasta como él, que venía de filmar E.T., y por eso grabó esa escena final con los supervivientes reales a los que salvó Schindler.

Rodar la escena de las cámaras de gas fue duro tanto para Spielberg («el día más traumático de mi vida», dijo), como para las actrices, algunas de ellas judías polacas que «no estaban actuando», sino «experimentando» el horror de las cámaras de gas, y varias de ellas sufrieron crisis de ansiedad y estuvieron días sin filmar. Otro momento desagradable lo vivió cuando en mitad del rodaje una vecina polaca vio a un actor enfundado en su uniforme de las SS y gritó que ojalá los nazis volviesen para «protegerlos».

Por último, el director reveló cómo consiguió mantener su ánimo arriba esas semanas: el recordado actor Robin Williams lo llamaba cada día y durante 15 minutos se esforzaba en hacerlo reír. «Nunca se despedía. Siempre me colgaba cuando escuchaba mi carcajada más sonora», recordó.

También aprovechó para aclarar dos rumores que circulan en la red: nunca ofrecieron a Mel Gibson interpretar el papel de Oskar Schindler, pero los productores sí que barajaron a Martin Scorsese como posible director.

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