Stolbizer: «A Macri no le interesa la política, le interesan el poder y el manejo de los negocios»

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Margarita Stolbizer inauguró su 2018 sin cargo político alguno. Terminó su mandato como diputada y volvió al llano de la militancia. Desde allí, reivindicó su alianza electoral con Sergio Massa y consideró que será imposible ver al peronismo unido. Además, criticó duramente la decisión del megadecreto del presidente Macri de reforma del Estado y el aumento del impuesto inmobiliario de María Eugenia Vidal en la provincia de  Buenos Aires.

Aquí las definiciones principales de Margarita Stolbizer y la entrevista completa en los estudios de Infobae.

—»Macri modificó de un plumazo y por decreto casi 140 leyes».

—»Macri desprecia las formas institucionales».

—»¿Qué hubiesen dicho los radicales y la Coalición Cívica si ese mismo decreto, tal cual está, tuviera la firma en lugar de Macri de Cristina Fernández?»

—»A Macri no le interesa la política, no le gusta la política. A él le gusta el poder, el manejo de los negocios, todo el aspecto digamos que tiene que ver con la fantasía que rodea el poder».

—»¿El insulto de Triaca es un error? ¿El tener un trabajador en negro en tu casa es un error? Me parece que hay que empezar a subir un poco la vara».

—»Me preocupa mucho lo que pasa por estos días en la economía porque la coyuntura en este gobierno lleva dos años».

—»Fallaron tres o cuatro veces en las metas de inflación que ellos mismos fijaron, lo de fin de año fue casi un papelón, aprueban el presupuesto en noviembre y en diciembre una conferencia de prensa para modificar las metas de inflación que ellos mismos habían fijado».

—»Argentina es el quinto país del mundo que tiene más plata puesta en los paraísos fiscales después de las potencias petroleras».

—»Lo que yo tengo con Massa es un acuerdo político porque tenemos objetivos comunes, tenemos la misma forma de analizar cómo se ejerce la oposición, cómo nos paramos frente al Gobierno».

—»La gobernadora Vidal tiene buenas intenciones, malos resultados.  Ella logró quedarse con esta bandera de las luchas contra las mafias  y eso es bastante relativo, en realidad».

—¿Por qué es inconstitucional y es grave el megadecreto del Poder Ejecutivo?

—Habría que analizar cuestiones de contenido del decreto, pero lo que lo hace inconstitucional es sin ninguna duda la inexistencia de las condiciones que la propia Constitución establece para que se pueda dictar un decreto de esas características. O sea, el Presidente tiene vedada totalmente la atribución de facultades legislativas, no puede dictar leyes, no puede modificar leyes, salvo casos de necesidad y urgencia. O sea, está reservado para tiempos de crisis, imposibilidad de convocar al Congreso, no las hay en este momento. Pero eso ya las hace inconstitucionales. Además tenemos fallos de la Corte Suprema de Justicia que han dicho que es una medida de uso extraordinario, en realidad. Eso respecto de lo formal, digamos, no se podría sancionar ningún decreto de esas características.
Ahora, cuando uno analiza el contenido de ciento y pico de leyes, casi ciento cuarenta leyes, modificadas así de un plumazo. Examinando la gravedad que tiene el contenido, uno tiene dos cuestiones: por un lado aquellas que quitan requisitos de transparencia, por ejemplo, y eso ya es bastante malo, la modificación de la Ley de Contrato de Trabajo disminuyendo garantías o derechos de los trabajadores. Pero por otro lado también tiene otra cantidad de leyes, pesos y medidas, marcas y patentes, obras de arte, cuestiones que uno dice cuál es la urgencia y la necesidad de meter en un decreto en el mes de enero esto cuando además tampoco hay imposibilidad de convocar al Congreso, el Presidente puede tranquilamente convocar una extraordinaria o esperar para la mayoría de esas medidas al mes de marzo porque ninguna tiene sinceramente ninguna condición de urgencia.

—¿Qué se ve ideológicamente? ¿Un desprecio por la Constitución? ¿Hay algún hilo conductor en el fondo de la cuestión de este decreto?

— Sí, yo siento esto, que aunque parezca duro como calificativo creo que hay un desprecio de las formas institucionales. Ahora, lo raro en el medio de toda esta cuestión es que colegas como los radicales, como la gente de la Coalición Cívica, yo digo, solamente pensar que ese mismo decreto tal cual está tuviera la firma en lugar de Macri de Cristina Fernández. ¿Hubiera sido tolerable para alguien que defiende la Constitución un decreto así firmado por Cristina? Las cosas que hubieran dicho, las cosas que hubieran dicho. Entonces a mí me da la impresión, y esto tiene que ver un poco con mi decisión de cómo me paro frente a este gobierno, y siempre digo no soy una opositora cerrada, que tira piedras, que apuesta al fracaso, ahora, lo que no puedo tener es un doble estándar, no se puede seguir tolerando una doble moral como vimos con el kirchnerismo con este nuevo gobierno que llegó diciendo que venía para cambiar.

—Beatriz Sarlo dijo hace ya un tiempo: «Macri no tiene una convicción republicana acendrada», y uno de sus primeros gestos fue el nombramiento por decreto de los jueces de la Corte. ¿Coincidís que Macri no es un republicano «químicamente puro»?

—Sí, sumemos a esto que a Macri no le interesa la política, no le gusta la política, a él le gusta el poder, el manejo de los negocios, todo el aspecto digamos que tiene que ver con la fantasía que rodea el poder, pero no le gusta la política, desprecia la política y las formas institucionales también. Por eso digo, a mí me llama mucho la atención los que están cerca de él, sus aliados potenciales, que siempre fue gente que gritábamos juntos contra los abusos que cometía el kirchnerismo. ¿No? Y no puede ser entonces que ellos acepten este doble estándar para valorar las medidas del Gobierno.

—¿El caso Triaca es una expresión más de este doble estándar?

—Sí, totalmente, totalmente. El caso Triaca hay que mirarlo desde varias cuestiones: por un lado el insulto que algunos minimizan, yo creo que al contrario, es casi una revelación del ADN que mucha de esta gente tiene que es el trato que se le da al personal que tiene a su servicio. Por eso no es un dato menor. La otra cuestión tiene que ver obviamente creo que es el aspecto más grave desde lo institucional, es el ministro que interviene el sindicato y termina usando el dinero de los trabajadores del sindicato para pagarse su empleada doméstica, una empleada que además estaba en condiciones informales, de negro, de precariedad, el ministro que debe promover el trabajo formal y en blanco y digno, ¿no? Ahora…

—Que sigue sin aplicarse, ¿no?

—… atrás de todo esto lo que hay también es ese doble estándar. A mí me llama la atención que no hay sobre esto ningún tipo de reproche, salen cerradamente a defender, está claro que les han bajado a los funcionarios el discurso con el que tienen que defender al ministro. Y he escuchado y me llama la atención, incluso en muchos colegas, en muchos periodistas, que hablan de los errores de Triaca, ¿no? Entonces se califica eso como un error. Ahora, yo me pregunto: ¿la designación en el SOMU es un error? ¿El insulto es un error? ¿El tener un trabajador en negro en tu casa es un error? Me parece que hay que empezar a subir un poco la vara, también, porque los déficits que nuestra democracia tiene también tienen que ver con el alto nivel de convalidación social, mediática, que existe sobre algunas cosas. Entonces yo veo que la mayor dificultad que tenemos es una sociedad que no está dispuesta a tener una mirada crítica sobre el Gobierno. Entonces yo digo algo y me dicen «no, no, colaborá en lugar de criticar». Y yo creo que es una forma de colaborar marcar las cosas, porque hay que elevar el nivel de nuestra democracia, la calidad de la representación democrática.

—Y hay también, de vuelta la palabra estándares, que parecían como aceptados. Digamos, la crítica no supone de ninguna manera un obstáculo ni supone una intención de reivindicar lo pasado ni mucho menos. Me parece que es más fácil pasar de «colaborá» o Zaffaroni «que se vayan antes», ¿no?

—Claro. Ese es el escenario que se ha construido, esta idea de la polarización tiene esas expresiones que son tal vez las más brutales, ¿no? Entonces sos acá o sos esto directamente. Entonces si vos críticás al Gobierno, estás con Zaffaroni. Y cada vez se ve como más necesario construir un espacio de racionalidad política, cómo se debe ejercer la oposición, ¿no? La oposición que tiene que tener, yo repito, tiene que tener dos condiciones: una es la voluntad de colaborar en un proyecto de país, la oposición no está fuera de la definición del proyecto de país, de la construcción de qué sociedad queremos tener dentro de veinte años o cincuenta, no es una discusión solo de los gobiernos, es una discusión en conjunto. Para eso hay que tener voluntad de cooperar. Y lo otro también es el espíritu crítico de poner los límites, frenar y controlar. Esas dos condiciones son dos condiciones que no tiene el kirchnerismo, el cristinismo ,me refiero, no tiene ni la voluntad de colaborar ni la autoridad política para criticar, ¿no?

—Está claro que Triaca debió haberse ido o debió haber sido renunciado por el Presidente, ¿no?

—Sí, sí, (es lo que ocurriría) en cualquier país serio. Lo que ocurre es que a la Argentina le falta mucho para ser un país serio, ¿no? Yo utilicé esta expresión a raíz de la nota que vos le hiciste a Cristina Fernández cuando ella prácticamente justificaba haber tenido negocios particulares con los empresarios. A mí me llamó mucho la atención eso y yo decía después en ningún país serio una presidenta puede reconocer que puede tener negocios privados con los principales empresarios contratistas del Estado. Ahora me da lo mismo, ¿no? Porque yo digo un país serio no podía permitirse un ministro de Trabajo que hace lo distinto a lo que debe hacer y a lo que proclama. Claro, el tema es que la Argentina tiene ese problema, somos, y así somos vistos en el mundo y esas son nuestras dificultades, como el país de la viveza, de que la ley es para algunos y el resto está al margen, ¿no? Esas son las cosas que hay que corregir. Yo cuestiono mucho que el Gobierno no haga una gran convocatoria para reconstruir institucionalidad en la Argentina, ¿no? No se vive solamente de los acuerdos económicos. Hacia afuera y en el mundo el resto observa esto, cuando se habla de competitividad, la competitividad no es solo el cambio, digamos, la competitividad tiene que ver con cómo funcionan las instituciones, eso es lo que los países serios miran, observan y cuidan interiormente.

—Cuánto te preocupa la coyuntura bien inmediata de la economía con siempre ese termómetro particular argentino que es el dólar y lo que está pasando.

—Me preocupa mucho porque la coyuntura en este gobierno lleva dos años. Entonces cuando asumieron era «bueno, ya, ya». Fallaron tres o cuatro veces en las metas de inflación que ellos mismos fijaron, lo de fin de año fue casi un papelón, aprueban el presupuesto en noviembre y en diciembre una conferencia de prensa para modificar las metas de inflación que ellos mismos habían fijado. Así venimos errando durante mucho tiempo. Yo siento a veces que el equipo económico no tiene definido un rumbo pero además se equivoca todos los días, están con el prueba y error y la verdad es que ya no resisten más, llevan más de dos años de gobierno.
Entonces el gran problema es que la coyuntura económica es todos los días pero nos marca el futuro inmediato porque llevamos así mucho tiempo, ¿no? Y además son cosas que también se deben construir desde la coherencia, es muy difícil pensar que los países del mundo van a venir a invertir a la Argentina si Argentina es el quinto país del mundo que tiene más plata puesta en los paraísos fiscales después de las potencias petroleras. Eso también se mira en el mundo, si todos los ministros tienen su plata afuera. Entonces, cuál es el nivel de garantía que nosotros tenemos para que realmente las inversiones vengan. Son cosas que hay que plantearse, pero insisto, más desde lo institucional que desde lo económico.

—¿Tu estrategia electoral con Sergio Massa sigue vigente?

—Nosotros hicimos un acuerdo electoral para el año 2017, el 2019 tendrá sus estrategias electorales de acuerdo además a cómo se plantee el escenario que es más ajeno a nosotros que nosotros mismos. Lo que yo tengo con Massa es un acuerdo político porque tenemos objetivos comunes, tenemos la misma forma de analizar cómo se ejerce la oposición, cómo nos paramos frente al Gobierno. La verdad que con cada uno de los temas tenemos coincidencias, mantenemos las diferencias que tuvimos siempre y que nunca hemos disimulado. Ahora, si esto se va a traducir o no en un acuerdo electoral al 2019, veremos. Yo le tengo confianza a Massa, pero veo como siempre, por supuesto, que él también está atado un poco a su propia fuerza política, así que veremos. A mí me entusiasma sin duda algo que creo como un desafío y como una necesidad para la Argentina que es construir un espacio progresista y ético, tiene que tener las dos condiciones en la Argentina. Y me parece que hay que trabajar mucho para eso. A mí me encantaría que Massa y que gente muy valiosa que Massa tiene, Mirta Tundis, Daniel Arroyo, Marco Lavagna, bueno, te podría nombrar muchísimos porque la verdad es que si algo tiene Massa es un equipo de gente excelente, en lo profesional, en lo técnico y en lo humano también. Por lo tanto a mí me gustaría que nosotros pudiéramos ir conformando una fuerza política con esas características.

—La impresión que hay es que esto también depende desde el lado de Massa de la unidad o no del peronismo, cuando se coquetea con una gran interna, con una gran vuelta, que no te imaginarás integrando…

—No, no, no, eso está claro. Pero además yo no creo en eso, eh, me parece que hay más de especulación interesada, sobre todo los que tratan de instalar esto, que de real. El peronismo nunca va a volver a ser una unidad y yo siento que intentar reflotar eso es intentar volver al pasado, el peronismo unido tiene treinta, cuarenta años, hace quince que el peronismo no va unido a una elección y no va a volver a ir unido nunca. La presencia de Cristina Fernández hoy con la centralidad que todavía ella tiene en el escenario político complica a los peronistas, a los progresistas y a la oposición, digamos. Pero yo creo que es un liderazgo que se va a ir licuando no solo por los conflictos judiciales que son un elemento importante sino también porque el devenir de la política, todos necesitan ir encontrando nuevos liderazgos, y me parece que el liderazgo de Cristina va a ir siendo superado. Ahora, yo no sé si ese liderazgo se supera para dónde, yo veo que en el peronismo los que disputan ese reemplazo del liderazgo están mucho más inclinados a la derecha de lo que podría estar ella o de lo que a mí me gustaría, ¿no? Pero no creo que el peronismo pueda estar todo junto en algún momento.

—Dejame cerrar hablando un poco de tu provincia, la provincia de Buenos Aires, con una María Eugenia Vidal que sigue siendo una de las figuras más reconocidas al menos en las consideraciones, en donde también se han producido cosas que han pasado desapercibidas, aumentos de tributos…

—Ah, enormes, sí. Sobre este fin de año un aumento del impuesto inmobiliario. En un momento además donde parece casi injustificado, porque la gobernadora ha logrado 40 mil millones aumentar el presupuesto recibir eso, para este año, 60 mil millones van a ser el año que viene. Entonces no había necesidad de un aumento tan brutal del impuesto inmobiliario. Y no estoy hablando de las grandes propiedades, hablo de una propiedad de cien metros cuadrados que pagaba 2.500 y va a pagar 7.500. Estamos hablando de esos sectores medios, medios bajos. Y lo que sí la gobernadora, yo siempre repito, la gobernadora tiene buenas intenciones, malos resultados, ¿no? Pero ella logró quedarse con esta bandera de las luchas contra las mafias, que es su gran bandera, lo que ella exhibe, y eso es bastante relativo, en realidad. Entre otras cosas, tiene algunos agujeros negros la provincia de Buenos Aires como es por ejemplo la política penitenciaria, que sin duda forma parte central de un proyecto de seguridad para la provincia de Buenos Aires y sin embargo ahí no se produjeron cambios. Y lo otro es que la gobernadora sigue saliendo de la mano con los funcionarios que fueron ministros de Scioli hasta el 10 de diciembre del 2015, eh. Entonces toda esta cosa de los cambios que a veces se exhiben y bueno, no hay tanto cambio, ministros que eran los jefes de la campaña de Scioli al 2015 son hoy los ministros con los que llega la gobernadora Vidal al coloquio de IDEA, lo vimos el año pasado.

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