El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, aseguró que durante el segundo semestre de 2017 el proceso de desinflación avanzó «al ritmo esperado», mientras argumentó que las metas del año pasado no fueron alcanzadas principalmente por el incremento de los precios regulados, en el que tienen alta incidencia las tarifas de servicios públicos y el «relajamiento de la política monetaria» en el inicio de 2017.
En la presentación del Informe de Política Monetaria de enero, Sturzenegger ponderó que la inflación núcleo, que no tiene en cuenta la evolución de los precios regulados, «hoy está viajando a una velocidad de 18,5% anual», que «Argentina no había visto en bastante tiempo».
En ese sentido, el economista afirmó que el Banco Central espera para el transcurso de 2018 un aumento de 21,8% en los precios regulados (como tarifas, peajes o medicina privada), casi 17 puntos menos que el 38,7% que aumentaron durante 2017, particularmente en el primer cuatrimestre y el mes de diciembre. Hasta octubre pasado, cuando el Ministerio de Energía decidió liberar los precios de los combustibles, naftas y gasoil también integraban el listado de precios administrados.
El jefe de la autoridad monetaria puntualizó que hubo «correcciones tarifarias que alejaron» al organismo de las metas. El año pasado finalizó con una inflación de 24,8%, según el IPC Nacional del INDEC, frente a un rango de 12 a 17 por cientoestablecido como objetivo del Central.
«Es cierto que en términos de regulados los incrementos durante el último año fueron superiores a lo que habíamos esperado a comienzos de año, y eso tuvo una serie de combinaciones. Por un lado, combustibles están regulados y hubo una suba muy importante de los precios a nivel internacional, y eso simplemente fue un shock que no habíamos anticipado».
«También el crecimiento de las tarifas de diciembre de este año, cuando el Gobierno anticipa el cronograma de corrección tarifaria, que adicionó un par de puntos en diciembre «, reconoció. Sturzenegger rescató que el 2017 «no solo fue un año con baja de la inflación, sino con un crecimiento (económico) sostenido y poco volátil, por lo tanto son dos elementos muy positivos».
Al sostener que hubo un marcado proceso de desinflación, subrayó que «en la segunda mitad del año sí estuvo avanzando al ritmo esperado».
El Banco Central conduce la política monetaria utilizando la tasa de interés de corto plazo como su principal instrumento: esa tasa es el centro del corredor de pases a 7 días, cuyo techo es la tasa por pases activos y cuyo piso es la tasa por pases pasivos.
Recientemente, el organismo redujo su tasa de política monetaria 75 puntos básicos, para ubicarla en 28%, aun cuando la inflación sobre el fin de 2017 y comienzos de 2018 dio muestras de acelerarse en lugar de desacelerarse.
«Ese relajamiento en la política monetaria tiene que ver con el punto de partida, cómo arrancábamos 2018 y cómo arrancamos 2017″, explicó Sturzenegger. El banquero se refirió a que la inflación núcleo concluyó 2017 en 21,3% anual, una tasa sensiblemente inferior a la núcleo de 31,5% de todo 2016.
«Hemos hecho ese proceso para quebrar la (inflación) núcleo en los últimos tres a cuatro meses de 2017; entonces, si ese sesgo se mantiene, (al mantener la tasa) estarías aumentando el sesgo contractivo (de la actividad). Entonces el Banco Central considera que hay un cierto margen en este momento para ir acomodando (la tasa a la baja)», razonó el banquero.
Según un análisis del Banco Ciudad, la evolución de la tasa de inflación de diciembre (3,1%) por encima de lo esperado «anticipa gradualismo en los próximos retoques de tasa» de la entidad monetaria. «Una mayor moderación en el sesgo contractivo de la política monetaria dependerá de la dinámica inflacionaria y los datos de precios de diciembre llaman a mantener cierta cautela acerca de las futuras correcciones».
Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea estimó que «en materia monetaria, la baja de tasas de las LEBAC no debe llevar a engaños. Estos títulosdejan de ser instrumentos de la política del Central, por lo que su rendimiento converge al de las LETES (emitidas por el Tesoro nacional). La que vale ahora es la LELIQ, a través del cual se manejará la liquidez del sistema bancario y, por ende, las tasas de créditos y depósitos. Y todo indica que, al menos hasta abril, la actitud del BCRA será cautelosa a la hora de bajar la tasa de las LELIQ».
Para los expertos del IERAL, desde el punto de vista de la inflación «los primeros cuatro meses» serán «claves para la suerte de 2018», por cuanto «es posible que hacia fin de abril la inflación haya consumido la mitad de la meta del año, por lo que las conjeturas acerca de cómo seguir habrán de estar a la orden del día».