Tensión en Venezuela por el ingreso de ayuda humanitaria

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Los venezolanos se aprestan a vivir este sábado otra jornada especial dentro del proceso que parece inevitablemente destinado a zanjar la inédita coexistencia de dos gobiernos paralelos pero, al mismo tiempo, convencidos de que no será un día decisivo sino apenas un hito más.

Como tantas veces en los últimos años, el chavismo y sus adversarios se manifestarán públicamente con métodos más o menos similares, en una competencia en la que no es tan relevante el nivel de adhesión popular como la llegada mediática a sus respectivas audiencias.

La fecha de este sábado fue impuesta en el calendario del proceso político de Venezuela por el presidente interino designado por el parlamento, Juan Guaidó, al convocar a sus partidarios a ingresar ayuda humanitaria desde las fronteras y salir a las calles de todo el país.

Con el correr de los días, la euforia por lo que inicialmente muchos interpretaron como una suerte de Día D –la ansiedad es un factor muy presente y relevante dentro del antichavismo– fue dejando paso a la sensación, muy extendida, de que el de hoy seá otro día clave, pero no decisivo.

“El 23 de febrero es un punto que nos lleva a mirar por donde no pasa el proceso, o en todo caso es un hito más; no creo que sea relevante cuál de los dos sectores gane, o si empatan”, dijo a Télam el analista político Benjamín Tripier.

La intuición de que la de este sábado no será una jornada decisiva también fue manifestada ante esta agencia por la ex diputada María Corina Machado, el historiador Diego Urbaneja y el consultor de empresas Abel Calvo, entre otros.

El ingreso de la ayuda humanitaria representa un desafío abierto al presidente chavista, Nicolás Maduro, y a su principal sostén, las fuerzas armadas pero la estrategia de éstos dejó de ser la represión frontal que llevaron adelante desde 2014 hasta fines del mes pasado.

El jefe del palacio de Miraflores, que se sabe cada vez más observado por la comunidad internacional, prefiere evitar mostrarse a cargo de una escalada de violencia política y para ello está dispuesto a pagar el precio de que la oposición ingrese mañana alimentos y medicinas.

En ese sentido, todos los políticos y analistas consultados coincidieron en que el gobierno chavista no avanzará más allá de los típicos obstáculos que tendió al traslado de diputados y ciudadanos hacia la frontera con Colombia, o de incidentes aislados, como el choque entre militares e indígenas que dejó al menos dos muertos y 15 heridos cerca del límite con Brasil.

Si el antichavismo anunció que intentará entrar la ayuda humanitaria desde Cúcuta (Colombia), Roraima (Brasil) y Curazao, es sintomático que Maduro haya cerrado solamente la frontera terrestre con Brasil y el puente aéreo con la isla holandesa.

En cambio, el sucesor de Hugo Chávez no clausuró la frontera con Colombia y solo se mostró interesado en controlar dos de los cuatro puentes internacionales que vinculan a Cúcuta con localidades del estado andino Táchira.

De ese modo, probablemente, cada uno de los dos grandes sectores en pugna le dirá a su audiencia que “ganó”: el chavismo exhibirá pasos fronterizos cerrados en la televisión y los diarios impresos, que controla, y el antichavismo mostrará el ingreso de ayuda humanitaria en los periódicos digitales y las redes sociales, que son los medios a los que tiene acceso.

Mientras tanto, oculto por la repercusión de la cuestión de la ayuda, se cumplirá hoy un mes de la jura de Guaidó, justamente el plazo que la Constitución le otorga a un mandatario interino para llamar a elecciones presidenciales.

“Eso significa que a partir de mañana tendremos dos usurpadores”, razonó Oly Millán, quien fue ministra de dos carteras durante el gobierno de Chávez e integra la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución, un grupo de chavistas disidentes de los métodos de Maduro que no se sumó a la oposición.

Cadena 3

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