En un nuevo episodio del caso de los sobrinos del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, acusados de narcotráfico, trascendió el domingo que momentos antes de ser arrestado, Efraín Campo dijo que usaría las ganancias de la venta de drogas para financiar la campaña de su tía Cilia Flores, esposa del mandatario.
La revelación implicaría más a la familia presidencial en el juicio llevado adelante en Nueva York luego de que Campo y su primo Francisco Flores fueran detenidos por agentes de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) en Haití, mientras intentaban negociar la venta de 800 kilos de cocaína destinados a los EEUU.
Según el diario El Nuevo Herald, Campo admitió en documentos judiciales haber vivido con Cilia Flores, a quien considera una «madre adoptiva», y, presumiblemente, con su marido, Nicolás Maduro.
Desde su arresto, la defensa intenta presentar a los sobrinos de la pareja presidencial como víctimas de una conspiración de los Estados Unidos contra el Gobierno de Venezuela. Flores, abogada y diputada en la Asamblea Nacional venezolana, incluso acusó a la DEA de haber secuestrado a sus sobrinos.
El último giro, sin embargo, la implicaría directamente en las transacciones, ya que un informante confidencial que se hizo pasar por líder del cártel de Sinaloa testificó que Campo le confió que los 20 millones de ganancias estaban destinados a financiar la campaña de Flores.
Los sobrinos fueron arrestados el 10 de noviembre pasado en Puerto Príncipe, Haití, cuando se disponían a vender cocaína a agentes encubiertos de la DEA. Según documentos citados por El Nuevo Herald,planeaban conseguir la droga de rebeldes colombianos.
En las últimas audiencias, el agente especial Sandalio González implicó también en el caso al hermano de la primera dama venezolana, Bladimir Flores, con base en el testimonio de otro informante confidencial.
De esta manera González sostuvo que los «narcosobrinos» teníanconexiones en lo más alto del gobierno venezolano y que usaban el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Caracas, para despachar sus aviones cargados de cocaína.