El Departamento de Bomberos de San Antonio, Texas, informó que un paquete bomba estalló en un centro de distribución de la empresa FedEx, provocando al menos un herido. Según la cadena ABC, el FBI ya se encuentra en el lugar.
Las autoridades aún no confirmaron si se trata de un hecho relacionado con la ola de explosiones de artefactos explosivos que hasta ayer venía afectando a la capital texana, Austin.
Ya son cuatro las explosiones en Austin, en las últimas tres semanas. Este lunes la policía dijo que se estaba frente a un «atacante serial», pero las autoridades están lejos de detener a un sospechoso.
Las tres primeras explosiones fueron paquetes bomba dejados en las puertas de viviendas. Ocurrieron en el lapso de 10 días desde el 2 de marzo y mataron a dos personas y causaron otros dos heridos.
El domingo a la noche, otro explosivo activado por un cable trampa casi invisible dejó otros dos heridos, lo que –según la policía– habla de un grado de sofisticación y conocimiento más elevados por parte del atacante de lo que se sospechaba en un principio.
En un primer momento, la policía barajó la hipótesis de posibles delitos de odio. Ahora, las víctimas son afroestadounidenses, hispanos y blancos de diferentes zonas de Austin, una ciudad cada vez más diversa.
Tras buscar posibles vínculos entre los fallecidos y heridos, la policía admite que la existencia del cable trampa supone que la elección de las víctimas podría ser totalmente aleatoria. Esa bomba estalló cuando dos hombres jóvenes pasaban caminando junto al dispositivo, en una zona residencial.
Por el momento, los investigadores tienen más preguntas que respuestas mientras el miedo se extiende por Austin.
Fuente: agencias
