Topa presenta a su hija, Mitai: “Desde muy chiquito soñé con ser papá”

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“Lo mío no es una cuarentena, ¡es una ochentena!”, dice Diego Topa desde Miami. El conductor infantil, que acaba de convertirse en padre, pasa sus días de aislamiento junto a su pareja, varado en Estados Unidos. Tendrían que haber vuelto hace tres semanas, después de la llegada de Mitai, pero todavía les falta el pasaporte de la beba: “Está todo tan frenado que se tarda más”, explica el animador de los niños a Teleshow.

La primera hija del artista nació en enero mediante un tratamiento de subrogación de vientre, después de varios años de esperar para concretar su deseo: “Ser papá es una experiencia única, maravillosa”, dice Diego ahora, mientras disfruta de su Mitai y se emociona en cada instancia de la charla.

La cuarentena, que lo imposibilita de regresar a su casa para reencontrarse con los suyos -entre ellos su perro Tini-, es también la oportunidad de vivir a pleno el nacimiento reciente.

“En este momento estaría ensayando la obra de teatro que iba a estrenar en julio…”, reflexiona Topa. Con parte de su vida profesional limitada, en cambio está a full con su rol de padre.

—¿Están ustedes solos con Mitai allá, o hay alguien más de la familia?

—Estamos solitos, nosotros tres; la familia en su máxima potencia. Conociéndonos también: todos los días te vas enamorando un poco más.

—¿En qué momento la miraste y sentiste por primera vez: “¡Ay, es mi hija!”?

—Todos los días. Es tan hermoso. Uno no lo puede creer, son las maravillas de la vida. Desde muy chiquito soñé con ser papá y la vida me dio esta oportunidad de subrogar un vientre, que es la forma en la que ella nos eligió. Siempre digo que ellos nos eligen a nosotros y vienen en el momento que quieren y cómo quieren.

—¿Cómo fue el proceso de la subrogación de vientre?

—Una montaña rusa de emociones, pasás por muchos estados. Estuvimos más de cuatro años para poder concretar y vivimos miles de situaciones. En nuestro caso, tuvimos también una pérdida, y eso te genera un montón de sensaciones encontradas y desencontradas. Pero uno vuelve a apostar, y hoy está con nosotros. Y después te olvidás de todo lo que pasaste. No es un proceso fácil. La medicina te acompaña hasta cierto punto, pero es la vida misma la que elige si quiere quedarse o no. Tuvimos muchas complicaciones, pero el final es maravilloso.

—Ahora la ves y todo tiene sentido.

—Todo tiene sentido. Entendés por qué es ella y por qué llegó cuando llegó. Eso me marca en todas las situaciones que me han pasado en la vida y con mi carrera. En el momento uno no entiende por qué te pasa y te frustrás, pero cuando mirás para atrás, son miles de preguntas que van teniendo respuesta con el paso del tiempo.

—¿Cómo fue el día del nacimiento? ¿Ustedes ya estaban allá?

—Fue una travesía. Estaba grabando El ristorantino de Arnoldo, el programa nuevo que estaba haciendo para Disney, y habíamos decidido adelantar todas mis escenas lo más que se pudiera. Terminaba de grabar el 15 de enero y el 6 me suena el teléfono y me dice la mujer subrogada que tenía que viajar urgente porque ya estaba con dilatación. Aceleramos todo y nos fuimos esa misma noche. Teníamos preparadas las valijas, por las dudas. Después ella, Mitai, decidió quedarse un tiempito más, así que nos quedamos esperándola. Fuimos a los monitoreos y nos retrasaron el parto para la fecha pautada, que en principio era el 29 de enero.

—¿Quién es la mujer que los ayudó con la subrogación?

—Es una persona maravillosa con una familia increíble, tenemos una relación hermosa. Obviamente, seguimos en contacto. Los que me conocen saben cómo soy, mi forma de conectarme con la gente y lo cariñoso y lo respetuoso que soy. Es un acto de amor puro el poder acompañar a personas con ganas de soñar ser papás y que, por ahí, no tienen la posibilidad. Siempre estuvo contándonos el paso a paso, me mandaba fotitos de cómo iba la panza, si pateaba, si no la dejaba dormir, el minuto a minuto. Con la gira y la grabación del programa, en el último tramo no había podido venir. Había venido antes a unos monitoreos y había visto su carita por la ecografía 4D, pero ya a lo último estuve a full y estaba medio sensible: quería estar. Pude conocer a toda su familia y creo que Mitai recibió todo su cariño. Estamos súper contentos.

—Estás pasando un momento personal único y el mundo está pasando por una crisis inédita. ¿Es difícil ese contraste entre el afuera y el adentro?

—Es una dicotomía enorme. Lo mío no es una cuarentena, es una ochentena, porque estoy desde el 3 febrero sin poder salir con ella por las vacunas. Estamos súper bien, nos cuidamos, no salimos. Hacemos todo lo que dicen en Argentina: acá hay algunas normativas pero la gente no hace las cosas como las hacen allá.

—¿Cómo está la pareja con la llegada de Mitai?

—Disfrutando de este momento que soñamos hace tanto tiempo, felices. Es un momento maravilloso y único porque también nos permite… Siempre miramos el lado positivo de las cosas. En este momento ya estaría ensayando la obra de teatro que iba a estrenar en julio y que no vamos a poder hacer, así que estamos disfrutando el poder estar con ella más tiempo. Dedicados full full los dos, disfrutando cada risita, descubriendo cada cosa nueva y turnándonos para poder descansar también.

—¿Cómo vienen las noches?

—Mitai entendió las noches perfecto. Tipo ocho duerme la primera fase, que son como cinco horas, y después duerme cuatro, y ya después, dos y media, tres.

—¡A las cinco de la mañana ya estás arriba!

—Sí, a las cinco arriba. Pero siempre dormí cuatro o cinco horas por día, así que mucho no me afecta, con eso estoy bien.

—¿Cómo viene el año de trabajo con esta situación tan particular?

—Cuando se declaró todo, estaba por salir a la venta con el show de vacaciones de invierno y el empapelado de todo Buenos Aires. Justo frenamos antes de mandar a imprimir, así que llegamos a tiempo. Como todos saben no va a haber shows durante todo el año, supongo, así que estamos generando contenidos a través de mis redes sociales y de mi página. Hicimos el contenido de Quédate en casa y también armamos uno para que los más chiquitos puedan hacerse el tapaboca. Los papás me escribían: “No lo quieren usar, Topa, ¿podés armar algo?”, y se nos ocurrió hacer uno con sus propias medias, que tienen el tamaño de sus boquitas. Estoy generando dibujitos, estrenando canciones todos los viernes, y videoclips nuevos. Hace poquito estrenamos Para ser grande, una canción que tiene mucho que ver con Mitai.

—Más allá del contexto, estás en un buen momento.

—Si me preguntas de puro corazón, quisiera estar en mi casa. Nos va a caer toda la ficha cuando podamos estar con nuestras cosas. Extraño mucho…

—Presentarle a Mitai su mundo.

—Nuestro mundo, su casita, que la está esperando hace un montón. Teníamos todo listo para recibirla y está Tini, también, mi perrito, que no te das una idea de lo que lo extraño… Nuestra familia se completa con él.

—¿Cómo está la familia, el tío, los abuelos?

—Todos felices, conectados por la camarita y el Zoom. Matai aprendió que se tiene que comunicar por ahí, les hace caras, se ríe. Algo que es increíble es que la tele es parte de nosotros acá en el departamento, y ella mira a su papá todo el tiempo, cantando, bailando. Mira el programa, las canciones. Es un viaje increíble: que lo que hacía para todos le guste a ella es algo que no puedo creer. Se desespera cuando me ve.

—¿Cómo se lo tomaron tus seguidores? ¿Están celosos, están contentos?

—A veces uno se cuestiona como grande un montón de cosas y los chicos entienden todo. Los fans no paran de escribirme y los papás también. Cuando hice el posteo de Mitai fue una sorpresa. No paré de llorar días y noches porque leía los comentarios y no podía creer. Tengo muchos fans con los que hablo porque tienen problemas de salud y pude hacer videollamada, y cuando la ven se ponen a llorar de emoción. Creo mucho en la energía y en el amor de la gente, y cuando pasó todo esto, nos llegó tanto amor que lo agradezco… Ojalá prontito estemos allá en casa, cerquita, en mi país adorado, que tanto extraño.

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