La escasez de combustible en Bolivia está afectando varios sectores, especialmente productivos y del transporte, que se declararon en emergencia y advirtieron medidas de presión la próxima semana si no se regulariza el suministro de diésel.
Según el dirigente, los transportistas no pueden sacar los granos desde los campos productores hasta las industrias que transforman el producto en aceite y harina de soya. De igual forma, los que llevan el producto a las ciudades y los puertos marítimos para la exportación tampoco pueden operar. “Son más de 10 mil transportistas que forman parte de la cadena productiva y que están perjudicados por la falta de diésel”, añadió Yujra.

“Bolivia colapsó. Hay centenares de camiones esperando descargar el combustible; sin embargo, YPFB no da la cara. ¿Por qué no dice si les han pagado a las empresas transnacionales para que puedan descargar el combustible?”, expresó el presidente cívico, Stello Cochamanidis.
La semana pasada, la estatal petrolera admitió en contacto con Infobae que había una alteración en la logística de distribución de diésel por dos bloqueos que hubo, en las poblaciones de Yapacaní y Yacuiba, que ya fueron levantados. Respecto a la gasolina, indicaron que el suministro era normal pero que se había producido una sobre demanda por el temor a que empiece a escasear.

Más allá de las explicaciones circunstanciales, la falta de combustibles no se debe únicamente a la alteración en la logística de transporte. Los periodos de debastecimiento y la crisis energética se empezaron a sentir varios meses atrás a raíz de la debacle de la industria petrolera local y las crecientes dificultades para la importación por la falta de dólares, a lo que se suma la venta ilegal de diésel y gasolina en las fronteras por su precio comparativamente menor en relación al de los países vecinos.
Bolivia importa el 86% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita para el marcado interno y subvenciona ambos productos. En un mensaje al país en el mes de agosto, el presidente Luis Arce explicó la caída en la producción y responsabilizó al Gobierno de Evo Morales (2006-2019) -del que él fue ministro de Economía- por la falta de proyectos de exploración que derivaron en la crisis energética que atraviesa el país.
Fuente Infobae