En su primera aparición pública después de haberse quedado sin partido político, Evo Morales estuvo en su programa de radio rodeado de dirigentes cocaleros y los senadores Andrónico Rodríguez y Leonardo Loza, que pidieron “unidad” entorno al liderazgo del ex presidente quien afirmó “sindicalmente no vamos a rendirnos ni vamos a vendernos”.
El líder cocalero enfrenta además una serie de procesos legales que su entorno considera una campaña de lawfare para eliminarlo del escenario político mediante la manipulación de la justicia. En las últimas horas, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, anunció que se iniciará una denuncia penal por negación de auxilio, tras el supuesto incidente ocurrido en el Chapare (Cochabamba) en el que la comitiva del ex presidente habría atropellado a un policía y disparado contra las fuerzas del orden, lo que habría derivado en la consecuente persecución y tiroteo a su vehículo.
A esta denuncia se suman otras abiertas desde finales de septiembre, cuando Morales intensificó sus protestas a través de una marcha y un prolongado bloqueo de caminos. La causa más avanzada tiene que ver con el presunto abuso sexual de una menor de edad cuando presidente, por el cual tuvo una orden de captura que quedó sin efecto tras una acción judicial.
El cerco también se cierra contra dirigentes cercanos a Morales. Humberto Claros y Ramiro Cuchi, dos de los campesinos que coordinaron los bloqueos contra el Gobierno, fueron detenidos acusados de los delitos de terrorismo y alzamiento armado. También hay órdenes de detención contra Ponciano Santos, un dirigente afín a Morales y el ex ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, quien desde la clandestinidad alertó que no será un “objetivo fácil” y pidió a la población mantenerse en la lucha contra el “abuso de poder” del gobierno de Luis Arce.
“Las detenciones de dirigentes de organizaciones sociales continúan en Bolivia con la lógica de criminalización de la protesta social. Estas acciones le ponen alfombra roja a la derecha y tienen como fin destruir al bloque popular, que transformó Bolivia en estas últimas décadas”, escribió Gabriela Montaño, ex parlamentaria y una de las figuras más cercanas a Morales.
El ex presidente, rodeado por acusaciones penales y con pocas posiblidades de participar en las elecciones de 2025, permanece refugiado la zona cocalera del centro del país arropado por sus seguidores donde espera reunir a sus aliados el viernes para definir el futuro inmediato del “evismo” en el nuevo escenario político.
Fuente Infobae