Tres palestinos murieron hoy y más de sesenta fueron heridos en la masiva protesta de Gaza convocada para conmemorar el primer aniversario de la Gran Marcha del Retorno, que estuvo marcada por la contención tanto del Ejército israelí como de los manifestantes en la franja.
Más de 40.000 palestinos -una asistencia mayor que la primera convocatoria del año pasado- se concentraron en la valla con la noticia a primera hora de la mañana de la muerte de un palestino herido en choques con el Ejército israelí en la noche del viernes, lo que hizo temer otra jornada sangrienta.
Con los cuatro fallecidos de hoy (tres en las protestas y uno por las de anoche), son cerca de 200 los palestinos que han muerto en estas marchas, y más de 70 -además de dos israelíes- los que han perdido la vida en otros incidentes violentos y enfrentamientos, según cifras de la agencia humanitaria de la ONU en los territorios ocupados, OCHA, desde que comenzara hace un año esta movilización con protestas semanales.
Una delegación egipcia, que se encuentra en la franja y hoy acompañó al jefe del movimiento islamista Hamás, Ismail Haniye, a observar la conmemoración sobre el terreno, ha mediado con ambas partes para evitar otra escalada.
Según pudo comprobar Efe, el Ejército israelí respondió mayoritariamente con material antidisturbios, como gas lacrimógeno, ante los grupos de jóvenes que se aproximaban a la valla, arrojaban piedras y quemaban neumáticos y, según un comunicado militar, también lanzaron granadas y artefactos explosivos.
El Ministerio de Sanidad de Gaza informó de 64 heridos por disparos del Ejército israelí, un número menor a la media que se suele producir semanalmente y que ha dejado más de 6.000 palestinos lesionados por munición real desde hace un año.
Además, un total de más de 300 fueron atendidos por servicios médicos, la mayoría por asfixia por los gases.
Decenas de personas con chalecos naranjas se colocaron en distintos puntos de Gaza para pedir a la gente que no se aproximara a la valla y era visible un alto número de agentes policiales en las zonas de mayor concentración.
La comisión organizadora alejó los campamentos improvisados para la ocasión a más de 700 metros de la frontera, donde se reunían familias, ancianos y jóvenes, entre puestos de comida y vendedores ambulantes en un ambiente festivo y reivindicativo.
«Venimos para mostrar nuestro apoyo al derecho legítimo de retorno que otorgan todas las leyes internacionales. Si las personas mayores que exigen su derecho de retorno mueren, los jóvenes nunca lo olvidarán. La historia lo escribe todo», declaró a Efe Samer Eishan, originario de la región de Haifa, en lo que es hoy Israel.
La llamada Gran Marcha del Retorno pide el fin del bloqueo israelí y la vuelta de los refugiados palestinos a los a los hogares que abandonaron o de los que tuvieron que huir en 1948, y coincide con el Día de la Tierra, que conmemora la muerte de seis civiles en una protesta de 1976 por la confiscación por parte de Israel de tierras de propiedad palestina en Galilea.
Impulsada por la sociedad civil en un primer momento, el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto el enclave y es considerado terrorista por Israel, EE.UU. y la Unión Europea, instrumentalizó las protestas y la inestabilidad ha aumentado desde entonces en la frontera.
Israel reforzó sus tropas para la jornada de hoy, después de una semana que comenzó con un pico de violencia por el lanzamiento de un cohete desde Gaza que cayó en una vivienda israelí hiriendo a siete personas (tres de ellas, niños), y que el Ejército respondió con bombardeos sobre el enclave, incluida la oficina de Haniye.
El coordinador de OCHA, Jamie McGoldrick, se desplazó este sábado a la franja para seguir los acontecimientos y aseguró a Efe que, como otras organizaciones, ha pedido a Israel «contener la manera en la que enfrenta las protestas» y a Hamás que no pusiera a la gente en riesgo.
Iktimal Hamad, responsable de la Comisión de mujeres de la Gran Marcha del Retorno, pidió en declaraciones a Efe a la comunidad internacional que no guarde silencio y aseguró que los palestinos «nunca aceptarán ninguna solución que pueda cambiar el proyecto nacional».
La organización dio por terminada la movilización poco antes de las 16.00 GMT, cuando ya se estaban recogiendo los escenarios y las carpas y la mayoría de la gente había abandonado los puntos de protestas. Poco después, el Ejército informó de que unos 6.000 manifestantes se mantuvieron y arrojaron piedras.
EL Tribuno