La información se filtró este lunes a través de su equipo y fue confirmada por medios como The Washington Post, The New York Times y The Wall Street Journal, todos coincidentes con la selección de Tillerson como próximo jefe de la diplomacia si es ratificado por el Senado.
Nacido en Texas, Tillerson no tiene experiencia política alguna -al igual que el mismo Trump-, pero es reconocido por sus puntos de vista conservadores.
Con 64 años, tiene tras de sí una carrera profesional vinculada a ExxonMobil, empresa en la que entró a trabajar en 1975 como ingeniero de producción cuando se llamaba Exxon.
En 2004, se convirtió en presidente y director de la compañía, y dos años después fue elegido consejero delegado.
Los legisladores pondrán la lupa sobre la relación de Tillerson con Putin y sus operaciones en ese país y Oriente Medio.
De acuerdo con el Washington Post, un creciente número de senadores republicanos se han mostrado reacios a confirmar a Tillerson.
Trump había calificado recientemente a Tillerson como «una figura mundial de primer orden y un negociador», según la agencia de noticias EFE, y DPA hizo notar que con la nominación optó por un candidato destacado por la negociación de un multimillonario acuerdo energético con Moscú.
El Kremlin reaccionó con elogios a Tillerson, pero fue cauteloso. Según el asesor de la presidencia rusa, Yuri Ushakov, Tillerson es un un «individuo más bien sólido, con opinión y punto de vista propios, y, por cierto, en su ámbito es un gran profesional».
Tiene «buenas relaciones de negocios» con los «representantes rusos, y no solo el Presidente», agregó, citado por la agencia de noticias TASS.
Según el asesor Rusia está dispuesta a «salir de esta situación crítica, que no es buena para Rusia ni para Estados Unidos». «En la relación entre dos grandes potencias, el actual estado de cosas es absurdo», consginó.
Sin embargo, Ushakov agregó que «queda por verse cómo preferirá actuar» el nuevo gobierno estadounidense, e hizo notar además que el gabinete tiene que pasar por el filtro del Senado, «algo nada fácil».
Ya antes, desde Belgrado, el canciller ruso, Serguei Lavrov, definió a Tillerson como un «pragmático», lo cual, dijo en conferencia de prensa en Belgrado, permite esperar un desarrollo de la cooperación entre Rusia y Estados Unidos sobre un pie de igualdad.
Tillerson se ha pronunciado reiteradas veces a favor de una cooperación más estrecha con la compañía estatal rusa Rosneft. El presidente de esta petrolera, Igor Sechin, es un hombre de confianza de Putin.
Tillerson fue presidente de ExxonMobil desde 2006, y desde ese lugar logró trazar muy buenas relaciones con Rusia.
Según el diario The Wall Street Journal, Tillerson fue el artífice de un acuerdo energético con Rusia en 2011 valorado en 500.000 millones de dólares. El acuerdo se encuentra en suspenso por las sanciones al Kremlin por la adhesión de Crimea a Rusia en 2014.
ExxonMobil -la novena empresa más grande del mundo, según la revista Forbes- ha señalado que le gustaría seguir adelante con lo convenido una vez que se levanten las sanciones, lo que podría facilitar Tillerson como jefe de la diplomacia estadounidense.
Putin le entregó en 2013 la Orden de la Amistad, una de las máximas distinciones que se conceden en Rusia a ciudadanos extranjeros.
El nombramiento puede servir también para distender, aunque sea parcialmente, las relaciones de Trump con una China escaldada ante sus recientes muestras de desconfianza con la tesis de «una sola China» (Beijing como única representante de China, en desmedro de Taiwán) por parte de Trump.
Apenas se confirmó el trascendido, el gobierno chino subrayó su «deseo» de trabajar con quien se convierta en el nuevo Secretario de Estado.
«Sea quien sea el secretario de Estado de EE.UU., China está deseosa de trabajar con él para promover el progreso de las relaciones bilaterales desde un nuevo punto de partida», subrayó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, en una rueda de prensa en Pekín.
Fuente: Telam