Trump ratificó su apoyo a la Policía en una ciudad marcada por la tensión racial

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Pese a los pedidos de las autoridades locales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajó hoy Kenosha, la localidad de Wisconsin que quedó en el ojo de la tormenta de las protestas y los disturbios contra la brutalidad y el racismo policial, para ratificar su apoyo a las fuerzas de seguridad, mientras la familia de Jacob Blake, la más reciente víctima, se negó a recibirlo.

“No voy a jugar a la política. Estamos hablando de la vida de mi hijo. No me voy a meter en la política. Solo se trata de mi hijo. No tiene nada que ver con una foto armada. Tiene que ver con la operación de Jacob”, le explicó el padre de Blake, también llamado Jacob, a la cadena CNN, luego de encabezar una “celebración de la comunidad” para distanciarse de la visita del presidente a la ciudad.

Su hermano, Justin, agregó en un comunicado que envió a la prensa: “No necesitamos más dolor y división de un presidente que busca impulsar su campaña a expensas de esta ciudad. Queremos justicia y ayuda para nuestra comunidad vibrante”.

Ninguno de los pedidos públicos ni la acusación de su rival electoral, Joe Biden, de estar “echando fuego a la tensión política” evitó la visita del presidente a uno de los estados claves para las elecciones de noviembre próximo.

En su tercera visita a Wisconsin en lo que va del año, Trump eligió entonces recorrer una escuela que se convirtió en una sede para el despliegue de fuerzas de seguridad durante las protestas y disturbios, y también uno de los negocios destruidos y a sus propietarios, todos blancos.

Escuchó sus reclamos y responsabilizó de la “destrucción” del edificio y de “la ciudad” a las autoridades demócratas.

“Simplemente no quieren que vengamos acá. Estos gobernadores no quieren llamarnos y los alcaldes no quieren llamarnos. Deben pedirlo ellos”, explicó en mandatario, en referencia a sus constantes ofertas de enviar la Guardia Nacional u otras fuerzas de seguridad federales para militarizar las calles.

Cuando visitó la escuela devenida en centro policial, Trump agradeció “el excelente trabajo” de los oficiales y alertó, una vez más, de la “izquierda radical demócrata” que siembra el caos en las ciudades. Puso como ejemplo a la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, una dirigente que apoyó los reclamos y las protestas del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) en los últimos meses.

Hace dos domingos, un policía blanco con siete años de experiencia en la fuerza en Kenosha disparó siete tiros por la espalda a Blake, un joven negro de 29 años que estaba visiblemente desarmado y con su pareja y sus niños pequeños.

Blake quedó parapléjico, sigue internado -durante varios días la Policía lo mantuvo esposado a la cama pese a no estar acusado de ningún delito- y el oficial que le disparó fue suspendido, pero aún no se lo acusó formalmente de nada.

La falta de respuesta institucional provocó, una vez más, una ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Kenosha. Con la reactivación de las manifestaciones también se reactivó el discurso agresivo de Trump, su Gobierno y, ahora, su campaña de reelección.

Mientras la semana pasada en la Convención Nacional Republicana se calificaba a los policías como víctimas de una supuesta “izquierda radical” demócrata y se acusaba a los manifestantes de “saqueadores y agitadores comunistas”, un joven blanco simpatizante de Trump irrumpió en una de las protestas en Kenosha y asesinó a dos personas e hirió a una tercera.

Anoche, en una entrevista con el canal Fox News, Trump no solo justificó al joven que asesinó a dos personas y está hoy detenido -Kyle Rittenhouse-, sino que también comparó a la brutalidad policial con los jugadores de golf que se “taran” porque pierden una jugada inicialmente fácil.

“Podes ser un oficial de policía por 15 años y de repente te enfrentan. Tenes un cuarto de segundo para tomar una decisión. Si no tomas una decisión o te equivocas, estas muerto. La gente se tara en esas circunstancias y toma una mala decisión”, explicó el mandatario para justificar los más recientes casos de acribillamientos por la espalda a personas desarmadas y linchamientos o tomas para asfixiar a detenidos que están en el suelo.

Trump también justificó a su joven simpatizante que asesinó a dos personas en Kenosha el martes pasado, tras responder el llamado de una milicia de extrema derecha que llamaba a retomar el orden en las calles.

“Estaba tratando de escaparse de ellos, supongo, así parece”, aseguró el mandatario en referencia a los manifestantes que estaban en las calles esa noche, en medio de un clima de creciente violencia y enfrentamientos con la Policía.

“Supongo que estaba en grandes problemas. Probablemente lo habrían matado”, agregó Trump para justificar sus disparos contra tres personas, aunque los videos de esa noche demuestran que el joven disparó antes de caerse al suelo cuando intentaba escapar.

Horas antes de que Trump aterrizara en Kenosha, un nuevo video de la muerte de un negro a manos de un policía se viralizó en las redes, esta vez en Los Angeles, una ciudad californiana que ha vivido en las últimas décadas algunos de los disturbios raciales más violentos del país.

Según las imágenes, la Policía intentó detener a un hombre que viajaba en bicicleta por una infracción de tránsito y cuando éste intentó huir con una toalla y ropa en las manos, le dispararon varios tiros. Falleció en el instante en plena calle.

Los Andes

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