Sólo el lunes, tres días después del comienzo del fin de semana largo, y cuando el sol lo permitió, las playas de Mar del Plata empezaron a llenarse de turistas. La imagen dejó satisfechos a los comerciantes y a los empresarios del sector, sobre todo por la elevada ocupación hotelera (casi 85%). Sin embargo, no del todo: todavía se mantiene la incertidumbre sobre la próxima temporada.
En los sectores inmobiliario y hotelero reconocen que las consultas por precios y disponibilidad de alojamiento son una constante desde comienzos de octubre pasado. De hecho, hay una imagen que se repite: en las oficinas de reserva, los dedos de los que atienden el teléfono repiquetean contra los escritorios, en una suerte de tensa espera por las confirmaciones. Cariló, Mar de las Pampas y Pinamar, en ese orden, son los centros que cuentan ya con reservas, a pesar de que todavía los indicadores estén lejos de lo esperado. «Igual e incluso por debajo del año pasado durante la misma fecha», coinciden en el sector.
Este ritmo algo más lento, al que el mercado no quiere acostumbrarse, lo atribuyen a dos factores. Por un lado, consideran que la demora en la toma de decisiones de los veraneantes se debe al inminente cambio de gobierno. Por el otro, se preocupan por los ventajosos precios que proponen las playas brasileñas.
En Mar del Plata todavía el proceso es más lento, pero no asusta al sector. Hace un tiempo que aquí se acostumbraron a que, ante la amplia disponibilidad de camas, los interesados concreten sobre la marcha. Previamente, revisaron la oferta por Internet e incluso el pronóstico meteorológico.
Algo de esto sucedió este fin de semana largo. La oportunidad prometía que, a diferencia de la escapada de fines de noviembre, se iba a poder disfrutar de la playa. Y fue en ese momento, cuando la ruta 2, ya desde la madrugada del jueves pasado, se cargó de tránsito con destino a la costa. «Tenemos un 80 a 85% de la hotelería ocupada, lo que es un muy buen dato para esta fecha», señaló Sergio Palena, titular de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mar del Plata.
Entre los concesionarios de los balnearios también hay conformidad porque con el buen tiempo la caja se empieza a «mover». No sólo con los marplatenses, la principal clientela a la hora de alquilar carpas y sombrillas por mes o temporada completa, sino con los recién llegados, dispuestos a pagar entre 300 a 500 pesos -valores todavía similares a los del verano anterior- por algo de sombra y servicios para pasar el día junto al mar. Sin embargo, a partir de enero esos valores tendrán subas de entre un 25 y 30%.
Marcha lenta
Pinamar ya empieza a parecerse a la postal de cada verano: los locales de temporada abrieron o están a punto de hacerlo.
«La ciudad recibió mucha gente, más que en el fin de semana largo de noviembre [el feriado del 27], y en nuestro caso la ocupación fue muy buena, sobre todo el sábado y el domingo, que tuvimos todo completo», detalló Raúl, del tradicional Playas Hotel.
Si es por el volumen de visitantes que llegan en estos días, en Cariló están felices. Otra vez el turismo respondió y el bosque tomó una dinámica muy parecida a la que se ve durante el verano. Ampliada esta vez a la playa, donde hubo que buscar reparo para disfrutar del sol y el viento que dominó el día.
Es el destino preferido por los viajeros de perfil económico más elevado. Es también el que tiene la mayor cantidad de propietarios que lograron alquilar sus viviendas a turistas por el verano. Además, ya hay otros inquilinos temporales que esperan ansiosos que la inmobiliaria les termine de confirmar la operación.
Según pudo confirmar LA NACION, a la fecha las reservas para enero no superan el 65%. Esto significaría unos puntos por debajo de la misma fecha del año pasado, que terminó con buenos resultados.
Este ritmo algo más lento al que el mercado no quiere acostumbrarse lo relacionan con dos motivos. El que más ilusiones genera es que los veraneantes retarden las definiciones a la espera de las potenciales variaciones en el escenario económico por el cambio de gobierno. La otra causa, que es la que más preocupa, es que las clases media y alta hayan aprovechado los precios ventajosos que proponen las playas de Brasil a partir de las sucesivas devaluaciones de su moneda, el real, y los reintegros aún vigentes para compras con tarjeta de crédito en el exterior.
Estos dos fines de semana largos, con la posibilidad de contacto cara a cara, están dejando como señal que hay interés en veranear en la costa. La sensación que queda es que el acelerador de precios está yendo más a fondo de lo que se esperaba. A días del pico de demanda, aún hay tiempo para que la estrategia de los operadores entre en sintonía con la demanda y el bolsillo de los turistas.
Expectativas en Punta del Este
En Punta del Este, los turistas argentinos ya comenzaron a hacer sus reservas para el verano. El presidente de la cámara inmobiliaria de la zona, Juan Francisco Bistiancic, dijo a LA NACION que «comenzó el movimiento» de negocios de alquileres, y que «hay un ánimo mucho mejor para lo que puede ser el verano 2016».
Consultado sobre el impacto del inminente cambio de gobierno en la Argentina sobre el panorama inmobiliario, Bistiancic respondió: «Lo mencionan directamente los turistas, los argentinos que tienen casas acá, ven los anuncios con buenos ojos y sienten que aunque no sea inmediato, habrá mejoras» sustanciales en la posibilidad de movilizar dinero».
la nacion