José Sala es cordobés y desde hace unos años vive en Trenque Lauquen, ciudad a la que llegó en busca de trabajo, sin embargo no tuvo suerte y de entonces junta cartones para un proyecto de reciclaje. Mientras buscaba cajas, encontró en una de ellas un sobre más de un millón de pesos y se lo devolvió a su dueño.
Los medios locales de la ciudad contaron que José estaba desarmando una caja de las que había recolectado, cuando de repente vio un sobre que estaba escondido debajo de una de las alas de cartón. Cuando lo abrió, se encontró con cheques, dólares y euros que daban la suma total de un millón de pesos.
Salas decidió reportar inmediatamente lo sucedido a su jefe, Pedro Roig, un dirigente político de la zona que le ofreció el trabajo de cartonero que actualmente tiene.
En el dorso del sobre figuraba el nombre y el lugar de trabajo de la persona que debía recibir ese dinero. Según informó Clarín, era de Nicolás Grunale, el responsable de la concesionaria de autos Lens de la ciudad. Entonces sin dudar, José se dirigió hasta el lugar con la sorpresa.
Cuando Grunale lo vio no podía creer lo sucedido y José no podía más de la “vergüenza” de tener con él algo que no le pertenecía y que podía estar preocupando de más a otra persona por su pérdida.
En diálogo con La Opinión, Grunale contó lo que pasó con ese sobre: “En una encomienda grande venían contratos de ahorro, papeles de autos usados y documentación propia del negocio. Y abajo de todo venía un sobre chiquito a mi nombre con 300 euros, 1.000 dólares y cheques registrados en nuestro sistema por 950.000 pesos”.
“Ese sobre se traspapeló en la caja y quienes recibieron la encomienda no lo vieron y así como estaba se tiró a la basura. Estaba esperando ese envío y me parecía raro que no llegara”, agregó.
Fue así que llegó a las manos de José. Y tras su noble gesto de devolver lo que no era suyo, desde la concesionaria decidieron recompensar al humilde héroe que “en un principio no quiso aceptar” nada por su acción.
“La verdad es que José es una persona de primera. Un pibe muy humilde, y sinceramente su actitud nos tocó el alma. Le dimos una buena recompensa, charlamos un rato largo y nos hicimos amigos”, resaltó Nicolás.
Pero sin embargo, le dieron una suma de dinero, lo vistieron con ropa de la marca que comercializa el concesionario, le prometieron zapatillas y una moto que le servirá para reemplazar la bicicleta con la que hace su trabajo.
“Es un tipazo, es un crack, un maestro. Tiene una historia de vida increíble, con muchos sufrimientos, pero tiene grandes valores humanos y de honradez que no se encuentran todos los días”, dijo Grunale.
Y finalmente concluyó: “Lo que vale es el gesto de este chico, un joven humilde que con tanta integridad moral sorprendió sobre todo en estos momentos en donde hay tanta necesidad. Es una caricia para el alma en esta sociedad donde hay tanta mala onda y negatividad. Sinceramente nos pone muy contentos y nos muestra que hay más gente buena que mala”.
Los Andes