Un comisario de la Policía Bonaerense amenazó de muerte a un subcomisario que investiga corrupción policial en Mar del Plata

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En la película Distrito 34: corrupción total desde la primera escena ya se conoce quiénes son los policías buenos y quién el malo. De arranque nomás Nick Nolte, que interpreta al agente Michael Brennan, un detective con muy poco apego a la ley, asesina a sangre fría a un ladrón de poca monta en un oscuro callejón de Manhattan.

Dirá que fue en defensa propia. Pero no le creen y Asuntos Internos comienza a investigarlo. La pieza, filmada en 1990, y dirigida por Sidney Lumet, es un clásico del género que vale la pena sentarse a ver. Sin ánimo de adelantar el argumento, es dable recordar que cuando la pesquisa llega a manos del abogado Al Francis Reilly (Timothy Hutton), un joven ayudante del fiscal de distrito, la historia se vuelve más violenta.

Fajos de dólares manchados con sangre, narcotraficantes amparados por uniformados; crímenes para cubrir rastros; un patrullero sumergido en el Río Hudson, y policías que se niegan a ingresar a la espiral de corrupción que intenta imponer Brennan bajo amenaza de muerte. Con un escenario distinto, pero con una matriz corrupta similar, lo que ocurre en la Policía Bonaerense de Mar del Plata, podría ser la secuela del filme en el que también actuaron Patrick O’Neal y Armand Assante, entre otros.

Como si se tratara de una escena más de Questions & Answers –tal su título original-  el 15 de mayo pasado, y ante Romina Dalla Nora, la secretaria del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, el subcomisario Ramiro José Dorantti García, uno de los detectives de la Auditoría General de Asuntos Internos (AGAI) de Mar del Plata denunció que su colega, el comisario Facundo Martín Pardo, lo amenazó de muerte en un estacionamiento por investigar al Comando de Patrulla de esa ciudad balnearia y que terminó con las detenciones y separación de sus cargos del comisario Flavio Casas, Jefe del Comando de Patrulla de Mar del Plata; el subcomisario Alejandro Bravo, jefe del Comando de Patrulla Zona Sur; el capitán Cristian González; del oficial subinspector David Domínguez; el teniente Gustavo Fugas; y de la oficial subayudante Victoria Campana.

«A vos te van a matar e, te van a matar. Te van a matar, yo sé por qué te lo digo», declaró ante la fiscalía que le dijo el comisario Pardo, quien estaba  «siempre sonriéndose». Y aclaró: «Estas amenazas tienen relación con el hecho que se denunció por adulteración de odómetros de los móviles y motovehículos policiales».

Esta fue la segunda vez que el comisario Pardo intentó intimidar al hombre que se dedica a investigar la corrupción entre sus pares.

En enero, después de apresar en la localidad marplatense de Playa Grande a un hombre que se hacía pasar por un comisario mayor y asesor del Ministerio de Seguridad bonaerense, que prometía «agilizar trámites, conseguir ascensos y resolver carpetas médicas» a los uniformados a cambio de dinero, el comisario Pardo, en el mismo sector cocheras del Complejo Vucetich, ubicado en la calle Independencia 2447, encaró de mala manera a Dorantti García.

En el encuentro, que como el último tampoco quedó registrado porque en el lugar no hay cámaras de seguridad, víctima y victimario mantuvieron el siguiente diálogo:

– ¿Vos estás en Asuntos Internos? ¿Sos vos?

– Sí.

– ¿No tenes miedo por tu familia?

Ante esa situación, siempre según el subcomisario, este le respondió a Pardo: «Miedo tienen que tener los chorros».

El depósito

La reciente amenaza coincide con la profundización de la investigación judicial y de Asuntos Internos por la estafa con el combustible que está caratulada como «asociación ilícita» y «defraudación al estado».

Declaraciones testimoniales llevaron a los detectives y a la fiscalía hasta un depósito de vehículos policiales ubicado en la intersección de las calles Juan B. Justo y Reforma Universitaria, dónde se descubrieron casi medio centenar de patrulleros y móviles, usados y nuevos.

Hasta ahora, ni Asuntos Internos ni la justicia encontró la documentación que justifique su ingreso a ese lugar.

Como se observan en las fotografías del allanamiento, a algunos vehículos les falta el motor,  autopartes y neumáticos; otros están chocados, pero algunos… impecables.

Los instructores trabajan sobre varias hipótesis que podrían convivir una con otra:

1) Que, como en el caso anterior, se fraguaban facturas por combustible para las unidades ingresadas de manera clandestina al depósito.

2) Qué se comercializaran algunas de las piezas más preciadas de los patrulleros.

Tanto en la justicia como en el ministerio de Seguridad bonaerense creen que la intimidación contra el subcomisario tenía como objetivo intentar paralizar esta una pesquisa que no se sabe a dónde terminará, ya que no sería de extrañar que estamentos superiores al Comando de Patrulla marplatense estén implicados en estas maniobras delictivas, como lo habrían sugerido en algunas declaraciones testimoniales.

Otro policía desplazado

Infobae pudo acreditar que a través del sumario 1050-37.746/518, el comisario Facundo Martín Pardo, fue «desafectado del servicio como medida cautelar a partir del 17 de mayo de 2018» por «haber incurrido en un hecho que configuraría una grave afectación a la ética y la honestidad como así también a la racionalidad y la legalidad, toda vez que habría realizado comentarios intimidatorios al subcomisario Ramiro José Dorantti García» el 14 de mayo, es decir, un día antes que denunciara el hecho ante la justicia.

El incidente entre el comisario Pardo y el detective de Asuntos Internos parece ser sólo el comienzo y no el final de una larga cadena de hechos inescrupulosos.

Tanto es así, que la versión local de Questions & Answers parece dar más para una serie de 12 capítulos de Netflix titulada Mar del Plata: corrupción total, que para una película de menos de dos horas de duración.

Argumentos para un buen guión sobran. Ya en el año 2004 y durante una larga entrevista para el libro que escribió quien firma esta nota y que se llama Asuntos Internos, las mafias policiales contadas desde adentro, un comisario confesó: «Lo mismo que hacen los delincuentes lo hacen los malos policías. Digamos que los muchachos no dejan afuera ningún artículo del Código Penal. De la A a la Z, hacen todo».

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