Un delfín en celo obligó a las autoridades de Landévennec, un pueblo de Francia, a cerrar la playa, debido a que asusta a los turistas y lugareños y se frota sobre ellos.
El animal, incluso, evitó que varios nadadores salieran del mar y hasta empujó a una mujer. Por el evidente estado de excitación sexual, también se acercaba con kayaks y otras embarcaciones pequeñas que estaban en la zona.
La gente del lugar bautizó al delfín, de unos tres metros de largo, como “Zafar”. Si bien en un principio los niños estaban fascinados cuando el delfín aparecía de repente y nadaba alrededor de sus botes, la situación cambió días atrás por el comportamiento del cetáceo.
Los diversos intentos de Zafar para satisfacer sus necesidades no sólo fueron insuficientes, sino que obligaron al alcalde de Landévennec, Roger Lars, a prohibir el nado y el buceo cerca de la costa, cada vez que se ve a Zafar por la zona, con el fin de evitar incidentes.
«Emití el decreto para preservar la seguridad de las personas»,indicó el alcalde. Según el diario The Telegraph, las personas también tienen prohibido estar a menos de 50 metros del delfín.
Elizabeth Hawkins, investigadora de Dolphin Research Australia, explicó que el comportamiento «agresivo» y «hostigador» no es algo inusual para un delfín que está en la situación de “Zafar”. El animal es lo que los investigadores describen como «un delfín social solitario», lo que significa que, por alguna razón, ha sido aislado de otros delfines y ahora es un «paria social».
El delfín está «teniendo el anhelo del contacto social de cohortes y esa necesidad no se cumple, por lo que puede probar diferentes comportamientos hacia los humanos para tratar de lograr esa realización social», argumentó.
En ese sentido, la especialista contó que se ha observado que los delfines y las diferentes especies de ballenas se frotan contra objetos por lo que parece ser algún tipo de satisfacción sexual.
Pese a la preocupación de algunos pobladores, “Zafar” aún no ha herido a nadie, algo que motivó a algunos a desafiar la prohibición de la natación y animarse a establecer un vínculo amigable con el delfín.
«Este animal no es peligroso. Nunca se han observado contratiempos en el entorno natural entre un delfín y un humano», señaló Erwan Le Cornec, especialista de derecho ambiental.
Los Andes